Ciñéndonos a Polanski como realizador y dejando todo lo demás fuera, hay que reconocer que Polanski es uno de los pocos clásicos modernos que quedan. Quizá no sea de mis directores favoritos pero eso no quita que no reconozca su importancia y que nos ha regalado algunas películas muy notables como La muerte y la doncella, La semilla del diablo o Chinatown. Bien es cierto que su último cine no me interesaba demasiado, incluyendo El pianista que cada día me apasiona menos, y que desde que dirigió La novena puerta siempre he pensado que su talento daba mucho más que para hacer ese tipo de películas u otra adaptación de Oliver Twist con una ambientación más oscura. Quizá su nueva película no sea una obra maestra, pero al menos recupera ese tipo de cine del director que me interesa ver, que maneja con buena mano las obsesiones, que trabaja los personajes sin descuidar ninguno, que teje una trama donde el aspecto psicológico está bien tratado, que contiene momentos de tensión llevados con la buena mano del realizador. No todo es perfecto, pero es puro Polanski. Algo más comercial, pero Polanski.
Con un trama sencilla, en la que un escritor aparece muerto mientras está escribiendo las memorias de un antiguo ministro en plena actualidad por verse implicado en algunos asuntos turbios en aquella época, sus memorias serán continuadas por otro escritor calificado como "fantasma" o como "negro" en la versión doblada. Ese escritor convertirá las palabras del político en prosa para que acaben resultando en un libro. Con solo eso, Polanski es capaz de rodar un thriller de gran elegancia que ya desde su primera escena tremenda con el bote llegando al muelle quiere dejar claras cuales van a ser sus intenciones. Intenciones de las que no se aleja encerrando a sus personajes en un pequeño pueblo y en la mansión en la que se ven recluidos. Polanski dirige con nervio, sin acelerarse, con mucho pulso, dotando a la película de un clima especial que la gran mayoría de directores actuales no pueden o no saben hacer. Además acompañado en algunos momentos por un humor muy cínico que desahoga en determinados momentos. Se nota también que en la trama hay algo personal, se pueden ver semejanzas con la situación que vive el propio director dentro de su vida privada en la actualidad.
Como ya he dicho, la película no es perfecta y quizá en esa trama, en la investigación que el personaje de McGregor acomete, cojea un poco hacía la mitad, antes de llegar al final de la película, pero desde luego es algo que no molesta demasiado y que está más o menos bien controlado.
También cabe destacar el absoluto control que ejerce Polanski sobre sus actores y como saca lo mejor de cada uno desde el que más minutos tiene en pantalla, un creíble Ewan McGregor controlado y que en ningún momento se excede, hasta los que menos minutos tienen, grandes profesionales del calibre de Tom Wilkinson o Eli Wallach que en las escenas que tienen están perfectos, especialmente el primero. Si a eso le sumas un carismático Pierce Brosnan que está muy bien en el papel del político y, la reina de la función, una Olivia Williams que hace suya la película cada vez que aparece, todos ellos te muestran como Polanski ha sustentado también su película en unos actores que lo han dado todo y que él los ha recompensado con papeles muy jugosos.
Una película muy digna de ver y una película que refleja con mucho acierto las obsesiones habituales del cine de Roman Polanski mezclado con una comercialidad que hacen que quizá su producto no tenga ese toque personal que sí tenían algunas de sus películas dirigidas en los 60 o los 70 como Repulsión o El quimérico inquilino, pero que nos seguimos encontrando ante una película metida dentro de su universo. Y que se sigue demostrando que, hoy en día, siguen siendo los grandes directores, los "clásicos modernos" los que siguen manteniendo, en lo que a calidad se refiere, esto a flote.
lunes, 29 de marzo de 2010
domingo, 28 de marzo de 2010
Edge of Darkness (Al límite)
El esperado retorno de Mel Gibson a la actuación se salda con la típica película de padre que trabajaba con la policía y que, tras la muerte de un ser querido, en este caso su hija, decidirá volver a coger sus viejas pistolas, iniciar una investigación por su parte y buscar el ojo por ojo con los que han hecho esto. Me recuerda un poco al argumento de la francesa Taken en lo que se refiere a los personajes de Gibson y de Liam Neeson, solo que en aquella no mataban a la hija de Liam, la secuestraban y tiraba más hacía un tipo de acción más frenética, mientras que Edge of Darkness tiene un sello más elegante que no convierte a la película en un producto bueno pero que por lo menos le confiere cierta fuerza visual pese a que el resto de cosas, especialmente en lo que se refiere a argumento, no acompañe con igual acierto. Respecto a Mel, no soy el mayor fan de las películas que ha dirigido, ni me gustan Braveheart ni Apocalypto, pero reconozco que Mel sabe lo que quiere, retrata bien la violencia y que hace un cine de acción algo superior al que se realiza hoy en día, lo cual tampoco es demasiado y a mí sus productos me acaban decepcionando aunque eso no importa demasiado aquí porque él no dirige. Respecto a su unión con el a veces competente pero muy irregular Martin Campbell, se puede decir que nos ofrecen una película a ratos entretenida, pero olvidable sustentada en un guión mediocre de William Monahan, el guionista de moda en Hollywood gracias a su colaboración con Scorsese en The departed.
Y es que para esta nueva aventura de Mel Gibson no se requiere un gran guión pero sí uno que vaya a donde quiere ir sin ningún tipo de reparos, que no se lie al retratar a los personajes, que tengamos bien claro quien es cada uno y el porque están ahí. El personaje de Ray Winstone te puede gustar más o menos pero no queda muy claro sus motivos. Que tiene presencia, por supuesto, Winstone es un actor con carisma, pero se queda en eso. Monahan no te da eso, la investigación de Gibson del pasado de su hija, los encuentros de este con los miembros que trabajaba, amigas o novios no consiguen mantenerte en tensión, se atropella sola sin saber bien la causa en muchos momentos. Respecto a Mel, se dedica a repetir el mismo personaje que cultivó durante bastantes años. Técnicamente la película cumple a la perfección, pese a ese atropellamiento sí que tiene cierto ritmo que al menos hace que la película no aburra en exceso e intenta dar lo que promete aunque sin grandes alardes, bien es cierto. Martin Campbell dirige de manera eficaz sin pararse a pensar mucho en los detalles y cumple con su cometido pero dotando al producto de impersonalidad.
Y es que para esta nueva aventura de Mel Gibson no se requiere un gran guión pero sí uno que vaya a donde quiere ir sin ningún tipo de reparos, que no se lie al retratar a los personajes, que tengamos bien claro quien es cada uno y el porque están ahí. El personaje de Ray Winstone te puede gustar más o menos pero no queda muy claro sus motivos. Que tiene presencia, por supuesto, Winstone es un actor con carisma, pero se queda en eso. Monahan no te da eso, la investigación de Gibson del pasado de su hija, los encuentros de este con los miembros que trabajaba, amigas o novios no consiguen mantenerte en tensión, se atropella sola sin saber bien la causa en muchos momentos. Respecto a Mel, se dedica a repetir el mismo personaje que cultivó durante bastantes años. Técnicamente la película cumple a la perfección, pese a ese atropellamiento sí que tiene cierto ritmo que al menos hace que la película no aburra en exceso e intenta dar lo que promete aunque sin grandes alardes, bien es cierto. Martin Campbell dirige de manera eficaz sin pararse a pensar mucho en los detalles y cumple con su cometido pero dotando al producto de impersonalidad.
domingo, 14 de marzo de 2010
Green Zone (spoilers)
Nueva unión entre el director Paul Greengrass y el actor Matt Damon después de trabajar juntos en las últimas dos partes de la trilogía de Jason Bourne, dirigidas por el primero e interpretadas por el segundo, El mito de Bourne y El ultimátum de Bourne, dos películas que redefinieron, junto a algunas otras, el nuevo cine de acción con movimientos de cámara muy rápidos, con un manejo de la cámara muy nervioso que llegaron a influir incluso en las aventuras del nuevo James Bond interpretado por Daniel Craig. Paul Greengrass además de las dos partes de Bourne, siempre ha dirigido un tipo de cine comprometido, historias basadas en hechos reales que conmocionaron al mundo. Primero fue el domingo sangriento en Irlanda en la muy recomendable Bloody Sunday, después también retrató uno de los aviones suicidas del 11 de septiembre en United 93 y además también escribió Omagh, deudora del estilo de Bloody Sunday, que trató uno de los atentados en Irlanda, en la pequeña ciudad de Omagh. Ahora con Green Zone, adaptación de una novela, traslada la acción a Irak para tratar los "ficticios" rumores de que en el país no había armas de destrucción masiva y que la ocupación de dicho país fue una gran mentira ideada por algunas personas para justificar una invasión que creían necesaria para poner fin al reinado de Saddam e intentar llevar la paz de una manera muy hipócrita, imponiendo ellos al nuevo líder y destrozando el país, dejándolo en ruinas, dicho sea de paso.
Greengrass idea su película sobre una gran mentira, sobre la búsqueda de la verdad a cargo de uno de los soldados de EEUU que lidera una unidad que busca las armas de destrucción masiva, que ve como en cada registro que hacen con las coordenadas que le mandan desde inteligencia siempre son incorrectas, nunca encuentran las armas. El personaje de Matt Damon empieza a cuestionar primero la información y, después de contactar con el personaje de Brendan Gleeson, todo el tema de la invasión apoyado también cuando se ve involucrado, después de una información obtenida por un iraki con el que formará equipo, en un conflicto con uno de los hombres importantes de Saddam. A medida que avanza la trama vemos como la mentira cada vez se hace menos enmarañada, va teniendo claridad y todo apunta hacía una persona en concreto como principal responsable, uno de esos hombres que hará cualquier cosa por sacar todo adelante sin importarle las formas: el personaje interpretado por Greg Kinnear.
Todo esto lo trata Greengrass con sobriedad, apoyado por la labor del casi siempre competente Brian Helgeland en el guión, sin grandes sorpresas pero sin fallos de relumbrón, dando escenas de acción bien resueltas y dirigidas y apoyados en un Matt Damon que cumple en el plano físico en una interpretación en la que no se le exige demasiado más que sea creíble en esa búsqueda que inicia su personaje para saber lo que verdaderamente está sucediendo. Cumple con eso.
Green Zone es una obra entretenida, quizá te hará cuestionarte cosas, quizá no. Para muchos, este tipo de cine que trata temas delicados basado en hechos reales siempre debe tener algo más que simple entretenimiento, que no se pueden tratar tan a la ligera. Green Zone, dependiendo del espectador, te puede dar entretenimiento o algo más. A mí me ha dado especialmente lo primero. Y no la juzgo por eso, me parece muy correcta la labor que hace Greengrass o la que hizo Bigelow con su muy entretenida y vibrante película The hurt locker, a la que quizá se ha endiosado algo con los premios, con el tratamiento que hacen de la guerra. Desde luego es mucho mejor que la labor que han hecho algunos de los directores que han criticado precisamente eso como el señor Fernando Trueba, que debería preocuparse más en tirar piedras sobre su propio tejado antes que en el de los demás, que pese a que su última película no me disgustó como a mucha gente, tampoco es que fuera gran cosa y tenía muchos detalles muy cargantes.
Greengrass idea su película sobre una gran mentira, sobre la búsqueda de la verdad a cargo de uno de los soldados de EEUU que lidera una unidad que busca las armas de destrucción masiva, que ve como en cada registro que hacen con las coordenadas que le mandan desde inteligencia siempre son incorrectas, nunca encuentran las armas. El personaje de Matt Damon empieza a cuestionar primero la información y, después de contactar con el personaje de Brendan Gleeson, todo el tema de la invasión apoyado también cuando se ve involucrado, después de una información obtenida por un iraki con el que formará equipo, en un conflicto con uno de los hombres importantes de Saddam. A medida que avanza la trama vemos como la mentira cada vez se hace menos enmarañada, va teniendo claridad y todo apunta hacía una persona en concreto como principal responsable, uno de esos hombres que hará cualquier cosa por sacar todo adelante sin importarle las formas: el personaje interpretado por Greg Kinnear.
Todo esto lo trata Greengrass con sobriedad, apoyado por la labor del casi siempre competente Brian Helgeland en el guión, sin grandes sorpresas pero sin fallos de relumbrón, dando escenas de acción bien resueltas y dirigidas y apoyados en un Matt Damon que cumple en el plano físico en una interpretación en la que no se le exige demasiado más que sea creíble en esa búsqueda que inicia su personaje para saber lo que verdaderamente está sucediendo. Cumple con eso.
Green Zone es una obra entretenida, quizá te hará cuestionarte cosas, quizá no. Para muchos, este tipo de cine que trata temas delicados basado en hechos reales siempre debe tener algo más que simple entretenimiento, que no se pueden tratar tan a la ligera. Green Zone, dependiendo del espectador, te puede dar entretenimiento o algo más. A mí me ha dado especialmente lo primero. Y no la juzgo por eso, me parece muy correcta la labor que hace Greengrass o la que hizo Bigelow con su muy entretenida y vibrante película The hurt locker, a la que quizá se ha endiosado algo con los premios, con el tratamiento que hacen de la guerra. Desde luego es mucho mejor que la labor que han hecho algunos de los directores que han criticado precisamente eso como el señor Fernando Trueba, que debería preocuparse más en tirar piedras sobre su propio tejado antes que en el de los demás, que pese a que su última película no me disgustó como a mucha gente, tampoco es que fuera gran cosa y tenía muchos detalles muy cargantes.
sábado, 6 de marzo de 2010
Quiniela Oscars 2009
Bastante básica:
Mejor película: Avatar - The hurt locker
Mejor director: Kathryn Bigelow - The hurt locker
Mejor actor: Jeff Bridges - Crazy Heart
Mejor actriz: Meryl Streep - Julie y Julia - Sandra Bullock - The Blind Side
Mejor actor de reparto: Christoph Waltz - Inglorious basterds
Mejor actriz de reparto: Mo'Nique - Precious
Mejor película de habla no inglesa: El secreto de sus ojos
Mejor guión original: Bob Peterson, Pete Docter, Tom McCarthy - Up - Mark Boal - The hurt locker
Mejor guión adaptado: Geoffrey Flether - Precious
Mejor fotografía: Mauro Fiore - Avatar
Mejor banda sonora: James Horner - Avatar - Michael Giacchinno - Up
Mejor canción: The Weary Kind - Crazy Heart
Mejor montaje: Stephen Rivkin, John Refoua, James Cameron - Avatar - Bob Murawski, Chris Innis - The hurt locker
Mejor dirección artística: Rick Carter, Robert Stromberg, Kim Sinclair - Avatar
Mejor vestuario: Sandy Powell - La reina Victoria
Mejor maquillaje: Barney Burman, Mindy Hall, Joel Harlow - Star Trek XI
Mejor sonido: Christopher Boyes, Gary Summers, Andy Nelson, Tony Johnson - Avatar - Paul N.J. Ottosson, Ray Becker - The hurt locker
Mejores efectos sonoros: Christopher Boyes, Gwendolyn Yates Whittle - Avatar - Paul N.J. Ottosson - The hurt locker
Mejores efectos visuales: Joe Letteri, Stephen Rosenbaum, Richard Baneham, Andrew R. Jones- Avatar
Mejor largometraje animación: Up
Mejor largometraje documental: The Cove
Mejor película: Avatar - The hurt locker
Mejor director: Kathryn Bigelow - The hurt locker
Mejor actor: Jeff Bridges - Crazy Heart
Mejor actriz: Meryl Streep - Julie y Julia - Sandra Bullock - The Blind Side
Mejor actor de reparto: Christoph Waltz - Inglorious basterds
Mejor actriz de reparto: Mo'Nique - Precious
Mejor película de habla no inglesa: El secreto de sus ojos
Mejor guión original: Bob Peterson, Pete Docter, Tom McCarthy - Up - Mark Boal - The hurt locker
Mejor guión adaptado: Geoffrey Flether - Precious
Mejor fotografía: Mauro Fiore - Avatar
Mejor banda sonora: James Horner - Avatar - Michael Giacchinno - Up
Mejor canción: The Weary Kind - Crazy Heart
Mejor montaje: Stephen Rivkin, John Refoua, James Cameron - Avatar - Bob Murawski, Chris Innis - The hurt locker
Mejor dirección artística: Rick Carter, Robert Stromberg, Kim Sinclair - Avatar
Mejor vestuario: Sandy Powell - La reina Victoria
Mejor maquillaje: Barney Burman, Mindy Hall, Joel Harlow - Star Trek XI
Mejor sonido: Christopher Boyes, Gary Summers, Andy Nelson, Tony Johnson - Avatar - Paul N.J. Ottosson, Ray Becker - The hurt locker
Mejores efectos sonoros: Christopher Boyes, Gwendolyn Yates Whittle - Avatar - Paul N.J. Ottosson - The hurt locker
Mejores efectos visuales: Joe Letteri, Stephen Rosenbaum, Richard Baneham, Andrew R. Jones- Avatar
Mejor largometraje animación: Up
Mejor largometraje documental: The Cove
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