Tras la sobrevalorada "Azuloscurocasinegro", llegó hace unas semanas "Gordos", la nueva propuesta de Daniel Sánchez Arévalo. La película que nos ocupa, nos pone en una terapia formada por varias personas con sobrepeso de las que nos van contando sus vivencias personales: una informática que no sale de casa y con un novio fuera, una beata con una peculiar relación con su novio, un padre de familía con unos hijos locos de atar y un presentador homosexual. A ellos se le suma el psicoterapeuta y su mujer. Aunque "Gordos" es una película irregular, con varios altibajos, que parece que en muchos momentos quiere abarcar más de lo se puede permitir y que también, como el tema que la película trata, todo el proyecto tiene demasiado peso, algo que se nota, hay en ella cosas muy interesantes, escenas muy bien tratadas, unos cuantos personajes bien llevados y bien interpretados, diálogos interesantes, historias algo deslavazadas pero de mucho interés.
La película se divide inteligentemente en varios capítulos que nos va presentando un muy delgado Antonio de la Torre antes de aumentar el peso y promocionando unas pastillas para adelgazar, para después de dicha presentación meterse en las distintas fases que tienen que seguir esos personajes que van engordando o adelgazando a lo largo de la película. Ese adelgazamiento tiene que ver mucho con la felicidad que están obteniendo durante el metraje de la película. Cuando la beata empieza a tener sexo es cuando comienza a adelgazar, luego lo deja con su novio y vuelve a engordar, cuando Antonio de la Torre vuelve a esconderse en el armario y a empezar una relación con la mujer de su antiguo socio también. No así como el padre de familía que tiene que aguantar a una mujer que le puso los cuernos y a unos hijos intolerables por lo que engorda. Para finalizar, también está bien llevada la relación entre Roberto Enríquez y Verónica Sánchez, la perdida del deseo por parte de él mientras ella está engordando por el embarazo, y que para él es como si se estuviera llevando el trabajo a casa.
Me ha gustado "Gordos" sin apasionarme, pero sí que me parece una propuesta interesante e inteligente, que se encuentra unos escalones por encima del debut de su director, que me dejo más bien frío pese a los buenos comentarios que se iban diciendo sobre ella. Pero ante todo, se demuestra que Daniel Sánchez Arévalo, en ambas propuestas, tiene talento para esto y muchas cosas por contar, que puede arriesgar en las formas y por no darle todo mascado al público. Espero que siga optando por ese camino durante muchos años y siga demostrando que con entusiasmo y ganas de aportar algo nuevo, el cine español no puede reducirse a los dos temas de siempre que suelen tratar -salvo algunas excepciones- nuestras películas.
domingo, 27 de septiembre de 2009
sábado, 19 de septiembre de 2009
Inglorious Basterds (con spoilers, desvelo el final en la crítica)
Tras "Death Proof", decepcionante película a la que solo algunos fans del director, amantes del slasher y de la serie B supieron verle cosas que yo no fui capaz de apreciar, Tarantino vuelve a la carga con "Inglorious Basterds", remake muy libre de "Aquel maldito tren blindado" de Enzo G. Castellari, llegando a rodar la película en muy poco tiempo -todo lo contrario que la escritura del guión, al que Tarantino llevaba años y años dándole vueltas-. Esa precipitación, aunque nos encontremos ante una película indudablemente atractiva, le pasa factura en determinados momentos, ya que la rapidez con la que Tarantino y su equipo tenían que ir rodando y después también a la hora de montarla entera, y consigue que la película se vea deslavazada en no pocos momentos.
Pero hay que reconocer que Quentin es muy listo, ha vendido la película a través de unos trailers que han gustado, viendo al teniente Aldo Raine pedir cien cabelleras nazis a sus bastardos y con el protagonismo de Brad Pitt, para luego resultar que los bastardos son secundarios como los que más con Brad Pitt a la cabeza. Eso junto con los géneros con los que juega la película (que van y que vienen y se alejan del cine bélico en todo momento), hacen que "Inglorious Basterds" adquiera un tono especial, y es que la película acaba tratando más del propio mundo del cine que tanto le apasiona a Tarantino que de la Segunda Guerra Mundial, que hay que decir que sus hechos han sido cambiados con mucha ingenio. Pueda parecer eso más inmoral o menos, lo cierto es que Tarantino lo maneja bien.
Dividida en varios capítulos, algo ya habitual en su cine, la cinta en su principio homenajea a Sergio Leone y a "Once upon a time in the West" e, incluso, a sí mismo, pues su primera escena recuerda a una de las mejores escenas que contiene "Kill Bill Vol. 2", y en ella ya nos presentan al coronel Hans Landa, suerte de Sherlock Holmes nazi con un peculiar sentido del humor, haciendo de las suyas y comiéndose la pantalla cada vez que aparece.
Así pues, con su puesta en escena, banda sonora muy buena, esos diálogos ingeniosos que quizá sean un tanto grandilocuentes en varios momentos, el querer sorprender con sus frases en cada línea de diálogo resulta pesado para el espectador pues no parecen llevar a nada, variados homenajes a otras películas, personajes muy atractivos -se quejan de que son poco desarrollados, pero lo cierto es que Tarantino nunca ha sido de desarrollar personajes, ni en ésta ni en sus anteriores cintas- y haciendo uso de esa violencia gamberra que tanto le gusta, que puede ser gratuita o no, dependiendo de lo que le apetezca a Tarantino en cada momento, no de lo que más le convenga a la película. Y aunque todo esto sean componentes habituales en su cine, parece que se ha reservado un poco, pues aún existiendo ese gamberrismo patente en su cine, especialmente en su última media hora, parece que se ha tranquilizado más.
Y merecen mención aparte las interpretaciones y los personajes de Mélanie Laurent y Diane Kruger, que soportan bien el peso de una película muy masculina, de Til Schweiger, el bastardo que sale mejor parado, y, por supuesto, de Christoph Waltz, que le da entidad al coronel, eleva el listón y el público siempre espera su presencia en pantalla para parlotear en cualquier idioma ya que Waltz maneja varios a la perfección. Solo con ver la escena de Waltz con Mélanie Laurent en la que hablan en el restaurante y Waltz le dice que espere a que llegue la nata, o todo el tiempo que comparte en pantalla con Diane Kruger, primero con los bastardos colándose y hablando en italiano y luego con el tema del pie y el zapato de Diane, demuestra el pulso con el que ha llevado el personaje.
Se agradece también el tono de parodia que tiene y lo divertidos que están los personajes alemanes más reconocidos que aparecen por la película como Hitler o Goebbels. Su final, con el cazajudios traicionando a sus líderes para librarse de todo lo que ha hecho una vez se le acabe el chollo a la Alemania nazi, con Mélanie Laurent y Daniel Brühl protagonizando otra gran escena en la que se fusilan uno a otro antes de que salga ardiendo todo, y con Eli Roth y otro bastardo fusilando a Hitler y Goebbels y a todo el público que se le ponga delante, es puro delirio. Lo del coronel Landa con los bastardos queriendo garantizar su futuro, dejando incluso que atenten contra las personas que supuestamente debe defender es antológico. Y todo eso con el poder del cine de enviar mensajes muy evidentes al pueblo. Y que arda todo, por supuesto.
Quizá no sea la mejor película que ha hecho pero, desde luego, no es ni mucho menos desdeñable, es un entretenimiento de lujo que aporta otras cosas. La recomiendo.
Pero hay que reconocer que Quentin es muy listo, ha vendido la película a través de unos trailers que han gustado, viendo al teniente Aldo Raine pedir cien cabelleras nazis a sus bastardos y con el protagonismo de Brad Pitt, para luego resultar que los bastardos son secundarios como los que más con Brad Pitt a la cabeza. Eso junto con los géneros con los que juega la película (que van y que vienen y se alejan del cine bélico en todo momento), hacen que "Inglorious Basterds" adquiera un tono especial, y es que la película acaba tratando más del propio mundo del cine que tanto le apasiona a Tarantino que de la Segunda Guerra Mundial, que hay que decir que sus hechos han sido cambiados con mucha ingenio. Pueda parecer eso más inmoral o menos, lo cierto es que Tarantino lo maneja bien.
Dividida en varios capítulos, algo ya habitual en su cine, la cinta en su principio homenajea a Sergio Leone y a "Once upon a time in the West" e, incluso, a sí mismo, pues su primera escena recuerda a una de las mejores escenas que contiene "Kill Bill Vol. 2", y en ella ya nos presentan al coronel Hans Landa, suerte de Sherlock Holmes nazi con un peculiar sentido del humor, haciendo de las suyas y comiéndose la pantalla cada vez que aparece.
Así pues, con su puesta en escena, banda sonora muy buena, esos diálogos ingeniosos que quizá sean un tanto grandilocuentes en varios momentos, el querer sorprender con sus frases en cada línea de diálogo resulta pesado para el espectador pues no parecen llevar a nada, variados homenajes a otras películas, personajes muy atractivos -se quejan de que son poco desarrollados, pero lo cierto es que Tarantino nunca ha sido de desarrollar personajes, ni en ésta ni en sus anteriores cintas- y haciendo uso de esa violencia gamberra que tanto le gusta, que puede ser gratuita o no, dependiendo de lo que le apetezca a Tarantino en cada momento, no de lo que más le convenga a la película. Y aunque todo esto sean componentes habituales en su cine, parece que se ha reservado un poco, pues aún existiendo ese gamberrismo patente en su cine, especialmente en su última media hora, parece que se ha tranquilizado más.
Y merecen mención aparte las interpretaciones y los personajes de Mélanie Laurent y Diane Kruger, que soportan bien el peso de una película muy masculina, de Til Schweiger, el bastardo que sale mejor parado, y, por supuesto, de Christoph Waltz, que le da entidad al coronel, eleva el listón y el público siempre espera su presencia en pantalla para parlotear en cualquier idioma ya que Waltz maneja varios a la perfección. Solo con ver la escena de Waltz con Mélanie Laurent en la que hablan en el restaurante y Waltz le dice que espere a que llegue la nata, o todo el tiempo que comparte en pantalla con Diane Kruger, primero con los bastardos colándose y hablando en italiano y luego con el tema del pie y el zapato de Diane, demuestra el pulso con el que ha llevado el personaje.
Se agradece también el tono de parodia que tiene y lo divertidos que están los personajes alemanes más reconocidos que aparecen por la película como Hitler o Goebbels. Su final, con el cazajudios traicionando a sus líderes para librarse de todo lo que ha hecho una vez se le acabe el chollo a la Alemania nazi, con Mélanie Laurent y Daniel Brühl protagonizando otra gran escena en la que se fusilan uno a otro antes de que salga ardiendo todo, y con Eli Roth y otro bastardo fusilando a Hitler y Goebbels y a todo el público que se le ponga delante, es puro delirio. Lo del coronel Landa con los bastardos queriendo garantizar su futuro, dejando incluso que atenten contra las personas que supuestamente debe defender es antológico. Y todo eso con el poder del cine de enviar mensajes muy evidentes al pueblo. Y que arda todo, por supuesto.
Quizá no sea la mejor película que ha hecho pero, desde luego, no es ni mucho menos desdeñable, es un entretenimiento de lujo que aporta otras cosas. La recomiendo.
domingo, 13 de septiembre de 2009
Gamer
Después de la entretenida "Crank", película que era una gran estupidez pero que era capaz de mantener enganchado al público durante todo su metraje gracias a las curiosas y gamberras cosas que le pasaban al bueno de Jason Statham, Mark Neveldine y Brian Taylor han vuelto en 2009 por partida doble: la secuela de la citada "Crank" y ésta "Gamer", videoclipera película en la que los directores van cogiendo un poco de varios géneros como la acción pura y dura y la ciencia-ficción mezclado con ese toque irreverente y gamberro que ya poseía su anterior película y que no han querido olvidar en "Gamer".
Pero en esta cinta, todo está, si cabe, bastante más llevadas las situaciones al exceso. Era una película que prometía tener mucha acción y en eso cumple, lo malo es que muchas veces las técnicas utilizadas para llevarla a la pantalla no son adecuadas y me acaban molestando por sus excesos visuales, aunque también tiene algún punto bueno como su crudeza aunque tampoco sea demasiado destacable. No cumple en las expectativas creadas en la parte que le dedican a la ciencia-ficción, pues si la película tiene algún tipo de pretensión de criticar esta moda de hasta donde pueden llegar los videojuegos, que llega al extremo de personas que pueden manejar a otras personas jugando con la vida de éstas sin tener ninguna preocupación, la película se queda bastante coja en ese punto y muy perjudicada por un final inocente, facilón, que sobra. Tampoco es que ayuden los personajes ni los actores. Ni la música elegida está bien integrada, donde destaca "Sweet dreams" de Marilyn Manson a todo trapo.
Así pues, ni los actores sobreactuados, ni la esquizofrénica dirección, ni la exageración en trama logran que en "Gamer" se pase el gran rato que se pasaba en "Crank". Y es una lástima ver a una chica que me gusta bastante como Alison Lohman en un papel intrascendente y a un actorazo como Michael C. Hall, con bastante talento demostrado tanto en "Six feet under" como en "Dexter", exagerando los gestos y soltando vulgaridades cada dos por tres. Aunque, aparte de alguna secuencia de acción, lo mejor de la película me parece el tan criticado momento - por ridículo- en el cual Michael C. Hall se pone a bailar y a cantar una canción de Sinatra mientras Butler fastidia un poco dicha escena dando mamporros. Lástima que lo demás no esté a la altura de dicho baile.
sábado, 5 de septiembre de 2009
Posibilidad de escape / Relaciones confidenciales (con spoilers de ambas)
Pese a ser dos películas diferentes, protagonizadas por personajes distintos, un camello que dejó las drogas hace unos años y un relaciones públicas agotado, las dos películas, la primera dirigida por el gran guionista Paul Schrader y la segunda por Daniel Algrant, tienen una cosa en común: una ciudad de New York demacrada, oscura, violenta y con multitud de drogas sobrevolándola. No es la primera vez que se retrata esta ciudad tan querida por el mundo del cine: Scorsese, Woody Allen o Coppola entre otros lo han hecho (éstos incluso se unieron para un proyecto dividido en tres fragmentos con New York como gran protagonista) y Paul Schrader fue una de las principales bazas en las películas de Scorsese que han retratado la violencia de la ciudad como en la ya memorable "Taxi Driver" o la más reciente "Bringing out the dead" ("Al límite"), suerte de secuela de la primera, con Nicolas Cage conduciendo ambulancias y la ciudad y la muerte como principales protagonistas.
"Posibilidad de escape" está protagonizada por Willem Dafoe, que antes de esta película ya fue protagonista de uno de los guiones de Schrader escritos para Scorsese, "La última tentación de Cristo", y que después, ha colaborado con frecuencia en las películas del director aunque lamentablemente siempre en personajes secundarios (con Nick Nolte de protagonista no se le echa más en falta en "Aflicción" pero en alguna otra sí). Así pues, Paul Schrader nos sumerge en esta espiral de drogas y violencia, con tacto, abriendo el tarro de las esencias de dicha ciudad, con un toque de romanticismo, con una atmósfera más que buena acompañada de una correcta banda sonora. Pronto nos mete de lleno en las dudas del personaje principal, antiguo adicto a las drogas que consiguió dejar de consumir pero no de traficar, en sus deseos por dejar una profesión en la que puede acabar mal, en recuperar a la mujer a la que perdió hace varios años por culpa de estar más pendiente de meterse cualquier cosa por la nariz. Y la dirección adecuada de Schrader consigue que la película te atrape, que se pase en un momento, que desees que el personaje de Dafoe pueda salir de todo eso. A lo que acompaña un buen equipo de secundarios que ayudan a hacer creíbles sus personajes y a no ser meros esbozos del guión. Al final, Schrader le da un final razonable a su película, y un poquito de luz a Willem Dafoe para que pueda salir de su profesión. No es un final feliz, pero el personaje no se puede quejar de como acaba. A mitad de película, la antigua novia de Willem se "suicida" o eso parece tras la muerte de un ser querido, y Willem, que antes del suceso la había visto con unos hombres con los que es poco recomendable estar, se empieza a poner nervioso, habla con un policía y se venga. Al final mata a tres tíos. Susan Sarandon acaba el negocio de las drogas, y parece firme a esperar a Willem. Y Schrader le da un buen futuro a su personaje con una condena muchísimo más corta de la que realmente merece.
"Relaciones confidenciales" es una película irregular pero con cierto atractivo. Bien es cierto que tiene lagunas, que ningún personaje secundario te acaba importando demasiado, y que es el recital de un Al Pacino, quien tuvo una pendiente por esos años con ésta cinta y con aquel remake, "Insomnio" (la mejor película de Nolan con diferencia y por ello la peor considerada, pero esto ya es otra cosa), antes de la cuesta abajo, lo que muchas veces mantiene en un buen nivel a la película. Pero aún así, no hay que quitarle méritos que la película, en este caso, tiene.
Y esos méritos vienen de cuando la película juega con la memoria del personaje principal, con su estado de salud, con el cansancio que le ha sometido una vida en la que, pese a ser de lo mejorcito en su profesión, le ha ido consumiendo y quemando poco a poco y, para rematar la faena, ha acabado metiendo las narices donde no le han llamado. Quizá las relaciones entre algunos personajes no estén bien tratadas, pero el retrato de ese personaje y de esa ciudad llena de depredadores, que van a la par, son atractivos. En una película como esta, tan inteligente, guionista y director deciden no darle un atisbo de luz al personaje de Pacino, pese a que todo parece indicarlo con un futuro al lado de Kim Basinger. Terminan por decidir que es mejor devolverlo a la cruda realidad. Al final, un "pequeño" apuñalamiento y decide irse a morir como dios manda: quedándose tumbado en un cómodo sillón hasta desangrarse, despidiéndose de un mundo que nunca fue generoso con él, que siempre le dio la espalda.
"Posibilidad de escape" está protagonizada por Willem Dafoe, que antes de esta película ya fue protagonista de uno de los guiones de Schrader escritos para Scorsese, "La última tentación de Cristo", y que después, ha colaborado con frecuencia en las películas del director aunque lamentablemente siempre en personajes secundarios (con Nick Nolte de protagonista no se le echa más en falta en "Aflicción" pero en alguna otra sí). Así pues, Paul Schrader nos sumerge en esta espiral de drogas y violencia, con tacto, abriendo el tarro de las esencias de dicha ciudad, con un toque de romanticismo, con una atmósfera más que buena acompañada de una correcta banda sonora. Pronto nos mete de lleno en las dudas del personaje principal, antiguo adicto a las drogas que consiguió dejar de consumir pero no de traficar, en sus deseos por dejar una profesión en la que puede acabar mal, en recuperar a la mujer a la que perdió hace varios años por culpa de estar más pendiente de meterse cualquier cosa por la nariz. Y la dirección adecuada de Schrader consigue que la película te atrape, que se pase en un momento, que desees que el personaje de Dafoe pueda salir de todo eso. A lo que acompaña un buen equipo de secundarios que ayudan a hacer creíbles sus personajes y a no ser meros esbozos del guión. Al final, Schrader le da un final razonable a su película, y un poquito de luz a Willem Dafoe para que pueda salir de su profesión. No es un final feliz, pero el personaje no se puede quejar de como acaba. A mitad de película, la antigua novia de Willem se "suicida" o eso parece tras la muerte de un ser querido, y Willem, que antes del suceso la había visto con unos hombres con los que es poco recomendable estar, se empieza a poner nervioso, habla con un policía y se venga. Al final mata a tres tíos. Susan Sarandon acaba el negocio de las drogas, y parece firme a esperar a Willem. Y Schrader le da un buen futuro a su personaje con una condena muchísimo más corta de la que realmente merece.
"Relaciones confidenciales" es una película irregular pero con cierto atractivo. Bien es cierto que tiene lagunas, que ningún personaje secundario te acaba importando demasiado, y que es el recital de un Al Pacino, quien tuvo una pendiente por esos años con ésta cinta y con aquel remake, "Insomnio" (la mejor película de Nolan con diferencia y por ello la peor considerada, pero esto ya es otra cosa), antes de la cuesta abajo, lo que muchas veces mantiene en un buen nivel a la película. Pero aún así, no hay que quitarle méritos que la película, en este caso, tiene.
Y esos méritos vienen de cuando la película juega con la memoria del personaje principal, con su estado de salud, con el cansancio que le ha sometido una vida en la que, pese a ser de lo mejorcito en su profesión, le ha ido consumiendo y quemando poco a poco y, para rematar la faena, ha acabado metiendo las narices donde no le han llamado. Quizá las relaciones entre algunos personajes no estén bien tratadas, pero el retrato de ese personaje y de esa ciudad llena de depredadores, que van a la par, son atractivos. En una película como esta, tan inteligente, guionista y director deciden no darle un atisbo de luz al personaje de Pacino, pese a que todo parece indicarlo con un futuro al lado de Kim Basinger. Terminan por decidir que es mejor devolverlo a la cruda realidad. Al final, un "pequeño" apuñalamiento y decide irse a morir como dios manda: quedándose tumbado en un cómodo sillón hasta desangrarse, despidiéndose de un mundo que nunca fue generoso con él, que siempre le dio la espalda.
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