Pese a todo esto, la película cuenta una historia muy característica de los westerns, la base sobre la cual gira todo es una venganza, la de Rio contra el personaje de Malden. Ambos eran amigos que actuaban al margen de la ley, y cuando los dos fueran acorralados tras un golpe, Malden fue con un caballo en busca de otros caballos para que él y Rio pudieran huir pero decidió abandonar a su compañero por un poco de dinero, por lo que Rio tiene que pasarse 5 años en la cárcel hasta que sale.
Es un western muy peculiar, con atmósfera, muy imperfecto, con secuencias con mucha garra, con una interpretación de Karl Malden muy poderosa, un tanto largo, en el que Brando intenta lucirse como actor a cada segundo y algunas veces sin mucho éxito. Algo muy particular del Brando de los 60, es que le cogió gusto a que sus personajes recibieran palizas, fueran brutalmente azotados para mostrar su vulnerabilidad, en "La jauría humana" de Arthur Penn, la jugada le salía bien, y aquí también, aunque no alcanza tampoco esa intensidad que alcanzaba en aquella y dicha escena se agiganta por ver a un Karl Malden en su salsa haciendo de las suyas, no por ver al "pobre" Brando sufrir.
Pese a esto, es un western recomendable. Allá por los 60, hacer algo diferente a lo que el género nos tenía acostumbrados es valiente. Y aceptar dirigir tu primera película en una película tan poco común como "El rostro impenetrable" también demuestra que Brando era un tipo que sabía lo que quería. Pese a su ego.
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