
The Damned United aún siendo una película decente acaba decepcionando pues esperabas más intensidad. Michael Sheen lo intenta, pero no es un Clough interesante, se esfuerza por imitarlo y por soltar las memorables perlas en forma de frases que Clough dejó al mundo, pero ni tiene la misma carisma ni parece despegarse mucho de otras interpretaciones del actor, especialmente de David Frost, que en aquella tenía el enfrentamiento con Nixon, y en The Damned United lo tiene con Don Revie, anterior entrenador del Leeds que cosechó éxitos con éste y que acabó entrenando a la selección inglesa, un puesto al que aspiraba Clough pero que por sus polémicas declaraciones fue descartado. Con esa estructura se mete de lleno en la relación de odio entre ambos, en los altibajos que sufre la relación de Clough con Peter Taylor, su segundo hombre y que lo complementaba a la perfección, con el que cosechó sus mayores éxitos antes de deteriorarse su relación, pero The Damned United resulta tosca, atropellada, sin excesivo interés. Sí que resulta interesante cuando muestra el juego bravucón y sucio del Leeds United heredado por Revie y del que Clough, defensor del fair play, renegaba. Cuando se mete ahí me engancha, con el capitán del Leeds Billy Bremner -grande Stephen Graham-, un personaje con un aspecto de macarra de instituto con pinta de tener 40 años y que reparte canela fina a quien se le ponga por delante. Pero cuando sale de eso, no cuenta con gran interés todo lo que vivió Clough en esos años y resulta decepcionante el trato en la relación entre Clough y Taylor. The Damned United se deja ver pero no está en la cima de películas sobre fútbol.

Lo que debería seguir al comentario de The Damned United debería ser un pequeño comentario sobre Looking for Eric de Ken Loach pero ni yo ni los cines de mi ciudad fuimos previsores. Contaba con la cola de Luna nueva pero no que fuera tan grande y menos en el primer pase de tarde y yendo a las 15.30, hora en que se abren las taquillas. Al final no ha dado tiempo a ir al pase de las 16.00, gracias a la gente que va al cine una vez al año a ver el fenómeno de turno y también a que el cine solo ha abierto una taquilla durante un buen rato y cuando han abierto la segunda ya era demasiado tarde, por lo que he tenido que acabar decidiendo entre 2012 o El baile de la Victoria. Como ya me conozco el cuento de 2012 y sé perfectamente que lo que iba a ver poco me iba a gustar y que si tengo que hacerlo prefiero que sea sin pagar, he acabado viendo la de Fernando Trueba. Después de todo lo leído, me esperaba algo peor. Cierto que es muy irregular en su guión, incluso algo deslavazada, pero es un cine arriesgado, diferente y sugerente que podría haber sido maravillosa si se hubieran trabajado más sus defectos y si Trueba hubiera atinado algo más en el componente dramático para intentar emocionar, aunque tiene muchos momentos potentes de ese calado. Y por suerte nos encontramos con un Ricardo Darín convincente. Podría haber sido mucho mejor pero desde luego no es tan desdeñable como se cuenta.
