Hace ya varios años que Park Chan-wook saltó a la fama y que cada película que ha ido haciendo ha sido esperada por un grupo de seguidores que han tenido que ver sus obras ya sea en cines minoritarios o buscándose la vida por Internet. Thirst no será una excepción, puesto que pese a que el tema de los vampiros esté de moda en la actualidad, esto no es la típica mezcla light de romance, terror y demás como los productos que nos están llegando de EEUU o como la muy endiosada Déjame entrar, una de las películas más sobrevaloradas de los últimos años.
Park Chan-wook viene haciendo lo que ha querido tras triunfar con Old Boy, segunda parte de una trilogía que realizó y adaptación de una novela gráfica que no he tenido oportunidad de leer. Después de ver Old Boy comenzó mi interés por su cine y descubrí la muy interesante Joint Security Area y la fascinante Sympathy for Mr. Vengeance. Lamentablemente, el cine posterior que ha realizado el coreano, salvando el entretenido aunque no demasiado destacable fragmento de Three... Extremes, me ha parecido excesivamente complaciente, con momentos de gran cine, pero sin llegar a las cotas de sus inicios y aunque le reconozco varias virtudes a Sympathy for Lady Vengeance, ésta no terminó de convencerme mientras que I´m a cyborg, but that´s ok me acabó resultando muy cargante. Así pues Thirst la esperaba con reservas, también con la garantía de tener al actor coreano más interesante y reconocido del momento, Song Kang-ho, actor de algunas de las películas dirigidas por Bong Joon-ho - su última película, Mother, ha resultado una decepción enorme pues de ésta esperaba grandes cosas- y que ya había trabajado con Park en Joint Security Area.
Thirst no me parece ni mucho menos mala y su comienzo me recuerda al mejor Park, me parece poderoso, sabe retratar bien el infierno que vive ese cura y su transformación en vampiro. También la relación y la pasión de ese vampiro con la chica. Es más de una hora de pura fuerza, con una atmósfera oscura genialmente tratada, que resulta tensa, que te provoca y que el sexo seco que Park nos muestra está muy bien dirigido. Ese tramo es muy fuerte, bien escrito y dirigido, técnicamente impecable, mostrando una relación tan contundente como apasionada. Y esa fuerza acaba desapareciendo tras la conversión de ella a vampiro. Solo en los últimos 5-6 minutos, con los dos personajes apoyados en el coche esperando a morir, recupera un poco el timón. Pero antes, tras la transformación de ella, empieza la autocomplacencia, comienza una sobreactuación de la actriz principal tan delirante como innecesaria, comienzan los excesos de todo tipo intentando mezclar con poco acierto humor negro, terror, un poco de surrealismo y algo de sangre. Se agradece que quiera hacer algo distinto o que quiera cambiar de pronto el rumbo de la película, pero si hubiera seguido igual o si en ese segundo tramo se hubiera contenido más, la película hubiera ganado mucho y hubiera pasado, al menos, de interesante, que es en lo que se acaba quedando, a notable. Pero Park quiere demostrar que es uno de los autores con más libertad en la actualidad, y que sus delirios tienen cabida en cualquier lado y de cualquier manera y que siempre van a resultar geniales. En esa parte del nudo de Thirst no es el caso y solo resulta destacable a nivel técnico.
Pese a todo, no diría que Thirst no es una película recomendable de ver. Es distinta, es arriesgada, tiene momentos de gran cine y un inicio arrollador. Y aunque luego considere que Park Chan-wook la fastidie y Thirst cojee y se convierta en un producto algo más olvidable, está por encima de la media del género de películas de vampiros, que no suelen ser demasiado buenas. Espero que Park Chan-wook atine con la siguiente, el remake de la muy interesante Arcadia, que no haga una simple copia de la película de Constantin Costa-Gavras y que intente ofrecer un nuevo punto de vista o su visión, esperemos que con menos excesos, de la historia que nos contó Costa-Gavras. El material es perfecto para el director. Ya veremos si nos vuelve a ofrecer algo como sus primeras películas.
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