domingo, 4 de julio de 2010
Margot y la boda
La película de Noah Baumbach y estrenada hace unos años es un homenaje al cine que realizó durante toda su carrera Éric Rohmer, que no he tenido oportunidad de ver más allá que un par de películas hace ya mucho tiempo más los dos primeros y geniales cuentos morales. Noah Baumbach es un director que se ha hecho un hueco en Hollywood gracias a su mano para mezclar drama con comedia y hacer películas humanas como Una historia de Brooklyn o Greenberg. También porque ha colaborado en los guiones de las películas que ha dirigido Wes Anderson, otro de los niños mimados de allí. Pero Baumbach sabe lo que quiere, dirige con sobriedad, sí que es cierto que en ocasiones es algo pretencioso pero sabe salir airoso y hacer películas creíbles, realistas y con cierta dureza. En sus repartos siempre ha contado con un actor de comedias disparatadas. En Una historia de Brooklyn fueron Jeff Daniels, actor que, eso sí, ha hecho de todo y no ha estado tan encasillado en la comedia desenfrenada, y Jesse Eisenberg, en Greenberg su protagonista es un genial Ben Stiller y en Margot y la boda tuvo un papel muy importante Jack Black. Y hay que decir que de todos ellos, Baumbach saca su mejor versión y aunque Jack Black a ratos pueda resultar algo insoportable, creo que está perfecto porque precisamente el papel que interpreta requiere eso.
En Margot y la boda aparte de estar bien realizada, cuenta con un nivel técnico notable, un vestuario resultón y una música adecuada. Pero donde acierta Baumbach no es en eso, sino en las relaciones entre los personajes donde saca lo mejor -y lo peor- de las personas que componen su película. Las dudas, los celos, el rencor que tiene cada personaje están tratadas con la determinación de un director que muestra una madurez y una personalidad muy elevada, que parece que ha trabajado con esos temas durante muchísimo tiempo. Resultan creíbles esos sentimientos porque son personajes muy humanos, cercanos, con muchísimos defectos pero que se pueden parecer más a nosotros de lo que podemos creer a simple vista. Y a eso ayudan mucho los actores y las actrices, con una Nicole Kidman perfecta en una de sus mejores intepretaciones, junto a Eyes Wide Shut, Todo por un sueño y Reencarnación, y unos notables Jack Black y Jennifer Jason Leight acompañados por Zane Pais, la chica que hace de hija de Kidman y que, lejos de resultar molesta o de estar incómoda con su papel, está muy natural. A partir de esos personajes y de esas interpretaciones, Baumbach va desgranando todo lo que llevan dentro sus personajes, mostrando esos sentimientos que han podido ocultar durante mucho tiempo, sin evitar las confrontaciones entre sus personajes y sin dejar de lado todas las dudas que por el camino deben tomar para que ellos o las personas a las que quieren puedan tener un futuro en el que no sufran tanto -impresionante el momento del autobús-. Maduran mucho los personajes a lo largo de la película. Una muy interesante película que está bastante infravalorada.
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