domingo, 28 de noviembre de 2010

Luis García Berlanga



La muerte hace unos días de uno de los directores más representativos que han existido en nuestro país nos deja cada vez más huérfanos de grandes directores en España. Incluso ya no de grandes, sino de simplemente buenos, que alguno queda pero cada vez menos. O al menos, de directores que sean capaces de enfrentarse a todas las desventajas de sus películas para convertirlas en ventajas. Luis García Berlanga tuvo muchos obstáculos para poder hacer algunas de las grandes películas que hizo. Luchó duro y las sacó adelante. Un cine difícil de hacer, especialmente en su época, donde la censura estaba a la orden del día y que él sacó adelante como pudo sin que sus películas se resintieran. Que su cine fue censurado, pues sí, pero también para terminar colando a la censura algunos de los resultados finales de sus películas es impresionante. Pocos directores han podido hacerlo con tanto talento.




Normalmente, la grandiosidad del cine de Berlanga va ligada a los guiones de Rafael Azcona. Pero ya había un Berlanga genuino antes de Azcona. ¡Bienvenido, Mr. Marshall!, Calabuch o Los jueves, mílagro no tienen guión de Azcona. Tampoco Esa pareja feliz aunque esa película aún no he tenido oportunidad de verla. Y no le fue nada mal al director con esas películas, creo que en algunas demuestra de manera holgada su categoría como director. Pero a partir de esa bellísima película llamada Plácido comienza la colaboración entre ambos y algunas grandes películas. La película citada, El vérdugo y La escopeta nacional son grandes muestras de ello. La boutique también es una película de lo más curiosa, normalmente poco recordada y menor a sus grandes obras pero no por ello desdeñable. En esta época, aparte de esas películas, solo vi ¡Vivan los novios!, que me parece una obra menor, y La vaquilla, que me decepcionó aunque tenía sus destellos de gran cine y algunos momentos muy divertidos. Sea como sea, el cine de Luis García Berlanga ha pasado, por méritos propios, a la historia.


sábado, 20 de noviembre de 2010

Matar o no matar, éste es el problema (Theater of Blood)



En esa semana final de Octubre, en la que se encuentra el día de Halloween como último día del mes, decidí ver varias películas de terror, principalmente algunos clásicos que me faltaban por ver y alguna película representativa del género como pueden ser El pueblo de los malditos, Ojos sin rostro o Suspiria entre otras. Si miro a esa semana probablemente me hubiera faltado revisar La matanza de Texas original, la de Tobe Hooper y la maravillosa Halloween de John Carpenter. Pero sí vi dos películas de otro de los nombres propios del género: Vincent Price. Y fueron dos buenas experiencias ambas películas: The tingler y Theater of Blood. Especialmente la segunda, que fue, junto a The Wicker Man, lo que más me gustó de esa semana. Esa película, conocida en España como Matar o no matar, éste es el problema la hizo Price en el tramo final de su carrera, antes de que unos años después Tim Burton le homenajeara en un maravilloso corto y decidiera darle un papel en Eduardo Manostijeras. El nombre de Vincent Price, dentro de este género, casi siempre había estado relacionado con las historias de Edgar Allan Poe dirigidas, en gran parte, por Roger Corman. En la película que nos ocupa, cambia de autor y pasar al archiconocido William Shakespeare para rendirle homenaje.




La historia es sencilla pero eficaz e incluso podría servir como crítica. Un actor, al que se da por muerto después de que se le negara un premio por su carrera, que representaba obras de Shakespeare vuelve a la carga para matar a todos los críticos que le vilipendiaron. Las muertes de esos críticos serán idénticas a escenas de alguna obra que representó: El mercader de Venecia, Romeo y Julieta, Julio César, Othello, El rey Lear, Ricardo III entre otras obras. Toda la película está repleta de humor negro y está muy bien manejado junto a las escenas más violentas dando como resultado una película muy entretenida y muy bien hecha. Se suma además la gran interpretación de Vincent Price, que se siente como pez en el agua a la hora de recitar esos versos del autor inglés.




La película es de serie B y se beneficia de eso en su ritmo y en la historia. Normalmente las mayores quejas de la película suele ser a la dirección, aunque a mí me ha gustado dentro de sus limitaciones. No es especial pero tampoco me pareció tan mediocre como se suele citar. Correcta, con un Douglas Hickox que aprovecha a la perfección de los materiales que dispone, explotando con mucho acierto las cosas más atractivas de su película como son esos momentos de humor negro y esas violentas muertes que además captan a la perfección el tono de las obras en las que se basan. Y además también explota con acierto a Vincent Price, que dentro de un reparto normalito, es quien más destaca. Probablemente podría haber aprovechado más ciertas cosas, o darle una puesta en escena que destaque mucho más pero tampoco el resultado es tan malo siendo una película de serie B.


sábado, 13 de noviembre de 2010

Fair Game (Caza a la espía) - Spoilers



No es Doug Liman un director que me apasione demasiado aunque, dejando de lado El caso Bourne, hasta la fecha su mejor película, siempre ha hecho películas menos serias que la obra que nos ocupa, más desenfrenadas como las olvidables Jumper o Sr. y Sra. Smith o la sobrevalorada Viviendo sin límites. Fair Game parece, por momentos, una película que sigue el camino marcado por Paul Greengrass, precisamente el director de las dos secuelas de la saga de Jason Bourne, pero se queda a medias en ese camino y Doug Liman no maneja la cámara como lo hace Greengrass ni tiene la misma mirada crítica. Basada en hechos reales, Fair Game no está mal dirigida, tiene escenas bien resueltas por Doug Liman y algunas escenas intensas que hacen que al menos el producto, sin ser ninguna maravilla, se pueda ver.





Se podría estructurar la película en dos partes: la primera se adentra en la profesión del personaje interpretado por Naomi Watts y todo lo que acontece en la CIA posterior a los ataques del 11 de Septiembre, de como los países de los alrededores de Irak pueden estar involucrados o no en la guerra, especialmente cobra importancia Níger. La segunda parte se adentra cuando se descubre todo el pastel, tras un artículo escrito por el marido de la agente, interpretado por Sean Penn, que fue quien se dirigió a Níger para comprobar si pasaba algo. Éste se adentra en una guerra contra el gobierno para intentar sacar a la luz todas las mentiras que se han dicho sobre la guerra desde La Casa Blanca. Quizá la segunda parte me ha interesado más que la primera, más seca, contundente e intensa en mi opinión aunque tampoco destaca por ser una maravilla. Pero está bien retratado el ambiente, todo lo que genera las intervenciones del personaje de Sean Penn y como pone en peligro todo lo que quiere.




Aún así creo que se podría haber sacado muchísimo más provecho, en especial, a la vida personal de esa familia y a todo el sufrimiento que está pasando la mujer por todo lo que te está contando la película. Y más si tienes a una actriz que ha demostrado ser una de las mejores sufridoras en una pantalla de cine como Naomi Watts. Sin embargo a Doug Liman no le interesa tanto eso como contar esa guerra entre una persona contra varios políticos que al final queda algo descafeinada aún estando bien. Sobre el tema se harán películas mejores que Fair Game aunque también se harán mucho peores. La película de Doug Liman se queda en un punto intermedio, de película que se ve con cierta facilidad pero que no se va a quedar grabada en la memoria. Y es una pena porque había material más que suficiente, y se cuentan con dos de los mejores actores en la actualidad, para haber hecho una película mucho más fascinante y perdurable.


sábado, 6 de noviembre de 2010

Amer



Varias cosas había escuchado y leído sobre esta película belga antes de verla. Casi todas provenientes del festival de Sitges del 2009. Así que intuía con que tipo de película me podría encontrar. Ciertamente iba con varios prejuicios pero que por suerte se esfumaron desde que dio comienzo la película codirigida por Hélène Cattet y por Bruno Forzani. Cuando terminé Amer me encontré fascinado con lo que acababa de ver. Es una película difícil de ver y en la que hay que sumergirse, pero cuando estás dentro de ella es capaz de proporcionar varios tipos de sensaciones. Amer es una película que va a tener (ya las está teniendo) opiniones encontradas, de amor y de odio aunque dichas opiniones están lejos de la indiferencia. Es fácil que haya mucho público al que la película le parezca detestable. Yo me encuentro en el otro grupo, a mí me ha gustado bastante Amer y me he dejado llevar por ella.



La película belga de Hélène Cattet y de Bruno Forzani me ha parecido preciosa y a la vez angustiosa, muy incómoda, poética, puede que respecto a este último punto tenga alguna cosilla molesta e impostada que pretende homenajear a algunos clásicos del giallo, pero que no terminan por empañar el resultado final de Amer. Las imágenes que componen la película y como juegan con ellas ambos directores durante todo su metraje es impresionante, te cautiva por el riesgo que poseen y por lo personales que resultan, Amer también te atrapa con su absorvente juego de estilo y por como juegan con los tonos de la película, desde ese rojo oscuro (aquel título de una película de Dario Argento) que predomina en ciertas fases de la película como otros y con la locura que poseen las escenas y sus personajes. Amer es una película que está muy bien hecha, que juega de manera soberbia con los elementos que se poseen, con los planos y que se aprovecha en primer lugar del punto de vista de la niña, en segundo de ese viaje y el despertar sexual y en último lugar de una violencia incómoda de ver pero brutal. Es un homenaje precioso al giallo, un género que, por otra parte, nunca me ha apasionado.



Para finalizar, Amer es una película que debe verse de noche y con las luces apagadas para hacer el visionado más recomendable. Es la mejor manera para sumergirse en la película y dejar que te provoque cosas, que te angustie, que te resulte incómoda pero aún así no puedas dejar de mirar la pantalla, de pararla en algún momento y luego retomarla o de dejar la película a medias. No es fácil pero Amer es una película capaz de proporcionar cosas. Pero también es cierto que si no te gusta Amer es capaz de hacerte pasar un rato malo, largo (pese a ser una película que no llega a los 90 minutos) y muy aburrido, de parecerte incoherente e inconexa y de que encuentres muchísimas escenas que hacen aguas y te parezcan que sobran. Pese a eso, yo seguiría recomendando ver Amer. Es una experiencia muy especial.


jueves, 4 de noviembre de 2010

Scott Pilgrim vs. the World (spoilers)



Edgar Wright es un director bastante divertido que ha sabido hacerse un hueco de manera efectiva en el cine británico parodiando el género de terror y de acción. Sí que es cierto que pese a entregar películas muy divertidas, a veces se va por las ramas y resulta un tanto excesivo, los detalles gratuitos y grotescos se adueñan de sus películas. Esto se notaba especialmente en Hot Fuzz, que pese a todo, es una película entretenida mientras que Zombies Party era más redonda y ocurría mucho menos. Después de parodiar esos géneros, toca Scott Pilgrim vs. the World, debut en América del director, un bonito homenaje al mundo de los videojuegos. Adaptación de una novela gráfica, con ella Edgar Wright se confirma como un director que sabe mezclar de manera acertada varios géneros predominando siempre la comedia de adolescentes. Quien conozca la obra del director esto no le sorprenderá, igual que no sorprenderá el carácter friki de la película. Aunque a quien no conozca ninguna película del director sí le puede descolocar en varios momentos.





Scott Pilgrim vs. the World se aprovecha y muy bien de un comienzo de película que engancha. Su estilo atrapa, su look visual es muy atractivo y sus continuos cortes para enganchar una escena con otra resulta ingenioso. Está muy bien hecha, entras en ella y disfrutas. Edgar Wright va con todo y de principio acierta. Quizá en la parte intermedia, cuando se va desarrollando la relación entre Scott Pilgrim y Ramona, la película sufre un pequeño agotamiento, pero nada realmente serio. Al final se rehace cuando aparece en pantalla Jason Schwartzman interpretando a Gideon, el jefe final, para dar pie al último nivel. La acción está bien dirigida, dando lugar a momentos notables mientras que la banda sonora es buena, aunque en algunos momentos la esperaba mejor porque también tiene mucho protagonismo y resulta importante en la obra del director.





Cabe destacar lo divertidos que están todos los actores. Michael Cera no sorprende a nadie, le toca hacer el personaje que ha interpretado siempre pero sabe llevar el peso de la película, y a su lado la preciosa y magnética Mary Elizabeth Winstead que ilumina la película con su rostro y tiene garra. También son muy divertidos el amigo homosexual de Scott y la evolución de la china menor de edad que es novia del personaje al principio de la película y que se acaba uniendo a la fiesta y repartiendo al final junto a Scott. Igualmente, los ex-novios de Ramona y la alianza que han formado Gideon está muy bien, aunque quizá algunos están en un nivel inferior de algunos otros. Me gusta la pelea con la ex, esa fase o experiencia lésbica de Ramona que descoloca a Scott y que termina siendo manejado por su novia por no querer pegar a una chica. Edgar Wright nos ofrece una buena película y digna de disfrutar. Bastante divertida y recomendable de ver, especialmente si te gustan los videojuegos y quieres ver un buen homenaje sobre ellos en el cine.



martes, 2 de noviembre de 2010

The Town




Segunda película como director de Ben Affleck en la que se confirma como un director a tener en cuenta pese a sus más que evidentes lagunas argumentales. Hace ya 3 o 4 años que Ben Affleck sorprendiera con Adiós pequeña, adiós protagonizada por su hermano Casey y en la que se adentraba de manera notable en los suburbios bajos de Boston. Quizá tuviera un par de fallos en el guión pero era una obra bien resuelta y estaba envuelta con un halo clásico que potenciaba a la trama. Ben Affleck conseguía acallar las voces en esa década por segunda vez (la primera fue poco antes con su interpretación en Hollywoodland, a la que se menospreció por decir que era buena porque interpretaba a un pésimo actor). Para su segunda obra, Ben Affleck regresa a Boston. The Town ha sido muy comparada con Heat de Michael Mann. Se parecen pero salvando las distancias.





Ben Affleck se aprovecha del barrio y del aire que allí se respira para contar una entretenida historia de ladrones. Cuando se centra en eso, la película es eléctrica, tiene pulso, está notablemente dirigida, visualmente es excelente y funciona en todos los niveles. No importa que todo suene a demasiado visto. Da lo que promete en ese sentido. El problema es cuando se sale de esa historia de ladrones y se adentra en la historia del ladrón principal, interpretado por el propio Affleck, y su relación con una banquera a la que ha atracado. Todo es muy nimio, los actores no tienen química y se nota demasiado y la película en ese punto se resiente. Esa historia está demasiado mal tratada y es muy floja como para ser la más importante y decisiva en la trama final. Por suerte, se adereza con escenas de acción increíblemente bien filmadas, con una persecución de coches a mitad de película muy tensa y con la amenaza de que en cualquier momento cualquiera de ellos puede salir mal parado. Sin esa parte, la película se quedaría en nada.




Cabe destacar a un Jeremy Renner en estado de gracia. Su personaje es tópico, responde al tipo impulsivo que piensa poco y que en algún momento parece que le van a volar la cabeza por su comportamiento. Sin embargo, lo interpreta con convicción y su relación con el personaje de Ben Affleck es intensa y bien hecha. Lo cierto es que Renner engrandece la película y es el único actor de la película que lo consigue. Ben Affleck se esfuerza, pero su labor es insuficiente y sigue demostrando que es un actor limitado, Rebecca Hall está demasiado sosa, Jon Hamm tiene presencia, y como ya ha demostrado es un actor como la copa de un pino, pero su personaje está muy desaprovechado al igual que el de Chris Cooper. Pete Postlethwaithe y Blake Lively tienen sus escenas que aprovechan muy bien, especialmente el primero interpretando a un florista que comanda los negocios turbios.