El día en que Steven Soderbergh haga una gran película se va a cagar la abuela. Tiene buenas películas, es cierto, pero no las considero grandes películas. Su filmografía entra dentro del terreno de la irregularidad y Contagion es una película que no escapa de esto. Dentro de la filmografía del director se podría establecer, tratando temáticas distintas, un paralelismo entre Contagion y Traffic. Ambas son películas con varias historias paralelas unidas por un nexo común, una infección que se va propagando por todo el mundo en la primera y las drogas en la segunda, personajes en situaciones límite y un mal uso del moralismo que acaba lastrando las intenciones de ambas. Hay momentos en Contagion en los que se echa de menos esa frialdad con la que normalmente Steven Soderbergh trata sus películas. Aquí esa frialdad la hace gala en la forma, cuando habla sobre el virus y como se va propagando pero no a la hora de tratar con algunos personajes, algo que le hubiera venido bien. Soderbergh sitúa la acción de Contagion en varias ciudades (Hong Kong, Chicago, Minnesota, Atlanta) y visualmente la película tiene un tono grisáceo, idóneo con el tema que trata.
Empecemos con lo bueno que tiene la película de Soderbergh y no es otra cosa que la puesta en escena del director. El ritmo de Contagion es muy dinámico, lás imágenes se suceden con bastante agilidad destacando el buen montaje que tiene. Hay muchas veces en que parece un documental con multitud de información sobre el virus, sobre las posibles soluciones, vacunas, donde se ha originado. Todo esto que podría ser complicado de entender, Soderbergh lo trata con sencillez pero sin tratar como estúpido al espectador. La película en muchos momentos parece tener cierto tono de documental, siempre salvando las distancias con el género. Tiene algunos personajes interesantes como el de Laurence Fishburne o el de Jennifer Ehle y Soderbergh maneja bien a los actores, sin que sobresalga ninguno por encima de otro, todos haciendo su trabajo. Tampoco se excede en el drama de algunos personajes, hay veces que podría parecer un telefilm y Soderbergh lo sortea con bastante habilidad, aunque no siempre logra evitarlo por ejemplo el final de Matt Damon con el baile para su hija o Fishburne dándole su cura al hijo de John Hawkes.
Pero ahora viene lo malo. Una cosa son los actores, que cumplen con su trabajo, y otra los personajes, algunos de ellos muy cuestionables. Sobre todo me duele mucho ver a Marion Cotillard, con ese personaje tan irrisorio e incomprensible, y toda la parte que protagoniza que termina siendo el punto más moralista de la historia. Y en general Contagion peca de ingenua pese al tema que trata. Un tema que podría ser atractivo y que termina desperdiciando Soderbergh no es otro que como se aprovecha internet de la infección. En este caso, un bloguero interpretado por Jude Law intentando sacar tajada de todo lo que está ocurriendo. Pero es que incluso el personaje de Jude Law acaba pecando de lo mismo que el personaje de Marion Cotillard, siendo un tipo que intenta sacar las cosas de contexto, de llevar la infección un paso más allá y alarmar a la gente. Y ese es otro tema: que en este tipo de casos incluso el ser humano puede acabar siendo más pelígroso que la amenaza principal, que comiencen los asaltos a las tiendas, las disputas contra los que consideran culpables, etc. Todo esto que se supone crudo está tratado con inocencia por el director, como si no quisiera meter el dedo en la llaga y sin querer rematar la faena al final. Y es una pena que en una película como Contagion la forma acabe devorando al contenido, que se acabe quedando como un quiero y no puedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario