lunes, 27 de febrero de 2012

Mi semana con Marilyn

Creo que Mi semana con Marilyn podría haber sido una buena película. Pero se queda en un producto muy menor, bastante descafeinado y con muchos de los vicios del biopic actual salvo un par de momentos en que la película parece cobrar vida. Y es que más allá de la interpretación del mito, siempre parece que en este tipo de películas no hay nada más que destacar. Y es una pena. Me gusta mucho Marilyn, tanto como sex-symbol como actriz, y creo que era bastante mejor actriz de lo que se suele decir y que la fuera a interpretar Michelle Williams, una de mis actrices actuales favoritas, era un punto a favor. Pero todo queda impregnado de un halo de corrección, de no separarse de lo común y poco arriesgado que termina por pasarle factura al debut del veterano Simon Curtis como director de largometrajes.

Y es que el director nunca llega a hacerse con el tono de la película en ningún momento. Tiene destellos de calidad pero todos provienen de esos golpes de carácter del personaje de Marilyn, es decir, casi todo proviene del guión o de la interpretación de su protagonista. Pero más allá de eso, no sabe hacer que su película sea demasiado interesante. El príncipe y la corista era una película menor tanto en la filmografía de Laurence Olivier como en la de Marilyn Monroe. Y quizá lo más interesante sea que el personaje de Laurence, interpretado por Kenneth Branagh, sabe a la perfección que está involucrado en un proyecto menor. Pero Colin Clark (Eddie Redmayne) siempre fue un personaje que permaneció a la sombra, desconocido hasta la publicación de sus memorias, y por lo que nos cuenta en la película, debió seguir siendo así porque no hay nada en el personaje que sea realmente interesante. Solo es un tipo normal, intentado que el espectador se identifique con el personaje sin éxito, que se enamoró de la actriz.

Técnicamente la película cumple sobradamente. Quizá de lo mejor de Mi semana con Marilyn sea la ambientación de los años 50, tanto en vestuario, paisajes, escenarios como en algunas de las costumbres de los personajes. Pero en productos como estos, con muchos medios para que esto sea así, que fuera justo lo contrario hubiera sido deleznable. El guión no destaca demasiado y no interesa absolutamente nada ese enamoramiento del personaje de Clark, siendo los momentos del rodaje de El príncipe y la corista lo más salvable de la función. Pero el director no logra llevar a más esos conflictos existentes entre Laurence Olivier y Marilyn, ni de ésta con los demás miembros del reparto -el personaje interpretado por Judi Dench, demasiado comprensible con la actriz-.

La americana Michelle Williams está rodeada de un reparto muy inglés. Vamos, igual que Marilyn en la película de Laurence Olivier. Michelle Williams se destaca como lo mejor de la película y es que tiene mucha facilidad para lograr que, en algunos momentos, olvidemos que está interpretando a una de las mujeres más deseadas de la historia del cine y ser el personaje y no una actriz que la interpreta, pese a las diferencias de físico entre ambas. Ella está fascinante aunque el personaje o la película muchas veces no la acompañen. Salva la función. Y todo esto pese a estar acompañada de un soso Eddie Redmayne, protagonista de la película, y que se ve eclipsado por Michelle y de un desaprovechado Kenneth Branagh, que saca petróleo de lo poco que le dejan pero que hubiera necesitado más minutos. Los demás actores están entre lo correcto y lo desaprovechado, pero no hay ningún actor ni tampoco ningún personaje que logre destacar entre el conjunto. Y es una auténtica pena. Quizá hubiera sido mucho más interesante hacerla sobre el rodaje de Con faldas y a lo loco de Billy Wilder o de Vidas rebeldes de John Huston, rodajes donde Marilyn también ocasionó muchísimos problemas. Pero si hubiera sido el mismo director, el resultado no habría sido muy distinto a este.

sábado, 25 de febrero de 2012

La invención de Hugo

Lo cierto es que lo de La invención de Hugo hasta el día de su estreno ha sido muy curioso. Primero tuve cierta curiosidad por ver como se movería Scorsese en un género que no había tratado y con el 3D. Después llegó el trailer y mucha gente criticó el infantilismo del que hacía gala. Pero tras estrenarse poco a poco la gente fue cayendo rendida ante la película. La película me ha gustado. A ratos me parece excepcional pero tiene algunas cosas que hacen que no sea mejor de lo que ya es. Pero como no sabía exactamente que esperar después de tanto tiempo, si un producto maravilloso o uno fallido, el resultado final de la película me parece bastante satisfactorio.

Y es que Scorsese es un maestro dirigiendo. Quizá uno de los mayores defectos o de lo que más me molesta de La invención de Hugo es cierta grandilocuencia en el movimiento de la cámara del director en algunas escenas. Pero el director consigue introducirte en su película con su manera de contar la historia, con ese homenaje al cine y con ese uso del 3D. Porque no se limita a lanzarte cosas a la cara, sino que muchas veces saca objetos o a los mismos personajes de la pantalla para lograr que el efecto de inmersión sea superior. Es un trabajo sobresaliente en ese sentido. Y logra imágenes de enorme belleza el director, muy cuidadas técnicamente, consiguiendo una buena recreación de París. Hay planos que solo sirven para el lucimiento del director pero se le perdonan.

Quizá el guión no sea ninguna maravilla pero Scorsese se las apaña para mejorarlo en su traslado a la pantalla. Logra imágenes de gran belleza, maneja con soltura los escenarios de la película, se permite multitud de guiños a películas clásicas -y no solo cuando vemos imágenes del cine de antaño-. Se le puede achacar que quizá haya algún detalle de más o que tampoco importe demasiado el pasado del personaje de Hugo -aunque termine resultando clave, puesto que su padre encuentra el autómata que luego es determinante o el personaje de su tío, que trabaja en la estación donde vive-. Como película infantil se maneja a la perfección, juega al slapstick con cierta soltura aunque quizá también abusando un poco, sobre todo con el personaje de Sacha Baron Cohen. En la parte homenaje al cine, quizá hubiera preferido por momentos más sutilidad -todos los papeles por la habitación volando, algo tosco-, en vez de algo tan explicito pero aún así también explota Scorsese a la perfección la vena nostálgica.

Me gustan más los homenajes más indirectos que existen en la película. Ese doble sueño que funciona como homenaje al corto del tren de los hermanos Lumière primero y luego con Hugo convirtiéndose en robot. El mismo robot recuerda a Metrópolis y también hay un par de guiños a Buster Keaton y a El maquinista de la general. El homenaje a El hombre mosca con Hugo colgando del reloj. Tanto lo de los Lumière como lo de la película de Harold Lloyd también aparecen explícitamente, hay imágenes de las obras en La invención de Hugo pero prefiero el otro homenaje que le hacen. Además, seguro que no es casualidad que la película se desarrolle en un estación. También juega un poco a Chaplin y a Luces de la ciudad en el romance entre el guardia y la florista, este homenaje sí es muchísimo menor. Pero logra grandes resultados cuando recrea las películas de Méliès y sus rodajes. Y esa obsesión por su obra especialmente por Viaje a la luna y por la imagen de la luna.

Ni que decir que técnicamente la película es sobresaliente. En todos los aspectos. Vestuario, maquillaje, banda sonora, dirección artística y los efectos visuales y sonoros están a un nivel impresionante. Cabe destacar una vez más el trabajo de Thelma Schoonmaker. Por algo es una persona que ha estado con el director durante gran parte de su carrera. Y Scorsese logra dos grandes actuaciones en las interpretaciones de los niños. De Chloe Moretz era previsible, es una de las actrices jóvenes más fascinantes, junto a Elle Fanning, y logra que su rostro sea adorable y que además tenga ciertos recursos cómicos. También Asa Butterfield está bien aunque a veces parezca algo pánfilo y te dé pena. Pero destaca sobre todo Ben Kingsley, que está impresionante en su papel. Los demás actores acompañan a la perfección asumiendo roles muy secundarios -Jude Law, Emily Mortimer, Ray Winstone, Christopher Lee entre otros-.

En La invención de Hugo hay mucha magia y encanto. Y, sobre todo, hay amor por el cine. Es una película imperfecta pero que logra meterse en tu corazón y que le cojas cariño con mucha facilidad. También que te intereses por varios directores o por varias obras que aparecen mencionadas. Creo que la mejor forma de calificar La invención de Hugo es como una pequeña gran película. No creo que sea lo mejor del 2011, pero sin duda está entre lo mejor realizado, aunque sí que se la recomiendo a todo el mundo. Y que dejen los prejuicios fuera, porque aquí estamos ante un espectáculo muy disfrutable.


domingo, 19 de febrero de 2012

Young Adult (spoilers)

Jason Reitman regresa con Young Adult. Y es que desde que dio el salto a la dirección con Gracias por fumar todo han sido buenas palabras para las películas que ha dirigido. Y tiene su grupo de detractores pero en general sus películas siempre han sido muy bien valoradas. Fue el caso de su debut, la ya citada Gracias por fumar y también ocurrió tanto con Juno como con Up in the air. Con el paso del tiempo le he cogido algo de manía a su primera película, que siempre es utilizada para infravalorar tanto Juno como Up in the air. Creo que Juno es una película interesante con algunas cosas cuestionables que hacen que no termine por ser una gran película y que Up in the air esté muy bien, sea a ratos una gran película pese a terminar por traicionarse a sí misma. Y era una lástima porque pudo haber sido una obra maravillosa. Pero era una película bastante buena.

Creo que Young Adult es una buena película. Y que tiene cosas que me gustan mucho. Y que no termina por traicionarse a sí misma como las anteriores películas de Reitman. Pero a la vez me acabo quedando a medias con ella, como si le faltara algo a la película, como si más allá de su personaje principal no haya mucho más. Y es que Jason Reitman y también Diablo Cody, guionista de la película, se toman su tiempo para presentarnos el estilo patético de vida que lleva su protagonista y para potenciarlo todo para que la chica dé más pena. Tanto a los demás personajes de la película como al espectador. Y que ella no sea consciente de su patetismo y se lance hacia un antiguo amor de instituto que está casado hacen que la chica dé aún más pena.

Pero ni Reitman ni Diablo Cody tienen piedad de su personaje. Esta vez no le van a ofrecer ninguna salida fácil sino que la van a dejar que se hunda con todo el equipo y acabe cayendo en ridículo, que termine la película más o menos igual que como la ha empezado pero mucho más hundida. Quizá ese sea el mayor mérito de Young Adult, que además de en el personaje principal, también se apoya en una banda sonora bastante buena. Y en la pareja que Charlize Theron forma con Patton Oswalt.

Y es que la química entre ambos es evidente y hacen que la película se lleve aún mejor. Porque, sobre todo, Charlize Theron se lanza con todo a su personaje y logra que, pese a ser alguien a quien no quieres parecerte en la vida, haya cierta empatización, que en el fondo solo sea una chica que necesita ser amada, que está muy sola y que siempre ha sido demasiado superficial. Quizá el seguir comportándose como una adolescente sea su manera de seguir adelante pero ella misma sabe que no puede seguir así demasiado tiempo. Pero va a estirarlo todo lo que pueda. Creo que a más de uno nos gustaría hacer eso también.

Y que los demás personajes intenten que ella vea la luz o la inviten a sus celebraciones porque les da lástima el ver como se ha quedado estancada en la vida pese a ser una de las pocas que ha salido del pueblo y que ha tenido un éxito relativo. Pero ellos han crecido, son personas adultas con sus problemas y ella sigue igual, emborrachándose por las noches o despreocupándose de su perro dejándolo todo el día en el hotel. Quizá el mayor problema de la película es que no se queda en una simple crítica a esa forma de vida sino que realmente tanto el director como la guionista a través de los personajes secundarios se dedican a juzgar al personaje principal. Y quizá eso está de más.

Al final, el personaje principal con lo único que puede identificarse es con el coche. Con ese coche que se ha estrellado y que tiene toda la parte delantera destrozada. En el fondo ella es igual y que se quede mirando el auto es significativo. Charlize Theron está muy bien mientras que los secundarios están por debajo de ella y algunos personajes parecen meros esbozos pero rinden a buen nivel. Pero la película pertenece a ella y ella está impresionante. Otra actriz habría palidecido ante este papel. Ella lo hace aún más grande.

sábado, 11 de febrero de 2012

War Horse

War Horse es la última película, a día de hoy, dirigida por Spielberg que, además, ha sido estrenada el mismo año que Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio. No es la primera vez que el director estrena dos películas en el mismo año y ya es algo que pasó con Jurassic Park y La lista de Schindler, Jurassic Park 2: El mundo perdido y Amistad o La guerra de los mundos y Munich. Siempre con una película que busque ser un buen entretenimiento para el público, que éstos conecten con ella, con otra película que mire más a ser nominada a premios, a que el director intente que no solo se le vea como ese director de cine de evasión sino que puede hacer productos más serios, obteniendo buenos resultados con ellos. La jugada le ha salido bien muchas veces más allá de tener un par de películas consideradas fallidas -El imperio del sol o la misma Amistad-.

War Horse es una película que es pura fórmula. Es una historia previsible en la que Spielberg puede meterse de lleno en cosas que maneja bien, en donde se le ve suelto. En la película, el director mezcla el drama familiar, con la guerra y con pequeños momentos cómicos para intentar aliviar la trama. Vamos, géneros y temas ya conocidos por el director en películas anteriores. Hay muchas cosas que son cuestionables en la trama de War Horse, detalles que son fácilmente criticables sobre todo a nivel de guión y, muy especialmente, a la hora de perfilar el personaje del padre del chico joven que se obsesiona con el caballo, pero uno le acaba perdonando algunos fallos a Spielberg. Eso sí, no todos los fallos de la película pues con War Horse estamos hablando solo de una película correcta.

Porque junto a los momentos previsibles o de supuesta superación, con ese caballo que puede con cualquier cosa pese a todos los impedimentos que le pongan en medio, hay instantes que son auténtico cine. Porque Spielberg, aparte de ser muy bueno a nivel visual, a veces es también un director prodigioso a nivel narrativo. Pero en War Horse, y es una auténtica pena, eso solo nos lo ofrece a cuentagotas. Y en contra, junto a instantes de enorme belleza, tenemos instantes de vergüenza ajena, que buscan la lágrima fácil de la forma más pueril posible, o de personajes que desaparecen o aparecen en la trama sin demasiado que aportar más que poner las cosas difíciles al caballo.

Sí que es cierto que Spielberg sabe cómo darle el protagonismo de la película a un animal, en este caso al caballo de guerra, y que la película no se resienta por ello. Y también sabe colar algunos momentos que no son lacrimógenos ni sensibleros sino sensibles, que saben apelar a la perfección a las emociones humanas del espectador. Todo esto se le suma su dirección, donde el director consigue imágenes de enorme belleza, donde cada detalle técnico está enormemente trabajado, y haciendo que la película muchas veces te entre más por los ojos que por el cerebro. En la relación entre el chico y el caballo hay altibajos, hay escenas llenas de fuerza -el chico impidiendo que su padre mate al caballo, recurso facilón pero eficaz y muy bien llevado- con otros innecesarios -el chico con el caballo corriendo mientras la chica en el coche les mira asombrada antes de que él y el caballo se vayan al suelo-.

El caso es que War Horse es una película irregular, algo larga pero que resulta entretenida, está bien hecha y contiene tanto buenos momentos como otros que no son tan buenos. Y teniendo en cuenta que las expectativas que tenía antes de ver la película no eran nada buenas, yo me acabo por conformar con que el resultado final de la película no sea desastroso y se quede simplemente en pasable. Y también es destacable que Spielberg en algún momento le dé por la vena clásica, por homenajear a algún director al que admira.

lunes, 6 de febrero de 2012

Katmandú, un espejo en el cielo (spoilers)

Katmandú, un espejo en el cielo es la última película de la directora española Icíar Bollaín. Y es que la madrileña no ha tardado mucho tiempo en realizarla -aunque se ha estrenado en 2012, es una producción del 2011 que participa en los Goya de esa edición- tras el estreno en el 2010 de También la lluvia. Una película que me pareció correcta, tenía sus cosas buenas pero que también era un tanto irregular y donde el lado panfletario de la directora salía a relucir. Y es una directora que siempre ha tocado temas delicados, que ha podido caer en lo gratuito o en el amarillismo con bastante facilidad pero que había logrado, a base de talento, evitarlo y conseguir que su cine fuera sincero. En También la lluvia lograba evitar todo lo que el guión le marcaba con su puesta en escena y con un trabajo bastante sólido del reparto con el que Icíar Bollaín contaba. Lamentablemente, con Katmandú, un espejo en el cielo no sucede lo mismo.
El guión de Katmandú, un espejo en el cielo lo ha escrito la misma Icíar Bollaín pero con ayuda de Paul Laverty. Y creo que ahí radica la gran diferencia de su cine anterior con el que realiza en estos momentos. Paul Laverty ya había escrito el guión de También la lluvia pero casi todos le conocemos más por haber formado una pareja de trabajo con el director británico Ken Loach. Y es que el cine actual de Loach está lejos de gustarme, es más en ratos incluso me asquea. Y es debido a los guiones con los que cuenta porque siempre ha sido un director comprometido con la temática social y antaño su cine no resultaba tan falso. Y creo que ese es uno de los motivos por el cual el cine de la directora no es tan sincero como el de antes. Porque aunque quizá en Katmandú, un espejo en el cielo gran parte de lo escrito sea de ella, sí que se siente en la película el reflejo del temible guionista, esposo de la misma Icíar Bollaín. Como se suele decir, hay amores que matan. En este caso, al cine de la directora.

En este caso, la directora nos cuenta la historia real de una chica catalana que se encuentra en Nepal, donde es profesora. Allí intenta enseñar a los niños pero se encuentra con las dificultades en las que se ve envuelto el país, como el hecho que los niños tengan que trabajar en vez de ir a la escuela por la situación económica del país o el tener que casarse con un hombre de allí en un falso matrimonio para que no la deporten. También ve como su amiga, también profesora, es marginada por la gente de su propia familia, injustamente tratada por las costumbres del país, bien por no tener un hijo -y obligatoriamente varón- o bien por tratar con cierta clase de niños. Y también vemos una historia de amor entre ella y el hombre con el que se ha casado viendo como, poco a poco, se van acercando. Pero las intenciones de ambos son distintas ya que mientras él quiere formar una familia con ella, la chica hace de los niños a los que enseña su segunda familia, anteponiendo cosas de la escuela o de los niños antes que al hombre del que se ha enamorado.

Al igual que en También la lluvia, Icíar Bollaín muestra esa mejoría en la puesta en escena. Mientras anteriormente se limitaba a acompañar sin hacerse notar, ahora logra imágenes de bastante belleza. En Katmandú, un espejo en el cielo nos encontramos varias imágenes de muchísimo atractivo en las que logra sacar provecho de la belleza del país -dejando de lado la pobreza y demás cosas-. Pero se ve que sus películas tienen más personalidad en lo visual porque no se recrea en ello sino que sirve como acompañamiento de la trama, que en este caso es donde sus películas últimamente cojean. Porque durante la película, y no hablo ya en general sino de momentos sueltos, no me encuentro con escenas que me emocionen y eso es algo que la película busca continuamente. Ni las relaciones con las niñas, ni el romance con su marido falso, ni la relación con su amiga. Todo me deja muy frío y no encuentro nada especialmente remarcable. Toda la historia de la profesora que sale para adelante a pesar de las adversidades con las que se va encontrando por el camino te acaba importando poco porque solo produce indiferencia y no logra que empatices con el personaje. Ver al personaje llorando en mitad de la calle desgarrada o mientras lee la carta de su amiga solo muestran a una directora que busca la lágrima fácil que nunca llega a conseguir.

Las interpretaciones del reparto desconocido son correctas, más teniendo en cuenta que parte de los actores no tienen experiencia alguna en el medio. Mientras que Verónica Echegui, que es quien tiene que llevar sobre sus hombros el peso de la película, también está correcta, sin grandes alardes y quizá con algunos momentos en que parece que todo le viene grande. Pero bien en general, tampoco se le puede achacar demasiado. El resultado final es de una película decepcionante que ni siquiera posee las cosas buenas que tenía su anterior película, si así fuera al menos Katmandú, un espejo en el cielo habría sido mucho más aprovechable. Habrá que esperar con su próxima película para ver si recupera el nivel.

domingo, 5 de febrero de 2012

Moneyball

Moneyball lo tenía todo para ser una película que acabara odiando. Diseñada especialmente para los Oscars, con un director que ya tuvo su anterior película nominada entre los premios, un par de guionistas respetados y que están de moda, un reparto muy conocido, contando una historia de superación y encima basada en hechos reales. Vamos, todos esos ingredientes que tanto gustan por allí y que suelen dar como resultado películas repelentes. Pero Moneyball no solo se escapa de esa quema sino que acaba resultando una película estimulante y sincera.

Empezando con los nombres, el primero a mencionar es el de Bennett Miller. El director del biopic de Truman Capote y que demostró ser alguien a tener en cuenta -aunque fuera superado por Infamous, el otro biopic de Capote de ese mismo año-. Miller hace uno de esos trabajos en los que el director no se hace notar, sigue la acción a la perfección y equilibra todo los aspectos como el guión, que podría pecar de poco interesante para la gente que no conociera el tema, las interpretaciones, contenidas pero con sus arrebatos, o las imágenes de archivo. El trabajo de Miller es eficaz y se guarda algún plano realmente destacable, a mí me gusta especialmente aquel en que Brad Pitt va conduciendo y hace algo tan típico como tomarse un desvío en la carretera.

Otro nombre propio es el de Aaron Sorkin, actualmente de moda por el guión de La red social pero que ha destacado sobre todo por su trabajo en algunas series de televisión. Y aquí viene apoyado en el guión por Steven Zaillan, que no es precisamente un don nadie -suyos son los guiones de La lista de Schindler o de la versión que Fincher ha dirigido de Millennium-. El guión es sólido y ellos evitan caer en lo rancio. La película es típica pero también consigue escabullirse de la premisa básica de este tipo de films. Es una película que se centra más en como se forma el equipo que en el béisbol, es decir, en los despachos, en las estadísticas de los jugadores, en temas de presupuestos. Si que es cierto que muchas veces podría haber caído en la simple palabrería pero para ello hay un director con talento y también un reparto entregado. Quizá algo hay a la hora de mostrar a esos jugadores como unos auténticos paquetes al principio pero bueno, por suerte se centra más en el deporte por fuera que por dentro. Quizá cuando toca algo del deporte si tiene algunos tópicos molestos.

Por último tenemos al reparto. Y puede que sea una pena que actores como Philip Seymour Hoffman o Robin Wright no aporten demasiado y se queden como simples presencias secundarias. Pero la película pertenece a la pareja que forman Brad Pitt y Jonah Hill y ellos están muy cómodos. Existe química entre ambos y la explotan hasta cuanto pueden. Pitt está contenido como ese tipo que confía en su nuevo pupilo a la hora de configurar su equipo a base de estadísticas pero sus arrebatos de furia cuando algo sale mal están geniales. Y por suerte tampoco es que la historia con la hija llene la película de sentimentalismo ni vaya a más que un par de escenas que muestran a un tipo que se arriesga teniendo a una familia detrás. Por su parte, Jonah Hill era el que estaba en duda porque siempre lo hemos visto dentro del género cómico. Cumple con su papel y no palidece ante Pitt, tiene sus escenas de lucimiento -el momento en que le toca decirle a otro jugador que se va del equipo-.

Quizá me hubiera gustado ver algo más de béisbol en la película pero es una película de lo que hay detrás del juego, de la formación de ese equipo y de ver como un tipo va chanchulleando constantemente a la hora de hacer intercambios para el equipo. Y es justo mencionar a Moneyball como la película que es lo mismo de siempre pero diferente. Sí, parece contradictorio pero así es. Y si se ciñe a los hechos exactos o no es así es algo que tampoco me importa demasiado. No es una gran película pero está bien.