Desde muchos sitios ya hay muchas
personas que están colocando Dark Shadows como una de las peores
películas de Tim Burton. Eso sí, siempre colocándola un escalón por encima de El
planeta de los simios, película que, pienso, si le perdonas ciertas cosas es
un entretenimiento disfrutable. Burton siempre me ha parecido un director con sus puntos altos y sus puntos bajos durante toda su trayectoria, su irregularidad
no es algo que se reduce solo a la actualidad. Nunca le he pillado el punto a
sus Batman -aunque echo algo de menos el humor burtoniano en las Batman
de Christopher Nolan- pero he disfrutado como un niño de grandes entretenimientos como son Beetlejuice
o Mars Attacks!. Eso dejando de lado el punto más alto -Ed Wood, si
recordamos que Pesadilla antes de Navidad no la dirigió él- y el más
bajo -Alicia en el país de las maravillas- de su filmografía.
Dark Shadows es una
película que se adecua a la perfección a la filmografía de Burton e, incluso,
se puede establecer una comparación entre ambas. Al igual que la carrera de
Burton, Dark Shadows me parece una película irregular, con momentos de
una gracia con la que me contagio y con otros momentos torpes, teniendo algún que otro
apunte innecesario. Como no he visto la serie original en la que se basa la
película ni tampoco las películas que se hicieron sobre la serie, dejé de lado
la típica comparación con la que la película se podría venir cuesta abajo y
simplemente me senté en la butaca para intentar disfrutar del espectáculo que
nos sirve el director.
Dark Shadows es el intento
de Burton de regresar a lo que conoce pero dando la sensación que va con el
piloto automático en no pocos minutos. Podemos ver seres atormentados, ese estilo
gótico, la mezcla de terror y comedia, otros eres monstruosos y, otra de las cosas
que siempre ha estado muy presente en las películas de Burton, la familia -Big Fish
es la más evidente, pero también otras películas-. Un prólogo en el que Burton
está dispuesto a intentar seducir al espectador, muy bien ambientado,
aprovechando los escenarios y el apartado técnico de la película deriva a que la
trama se sitúe casi 200 años después -creo que exactamente 196 años si no me equivoco, como dice
Eva Green en un momento-.
La trama se sitúa a principios de los años 70
en Collinsport, con los McDonalds y los hippies fumados pidiendo la paz por en medio, y
en un principio parece que el personaje de Bella Heathcote, que se hace con el
puesto de institutriz en la casa de los Collins, va a cobrar mucha importancia
en la trama. Pero es aparecer el Barnabas de Depp y su personaje queda reducido
a un par de escenas pese a ser el interés romántico del personaje principal. Y
eso ocurre con casi todos los personajes, sobre todo con los miembros de la
familia Collins, para darle rienda suelta a esa peculiar relación que viven los
personajes de Johnny Depp y Eva Green y a la venganza de ésta última no solo con Barnabas sino con toda la familia Collins.
Por lo que llegamos al final de
la película con muchos personajes desaprovechados o con pequeños apuntes de
algunos -esa tendencia sexual del personaje de Chloë Moretz- y como colofón Burton
y el guionista de la película deciden tirar por la acumulación pura y dura, por
meter cosas sin demasiado sentido en la conclusión de la película para otorgarle aún más
excentricismo a la propuesta y darle algo de provecho a algunos personajes consiguiendo con ello que el material se les vaya de las manos en ese final.
Curiosamente, uno de los personajes más aparentemente innecesarios -la psiquiatra-
es de los que más gracia me han hecho, con esas transfusiones que realiza a
Barnabas para intentar que no tenga que ir matando gente al ser un vampiro y
estar hambriento.
Los actores están correctos en
sus papeles. Eva Green se convierte en la reina de la función, aprovechando ese cuerpazo que dios le ha dado para componer un personaje pérfido que se lleva los
mejores momentos de la película. Las Michelle Pfeiffer, Chloë Moretz y Bella
Heathcote están tan bien como sus personajes se lo permiten, es decir, están un tanto
desaprovechadas pero cumpliendo con sus respectivos papeles. Al igual que Jackie Earle Haley y Jonny Lee
Miller. Helena Bonham Carter, cada vez mejor integrada en las películas de su
marido, tiene su punto en el papel de psiquiatra alcoholizada, como ya he dicho. Y, por último, Depp, en su eterno papel, hace una interpretación tan
irregular como la misma película. Hay momentos en que parece parodiar a Obi Wan y otros en los que tiene su gracia.
Cabe destacar una buena utilización por parte de Burton de las canciones que inserta como homenaje a la década para que, así, la siempre funcional banda sonora de Danny Elfman no se haga tan pesada. Por lo demás, Dark Shadows es una película con la que pasar el
rato, que ni mucho menos es una de las cimas de Burton pero tampoco me parece una de
sus peores películas. Dark Shadows es una película entretenida a la que si no
se le exige mucho se puede llegar a disfrutar de ella. Y creo que con un final mejor y puliendo algunos otros detalles podría haber sido una película bastante buena.
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