
Cuesta nos sumerge en la historia de tres chicos, Jacob, un chico con una marca de nacimiento en la cara, cohibido, que sufre la perdida de su hermano gemelo en un accidente en el que unos gamberros queman una cabaña sin saber que él se encontraba en ella, Malee, hija de una psicóloga, que se enamora de un hombre mayor, paciente de su madre, con quien se siente mejor y al que ve frecuentemente para evadir su soledad, y, por último, Leonard, un chico con sobrepeso que se encontraba en la cabaña donde muere el hermano de Jacob, que tras el accidente pierde el sentido del gusto y el olfato y tras unas palabras esperanzadoras de su profesor de gimnasia, y con la situación en la que se encuentra de no poder degustar la comida, decide adelgazar no sin ponerle las cosas fáciles a su familia.
A medida que Cuesta va desarrollando las historias de los tres chicos, con algunos altibajos, especialmente en el trabajo del guionis

Todo esto, que es el destripamiento de las tres historias de los chicos, está contado sin excesos, dirigido con sensibilidad y buen gusto, no cayendo en los recursos fáciles, contando con poderosas interpretaciones del reparto infantil, queriendo que el espectador sienta con los chicos, sufra con ellos, se ría con ellos, disfrute, que en definitiva, sea complice de la vida de estos chicos y compartan las dudas que estos sufren. Recomendable.
Y haciendo un inciso, un pequeño comentario de ese señor tan inteligente y con tanto talento llamado Aki Kaurismäki. Habiendo visto solo 4 películas de su filmografía (la adaptación de "Crimen y castigo" fue la que más me decepcionó y, aún así, tiene cosas interesantes), es de los directores que mejor manejan la frialdad en una historia para terminar haciéndote sentir de todo por lo que le pasa a esos entrañables perdedores a los que tan bien suele reflejar. No es como otros directores que también hacen uso de la frialdad, para alejarse un poco y poder verlo todo más adecuadamente, pero que no consiguen hacer reflexionar al espectador con sus historias, ni emocionarte, ni enfadarte, solo producirte la más absoluta indiferencia. Como puede ser el caso de Isabel Coixet, por citar un ejemplo. Kaurismäki no te deja indiferente, su cine te puede dejar deprimido, te puede dar esperanzas en algunas ocasiones, te puede hacer llorar, te puede hacer reír. "La vida de bohemia" es un claro ejemplo de esto.
