
A la dirección funcional de Guy Ritchie no ayudan los personajes secundarios más allá de ser meras comparsas de los principales. Ni se cuenta con un villano de garantías, un Mark Strong tremendamente perdido, ni los personajes aliados tanto del villano como de Sherlock y Watson resultan interesantes, y mucho menos las féminas de la obra, las guapísimas Kelly Reilly y Rachel McAdams, con esta última intentando sin éxito dar algo de juego a la película mostrando el lado más vulnerable del Sherlock de Robert. Tampoco la historia que cuenta Ritchie es acertada, mezclando esa supuesta magia negra con peleas que parecen sacadas de sus anteriores películas pero sin el encanto de aquellas. Puede resultar entretenida, de eso no hay dudas, aunque no me lo ha parecido demasiado más allá de ver a Robert Downey Jr. haciendo el ganso de vez en cuando.

En la secuela tendremos el regreso de Moriarty al que ya se menciona varias veces en esta primera parte. Esperemos que su vuelta esté a la altura pues ahora mismo lo veo como el único aliciente para que vuelva a embarcarme en la travesía que Guy Ritchie nos va a querer proponer de nuevo. No solo que no nos ofrezca un entretenimiento vacío, sino que en esta segunda parte Ritchie juegue mejor con los personajes secundarios, con las situaciones, con los equívocos entre personajes y que sin dejar atrás ese sentido del humor del que hacen gala en casi todo momento los personajes en esta primera parte, no se deje atrás la trama detectivesca y nos ofrezca algo con más entidad, mejor resuelto.
