Es curioso lo de Martin Scorsese. A cada nueva película que ha dirigido en los últimos tiempos, especialmente en su etapa de colaboración con DiCaprio, el público siempre ha dicho que está de capa caída, que sus películas no tienen la fuerza de antaño. Se le ha exigido mucho más, todo lo contrario que por ejemplo a otro de los grandes clásicos actuales como Clint Eastwood que lleva haciendo películas menores desde Million Dollar Baby, pero que sin embargo siempre se le ha criticado bien y se le ha alabado, ni él ni sus películas desde entonces han recibido excesivas quejas ni siquiera de productos que no son especialmente destacables como Invictus, sobrevalorando obras como Cartas desde Iwo Jima o Gran Torino, que tienen destellos de gran cine, momentos de puro Eastwood pero muy a cuentagotas. Quizá Scorsese no vuelva a realizar otra Taxi Driver o otra Goodfellas, pero es que tampoco es su propósito y hay que reconocer que con Shutter Island mezcla comercialidad con su sello añadiendo escenas oníricas en varios momentos que hacen que te encuentres con un producto muy entretenido y sugerente con cierto aire a ese cine negro de antaño.
En Shutter Island, Scorsese acaba en ese final desvelando todo el pastel y aclarando todas las dudas posibles, contestando con ello a todos esos pequeños detalles que podrían haber quedado en el aire, resulta especialmente minucioso en ese tema y se comprenden el motivo de la utilización de ciertos recursos técnicos (utilización de planos, música). Puede parecer grandilocuente pero lo cierto es que esa dirección ayuda a acrecentar la sensación de estar viviendo una auténtica pesadilla, en la que sueños oníricos y alucinaciones cuando el personaje está despierto se mezclan sin saber concretamente cuando éstas pueden ser auténticas o falsas. El final puede seguir siendo tramposo, pero es coherente consigo mismo y con lo que Scorsese quiere mostrar desde el principio de la película, las pistas están ahí y en un segundo visionado se pueden llegar a aclarar muchas cosas y comprobar que, correctamente, es un final bastante lógico. Además es absolutamente desoladora -y preciosa- la escena en la que nos muestran a DiCaprio y a Michelle Williams en el lago tras matar ésta a sus tres hijos. Está rodada con un gusto exquisito. Tiene la fuerza de los mejores directores clásicos. Es sin duda la escena que más me gusta de la película -junto al fusilamiento en la guerra con el travelling lateral- y no me parece que esté de más. Además ayuda un DiCaprio intenso que lleva con buena mano el peso de la película y las aportaciones de Emily Mortimer, Max von Sydow, destacando a Michelle Williams y, especialmente, un Ben Kingsley tan elegante como descomunal.
Como fan desde hace mucho tiempo del cine del señor Scorsese debo decir que Shutter Island para nada me ha decepcionado. Desde luego no la pongo entre sus mejores películas pero sí que sigue siendo un lujo poder ir al cine a ver una película suya de calidad, muy bien dirigida y que te mantiene clavado en la butaca. Quizá pueda ser la mejor película de la pareja formada entre DiCaprio y Scorsese aunque a mí me gusta bastante Gangs of New York, pero sí que es la mejor en la que ha estado el actor. Y ahora esperemos que en sus siguientes proyectos nos traiga otra película muy bien hecha y algún documental de esos que tan bien sabe realizar.
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