Desde sus inicios a estas fechas opino que Guy Ritchie se ha infantilizado de gran manera pese a que todas las películas que ha ido dirigiendo han ido tratando temas que no eran ni mucho menos infantiles. Ya se veía en RocknRolla, una película que no era ninguna maravilla pero en la que al menos se intuía ese Guy Ritchie que en sus inicios había entusiasmado, quizá a cuentagotas, pero tenía sus momentos. Pero en ella también hacía gala del infantilismo que menciono pese a tratar con personajes de lo más cabrones, con drogas, palizas de todos los tipos, robos e incluso tratando la homosexualidad. Sherlock Holmes no se aleja de dicho infantilismo e incluso por momentos parece que sea el propio Guy Ritchie quien quiera potenciarlo aunque no comprendo con que propósito pues cuando lo hace es cuando su versión de Sherlock Holmes es más intrascendente. Es una pena que un director del que se podrían sacar situaciones de lo más comprometidas entre los personajes acabe realizando algo a mayor lucimiento de un correcto Robert Downey Jr., que como siempre sabe hacer el producto suyo y caer simpático al público con ese toque gamberro que tiene, y para que éste muestre su química con su eterno compañero Watson con un Jude Law a contracorriente de Robert.
A la dirección funcional de Guy Ritchie no ayudan los personajes secundarios más allá de ser meras comparsas de los principales. Ni se cuenta con un villano de garantías, un Mark Strong tremendamente perdido, ni los personajes aliados tanto del villano como de Sherlock y Watson resultan interesantes, y mucho menos las féminas de la obra, las guapísimas Kelly Reilly y Rachel McAdams, con esta última intentando sin éxito dar algo de juego a la película mostrando el lado más vulnerable del Sherlock de Robert. Tampoco la historia que cuenta Ritchie es acertada, mezclando esa supuesta magia negra con peleas que parecen sacadas de sus anteriores películas pero sin el encanto de aquellas. Puede resultar entretenida, de eso no hay dudas, aunque no me lo ha parecido demasiado más allá de ver a Robert Downey Jr. haciendo el ganso de vez en cuando.
En la secuela tendremos el regreso de Moriarty al que ya se menciona varias veces en esta primera parte. Esperemos que su vuelta esté a la altura pues ahora mismo lo veo como el único aliciente para que vuelva a embarcarme en la travesía que Guy Ritchie nos va a querer proponer de nuevo. No solo que no nos ofrezca un entretenimiento vacío, sino que en esta segunda parte Ritchie juegue mejor con los personajes secundarios, con las situaciones, con los equívocos entre personajes y que sin dejar atrás ese sentido del humor del que hacen gala en casi todo momento los personajes en esta primera parte, no se deje atrás la trama detectivesca y nos ofrezca algo con más entidad, mejor resuelto.
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