sábado, 18 de diciembre de 2010
Balada triste de trompeta (con spoilers)
Me ha gustado la última película de Álex de la Iglesia. Aunque no me ha llegado a entusiasmar. Pero después de unos años de capa caída y realizando películas muy irregulares, el director vasco ha decidido volver a lo que mejor se le da aunque creo que al final quiere abarcar demasiado y el sugerente inicio acaba convirtiéndose en una película un tanto atropellada pero, aún así, interesante. Había un momento incluso en que pensé que todo iba a acabar convirtiéndose en una película fallida como 800 balas pero, por suerte, tiene muchos más alicientes que la película citada. Tras las entretenidas pero olvidables Crimen ferpecto y La habitación del niño, la sosa Los crímenes de Oxford, película que solo destacaba en algunas escenas excelentemente filmadas por Álex de la Iglesia y que acababa siendo más recordada por el desnudo de Leonor Watling y los espaguetis, y la descompensada serie Plutón BRBNero, Balada triste de trompeta es como un soplo de aire fresco en la filmografía de Álex de la Iglesia.
Y el director lo deja claro desde su impresionante comienzo. Un Santiago Segura interpretando al payaso tonto que acaba en medio de la guerra a cuchillazos y unos geniales títulos de crédito dan pie a que veamos al personaje de Carlos Areces de joven y como será marcado por los sucesos de ver a su padre encerrado durante muchos años y luego siendo asesinado y causado por él, al querer que su padre se fugue de allí. Pasan unos cuantos años y vemos ya al personaje principal más adulto estrenándose como payaso triste, al no saber hacer reír y no poder ser el tonto. Como no podría ser de otra manera, allí se cruza con todo tipo de personajes de lo más frikis, y que ninguno es especialmente destacable porque Álex de la Iglesia no se toma tiempo con ninguno de ellos.
Solo se preocupa de dos de los que están allí: el payaso tonto, un tipo extremadamente violento, excepto con los niños, y la novia de este, a la que maltrata delante de todos, y de la que se enamora el otro payaso pese a ser bastante viciosa. Esos tres personajes son los importantes y tan solo el de Carlos Areces se desarrollará o se transformará. También el de Antonio de la Torre, pero solo físicamente tras ser desfigurado, su carácter en la película es siempre el mismo. Tampoco hace falta desarrollarlo ni nada, es un tipo muy violento y actúa como tal cuando ve que el otro le quiere quitar a su chica. Lo cierto es que esta parte también está bastante bien llevada por el director, al mostrar los celos y la violencia del personaje de Antonio de la Torre y el miedo que le tienen los demás que se someten a él y ver como el aparente pringado es el único que le acaba plantando cara. Tiene una escena muy fascinante que es la del polvo en la cafetería con Carlos Areces rezando para que no le pillen allí. Pero después de una paliza del payaso tonto al triste, este último se transforma y se acaba convirtiendo en un ser que no duda en utilizar la violencia para tener a la chica. Quizá aquí es cuando llega el tramo más irregular y excesivo de la película.
Aunque en este tramo, hay momentos realmente bien llevados y muy divertidos, la película se acaba resintiendo del exceso del que hace gala el director. Todo es más atropellado, no se entiende el comportamiento de varios de los secundarios del circo cuando llega un momento dado y se suceden las escenas desmesuradas. El director acaba precipitándose y convirtiendo una película que podría haber sido francamente maravillosa, en una buena película con unas cuantas lagunas. Técnicamente es intachable, de lo mejorcito que se ha filmado a nivel visual en España y también sus dos actores principales están inmensos, especialmente un Antonio de la Torre que debería estar mucho más reconocido. No así una Carolina Bang que es muy guapa pero muy limitada y que acaba convirtiéndose en uno de los puntos más flojos de la película al ser la que genere el problema entre los dos personajes principales.
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