Lo primero que cabe destacar es algo que nada tiene que ver con la película: los niños son mucho mejores espectadores que adolescentes y ancianos. También que muchos adultos a los que deberían tirotear en medio de la sala. Ninguna queja he tenido este año viendo Planet 51, Up o Los mundos de Coraline en cines, en una sala repleta de niños, y que cuando más se les oye es antes de comenzar la película. Pese a eso, no he disfrutado mucho de Planet 51. Se le puede reconocer que visualmente es muy buena, la animación es de gran nivel y es de agradecer que aquí ya podamos realizar ese tipo de productos -bien apoyados por los yankis- y que se siga en esta senda, probando en el terreno de la animación. También se puede decir que Planet 51 es entretenidilla, aunque a mí más allá del principio, el resto no me lo haya parecido demasiado. Más bien, ya sea por reiteración, porque los personajes me han atraído más bien poco o, principalmente, por su tipo de humor, se me ha acabado haciendo bastante pesada.
Hasta la llegada del astronauta, disfruto un poco del retrato de las costumbres de los habitantes del planeta pero tras el correcto gag de su llegada que acaba agotando ya que está estirado hasta límites insospechados (otro de los defectos de la película, no saber cuando acabar un gag, cuando alargarlo y cuando pueden dar juego o no), poco a poco se me va yendo cuesta abajo la película, me cuesta soportar a los personajes, la típica relación de amistad entre el astronauta y el chico es tan obvia como facilona, la relación de amor también, todo es muy típico algo que no molestaría demasiado si los gags no se tornaran como demasiado simplones, como para solventar la papeleta, sacar unas cuantas sonrisillas a los chiquillos y poco más. Intentan también contentar a un público más adulto pero el material que hay en ella me parece que es insuficiente para estos, al menos hablo en mi caso. Y tampoco le pido mucho más, simplemente que se elaboren un poco más las situaciones, que aparte de contentar a los niños, piensen en el público adulto y también en no estar constantemente tirando de homenajes simplones. Claro que es el guionista de Shrek y se nota para lo malo. Después de verla, me parece que Planet 51 es una oportunidad perdida, puesto que su punto de partida resultaba brillante y su inicio esperanzador. El lince perdido, por citar una cinta de aquí, me gustó muchísimo más, más sencilla, más humilde, más pequeña y más entrañable.
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