sábado, 13 de agosto de 2011

El origen del planeta de los simios (Spoilers)



Resulta sorprendente como se ha hecho un hueco esta precuela de El planeta de los simios. En todo momento catalogada como película innecesaria, con la competencia directa de la película del Capitán América ha sido capaz de superar todos los obstáculos hasta el punto de superar a su competidora tanto a nivel de crítica como de espectadores y de olvidar que estamos ante una nueva versión de un clásico de la ciencia ficción. Desde la sobredimensionada pero interesante película de Charlton Heston, pasando por la multitud de secuelas hasta llegar al denostado remake que realizó Tim Burton en la década pasada, la saga ha ido en una constante cuesta abajo, que no hacen más que recordar lo que hizo buena a la primera película y que no han sido capaces de igualar desde entonces. Esta precuela a mí tampoco me ha entusiasmado pero reconozco que está dirigida con cierto pulso por Rupert Wyatt. Pero cada vez las productoras apuestan más por los reinicios de las sagas contando todo desde su comienzo y realizándolos sin sentido del humor, con bastante seriedad y potenciando el componente más oscuro y más realista, intentando dejar de lado lo inverosímil de las propuestas, a la trama.




La película nos introduce en la trama de un científico que investiga con simios para encontrar una cura del Alzheimer. Pero en esa investigación hay mucho de personal puesto que su padre sufre la enfermedad. Tras un grave incidente con una simia, que todos creen que es por la sustancia que están utilizando pero es porque estaba intentando proteger a su simio recién nacido sin que nadie se hubiera dado cuenta que estaba preñada, el personaje de James Franco se lleva al simio, Caesar, a su casa y allí lo cuida como a un hijo. Bajo esta premisa, se desarrolla El origen del planeta de los simios y además de como los simios llegan a tener inteligencia, en la película también cobra bastante importancia el maltrato a los animales, en esa institución que dirige el personaje de Brian Cox con el maldito Draco Mallfoy pegando a los monos, o la experimentación con los animales. Es una película que se sustenta en tres relaciones: la de Will con su padre y como pasa el primero de experimentar con animales a hacerlo con él intentando conseguir una sustancia más agresiva que acabe definitivamente con su Alzheimer; la de Will con Caesar y como el segundo encuentra un hogar y una familia y los defiende, como el incidente con el vecino por la enfermedad del padre, hasta que llega a ser recluido y ve como le dan de cara; y, por último, la que se da en el centro entre los simios. En un principio, Caesar entra como el simio distinto, el inteligente que incluso va vestido pero poco a poco se va convirtiendo en el líder y como tiene inteligencia, es capaz de burlar toda la seguridad. La que más me interesa es esta última, que cobra muchísima importancia en la última parte de la película, viendo las dos anteriores relaciones más prescindibles aunque la película muchas veces se sustente en algunas de esas dos.





También entre medias está lo del contagio de uno de los empleados de la empresa y como éste se lo termina pasando al vecino y piloto que acabará derivando en un contagio global por todo el mundo y en la extinción de los humanos. Pero esto último solo se llega a intuir, pero si se realiza una secuela no me extrañaría que esto fuera parte de la trama. Respecto a la película, es entretenida y está bien hecha pero nada más. Casi todos los personajes humanos son tópicos y algunos tienen más minutos de los que deberían. James Franco cumple, Freida Pinto tiene un personaje insustancial y solo hace de florero, John Lithgow y Brian Cox están desaprovechados y otros como Tom Felton o David Oyelowo (el jefe de James Franco) tampoco tienen mucho que aportar Los simios están mucho mejor, aunque quizá se está exagerando demasiado con el Caesar de Andy Serkis. Sí que es cierto que dejé de lado los prejuicios que tenía en un principio respecto a que fuera una película innecesaria. Pero también me hubiera gustado que se hubiera dejado un poco atrás el componente más realista y le dieran más cabida al componente fantástico (al fin y al cabo es una historia de unos monos que terminan hablando y gobernando el planeta). Pero está lejos del despropósito que en un principio parecía que iba a ser.



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