Después de ver Imparable en DVD, lamento no haberla visto en el cine. Y es que Imparable es una película de lo más recomendable. Y me sorprende porque no es que sea yo el mayor fan del hermanísimo, el muchas veces demasiado acelerado Tony Scott, director de la película. En su carrera, él ha realizado algunas película que resultan entretenidas como es el caso de Revenge, El último boy-scout, Amor a quemarropa, Marea Roja o Enemigo público pero en los últimos tiempos suele dirigir videoclips con movimientos de cámara mareantes que, como espectador, terminan por agotarme y desesperarme. Especialmente en su trilogía donde el director ha potenciado todo esto hasta el extremo. El fuego de la venganza es un ejemplo de ello aunque, probablemente, sea Domino la película donde predomina todo su estilo hasta límites insoportables. Es por eso, que aunque tengan algunos tics, se agradece que haya frenado su estilo en sus dos últimas películas, que haya tirado por una dirección más convencional en Asalto al tren Pelham 1, 2, 3 e Imparable. La primera es un entretenimiento justito, la película no es ni mucho menos mala, aunque creo que, salvo un par de escenas bastante conseguidas gracias a un entregado Travolta, estaba dirigida con cierta desgana y es algo que no noto en Imparable.
En cuanto Tony Scott te sumerge en la trama, ves que predomina, ante todo, la sencillez. Y se le agradece. Y Scott teje una película como algunas apreciables que se hicieron hace unas décadas como El tren del infierno, entretenida película con Jon Voight y Eric Roberts y que contaba con una historia de Akira Kurosawa. No voy a negar que pueda tener sus momentos videocliperos, pero Scott opta por una dirección más convencional y por potenciar sobre todo la tensión que va implícita por todo lo que la película nos está contando. El espectador hay momentos en los que puede llegar a sentir la velocidad del tren. También se apoya en la relación entre los dos trabajadores, uno veterano y otro novato (Denzel Washington y Chris Pine), que se acaban de conocer. Entre ellos hay enfrentamientos que acaba derivando finalmente en cierta complicidad cuando tienen que enfrentarse juntos al peligroso tren que anda suelto. Quizá algún gestito habitual en las interpretaciones de Denzel Washington resultan molestos pero se le perdona. La película tiene escenas espectaculares como la de Chris Pine entre los dos trenes, una secuencia que pese a que tendrá bastantes efectos, no esconde cierta artesanía que le hace ganar en todos los sentidos. Visualmente está muy bien y no palidece ante otras películas que abusan de efectos. Imparable los tiene pero los administra perfectamente.
También trata bien la trama entre los operadores que están fuera de peligro pero tienen que parar el tren como es el personaje de Rosario Dawson. Y Tony Scott maneja la tensión con ese personaje enfrentándola con sus jefazos por la forma en que se puede parar el tren, el lugar, las sustancias que transporta, etc. Sea como sea, lo que vi esperando un ligero entretenimiento se acabó convirtiendo en una sorpresa y en lo mejor que he visto de Tony Scott junto a la película que hizo con Kevin Costner y El ansia. Y siendo un director que tantas veces me ha divivido puedo decir que con ella supera todo lo que ha dirigido en los últimos años y también todo lo que ha hecho su hermano en los últimos 20 años -Ridley Scott, al que seguramente le debe doler mucho que le mencionen cada dos por tres que está de capa caída y que ya ha pasado mucho tiempo desde Los duelistas, Alien y Blade Runner pero se lo tiene merecido-. Y sí, tampoco sirve para que deje de tenerle algo de manía a Denzel Washington como actor, de hecho algún gesto suyo me resulta de lo más molesto de Imparable aunque él cumple a la perfección, pero al menos tengo con ella una sensación parecida a la que tuve con la también estimable Plan oculto de Spike Lee. Y Chris Pine podría ser un actor competente dentro del género. Tiene presencia y en Imparable lo demuestra pero tiene pinta que su carrera va a derivar en proyectos de una calidad muy dudosa.
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