sábado, 10 de septiembre de 2011

Noche de miedo (2011) - Spoilers




Nuevo remake, esta vez de un clásico ochentero del cine de terror con bastantes toques de comedia, en el que Craig Gillespie toma el relevo de Tom Holland. Creo que van a existir muchos prejuicios hacia la película por esto que aunque quizá no tenga ese toque nostálgico que tiene la original, es una película con mucho encanto y en muchos momentos supera a la película original y tiene escenas mucho mejor aprovechadas. La Noche de miedo original era una película muy entretenida, con el gran Roddy McDowall como actor de serie B como lo mejor de la película (una de las pocas cosas en que este remake está por debajo), que utilizaba muy bien todos los tópicos de los vampiros, especialmente lo del agua bendita en una gran escena, pero que sin ese toque de nostalgia hubiera sido una película que ya estaría olvidada. Craig Gillespie debuta en el género de terror, aunque ya es un director con ciertas tablas dentro del género cómico, sobre todo con aquella gran sorpresa que fue Lars y una chica de verdad y dirigiendo capítulos de la sobrevalorada United States of Tara o de My Generation. El caso es que se nota su mano y pese a que algunas veces el sentido del humor se note excesivo o fácil, en general cumple con buena nota con su trabajo.




Lo que más me gusta de este remake es que saca más provecho de todos los tópicos de los vampiros. Especialmente de ese que está tan de moda en la actualidad que el vampiro tiene que ser invitado para entrar. Esto lo aprovecha Craig Gillespie para realizar tres escenas tan divertidas como tensas donde destaca sobre todo la segunda de ellas. La primera con Farrell y Mintz-Plasse en una casa sin dueño donde puede entrar a la perfección, la segunda con un diálogo entre Yelchin y Farrell mientras éste espera que le dé unas cervezas, como juega Gillespie con Colin en la puerta esperando mientras charlan. Es la escena cumbre de la película y la que se destaca entre todas. La tercera es ya cuando puede entrar porque la casa está destrozada. También juega, sobre todo en la parte final al desarrollar el climax, con lo de los rayos de sol. Aprovecha mucho mejor los escenarios de la película y el director le da un buen uso a la casa del vampiro y a esa habitación secreta tras el armario para desarrollar un par de escenas muy decentes. La escena de la discoteca, que tenía su encanto cutre en la original con Chris Sarandon repartiendo, también está mucho mejor resuelta. También la persecución tiene su miga, sobre todo por un destacado 3D, y por un par de momentos de tensión.




Y mientras tanto Gillespie nos presenta a personajes pasados de rosca como ese freak que era amigo del protagonista, con el que se inicia la sospecha hacia el vecino y al que da vida Mintz-Plasse o el renovado Peter Vincent interpretado por un muy suelto David Tennant. También aprovecha bastante mejor al personaje protagonista, ese freak que sale con la chica guapa del instituto y que se avergüenza de su pasado. Pero quizá descuida algo a los personajes femeninos, tanto a la novia interpretada por Imogen Poots y de la que se aprovecha solamente su belleza, como a la madre con una Toni Collette que cada vez me resulta más pesada, resultando solo divertida la chica que acompaña a Peter Vincent y que sale unos pocos minutos. Colin Farrell está en su salsa, abusando bastante de la sonrisilla irónica pero sacándole mucho provecho. Está muy divertido y se le nota muy cómodo como el vampiro Jerry. El resultado final me parece disfrutable, una película que dura casi dos horas que se pasan en un suspiro, que mezcla bien el terror y la comedia y que no tiene nada que envidiar a la película original.



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