domingo, 12 de agosto de 2012

Prometheus


Había mucha expectación con Prometheus y de momento está dividiendo a la gente. Por mi parte, tenía ganas de volver al universo de Alien y el trailer me gustó pero bajé mis expectativas ante el recibimiento general de la película y sobre todo ante el hecho que la película viene dirigida por Ridley Scott. Por mucho que dirigiera dos cimas de la ciencia-ficción -Alien y Blade Runner-, Ridley Scott lleva ya mucho tiempo a un nivel bajo, siendo Los impostores la película suya que más me gusta desde esos dos clásicos. Pero soy un gran seguidor de la saga Alien, de las tres secuelas que se dirigieron -dejando de lado los dos cruces con el Predator- y Prometheus me ha gustado dentro de lo que cabe.


Pero, eso sí, tomándome la película como un gran blockbuster de verano y no como algo más. Si hubiera sido más exigente no la hubiera disfrutado tanto, me habría llevado a la decepción -comprendo la decepción que está causando la película-. Así que he dejado de lado todas las movidas que Ridley Scott se ha montado en ruedas de prensa intentando que su película sea más de lo que es y simplemente disfrutarlo como ese espectáculo visual con grandes momentos de tensión que es. Clarísima precuela de Alien, por mucho que durante mucho tiempo hayan querido negarlo, Prometheus pronto nos sumerge en ese viaje a otro planeta para encontrar el origen del ser humano, de donde procedemos. Y pese a todo eso, no deja el trasfondo religioso atrás, de hecho desde referencias muy explicitas hasta algunas más implícitas se pasean por la película.


Resulta curioso que en una película donde sus personajes buscan el origen de la vida del ser humano, el personaje más desarrollado e interesante sea el de un robot -llamado David Lean e interpretado por Michael Fassbender-. Es del que más conocemos, del que incluso llegamos a entender sus motivaciones -la referencia a Lawrence de Arabia quizá es demasiado obvia aunque tenga sentido- e incluso se le puede ver cierta obsesión con el ser humano -que mire en los recuerdos del personaje Rapace, cierto recelo en algunos detalles cuando por ejemplo le dice al otro científico que sería malgastar una botella si él bebiera o cuando le quita la cruz a ella-. Pero él termina por ser el causante de todo o al menos el que le da inicio a todo. Un pequeño paso para conseguir algo grande.


Es cierto que a algunos personajes de la película les falta desarrollo o incluso no son muy interesantes. También que un actor como Idris Elba saca su personaje, algo pobre, adelante a base de carisma y presencia en pantalla. Un Guy Pearce irreconocible por el maquillaje para hacer de anciano, hace lo que puede aunque su personaje requeriría más presencia porque no se llega a entender del todo su presencia en la nave. Pero hay otros personajes demasiados marcados. Es el caso de la tripulación que acompaña a Elba o de una Charlize Theron que, más allá de una escena en la que se suelta y tontea con el mismo Idris Elba, no termina por sentirse a gusto con su personaje que termina viéndose como si fuera una de las malas -y Charlize parece que para hacer este tipo de papel debe poner cara de asco toda la película- y cuyo destino está escrito desde el principio.


El mayor protagonismo lo tienen, dejando a Fassbender de lado, la pareja que interpretan Noomi Rapace y, en menor medida, Logan Marshall-Green. De ella conocemos detalles de su vida, sus creencias, su esterilidad, un recuerdo con su padre y el motivo por el cual acomete este viaje. Y a medida que avanza la película, vemos que cuando puede flaquear saca fuerzas de donde sea para sobrevivir. De él sabemos algo menos, acompaña en la investigación y también en la cama al personaje de Noomi pero termina siendo determinante en la manipulación a la que le lleva David después de cierta frustración que acaba solucionando con unos cuantos tragos. Su conversión me parece interesante.


Ridley Scott crea un gran espectáculo visual. Muchos le pueden achacar que haya dejado atrás la artesanía con la que realizó Alien a cambio de los ordenadores y la nueva tecnología. Pero el 3D se integra a la perfección sin resultar molesto, acompañando a la trama, y el director británico consigue varias escenas de mucha tensión. Entre ellas la de la operación de Noomi, varios minutos en los que el director demuestra que aún puede tener el pulso de antaño, o la de la tormenta de arena. También alguna otra donde puede pasar cualquier cosa y el director mantiene en espera sabiamente. Pero también cae en lo fácil en otras escenas, en querer mostrar más que sugerir, que no me parece mal el mostrar si se hace bien, en determinadas ocasiones.


Ciertos agujeros de guión relativos a los Space Jockeys no terminan por matar a una película que se sustenta en su puesta en escena, en su tensión en determinados momentos, en el hecho de coger algunos detalles de la saga e integrarlos correctamente. Si se le perdonan sus fallos, sobre todo narrativos, Prometheus es una película veraniega en toda regla con la que pasar un gran rato. Y si nos ponemos a comparar con anteriores, está claro que Prometheus no es la primera Alien pero desde luego tampoco es Alien VS Predator. Está a la altura de las otras secuelas de Alien -quizá un escalón por debajo de la de Cameron, pero por encima de la de Fincher- pero eso es lo de menos. Hay que olvidar de, en cada escena, en cada minuto de la película, el ir comparando Prometheus con el trabajo que el mismo Ridley Scott hizo 34 años antes. No le hace ningún bien.


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