Hay series que cuando ves el
piloto siempre esperas que vayan a más. A veces se cumple eso -en mi opinión
ocurre con las grandes series de la HBO como The wire o Los Soprano-
y a veces ocurre justo con lo contrario -me está pasando con The Newsroom,
que esperaba que fuera a más pero está yendo a menos aunque aún está a tiempo de remontar-. Con Luck ocurre lo primero. Y con la mala
suerte que justo cuando la serie está yendo a más, acaba. Y más mala suerte
después que la serie fuera renovada para una segunda temporada, acabara siendo
cancelada por la muerte de varios caballos durante el rodaje.
Creada por David Milch, creador
de la imprescindible Deadwood, y con Michael Mann como productor y
director del capítulo piloto, Luck es una serie a la que le cuesta
arrancar. Quizá la serie se mantiene 5 o 6 capítulos a un nivel interesante
pero cuyo material daba para mucho más y se desata en los últimos 3 capítulos
que están a un nivel alto, sin acabar de llegar a lo sublime pero realmente buenos. Y es una pena.
Con el equipo que hay detrás de ella, la impresión final de la serie con esta
única temporada de 9 capítulos es la una serie que necesitaba más tiempo.
Quizás Luck tiene
demasiados personajes. Intenta abarcar todos los tipos de personajes que te
puedes encontrar por aquí: jinetes, agentes, propietarios de caballos,
entrenadores, la peña que apuesta y, por supuesto, mafiosos. Así hay pequeñas
cosas que nos indican como funciona estas carreras -como el mismo peso de los
jinetes- y se van formando guerras que deberían haber explotado en la segunda
temporada -como el cara a cara entre los personajes de Dustin Hoffman y Michael
Gambon o la particular guerra que el personaje Nick Nolte mantiene por la
propiedad de su caballo más exitoso-.
Probablemente la serie requeriría
menos personajes y más centrarse en las historias de algunos. Es cierto que de
las partes de los protagonistas ninguna da la impresión de quedarse coja pero
sí que es cierto que hay otras que no terminan por interesarme demasiado. La
parte de los cuatro tipos que apuestan en las carreras y que terminan por ser
propietarios de un caballo es la que, muchas veces, da un poco de aire fresco y
relaja la trama aunque a veces vea en ella ciertos detalles innecesarios. Pero
no le viene mal ante cierta intensidad en otras partes.
Quizá la del agente sea de las más desaprovechadas y de las que menos terminan por importarme. La parte de Nolte en un
principio se mantiene por la química entre él y la chica -la adorable Kerry
Condon- y más tarde se eleva por la lucha por mantener su caballo. La de
Hoffman va de menos a más, en un principio también se sostiene por una química,
la de él y la de un grandioso Dennis Farina y sus escarceos con Turo, el
entrenador del caballo del que son propietarios. Pero poco a poco su trama va a
más hasta que en los últimos capítulos nos ofrecen escenas de tanta calidad
como la de la cafetería. Respecto a Turo, quitando sus escenas con Hoffman y
Farina, su parte es la que menos me atrae.
Por supuesto, Luck es una
serie que en la producción se nota que se han rascado los bolsillos con una
puesta en escena elegante o unos movimientos de cámara en las carreras de
caballos muy buenos. Dichas carreras están excelentemente realizadas y por
momentos resultan emocionantes aunque acaban por rebajarla conforme avanzas
porque intuyes quien va a acabar ganando al final. Aún así, Luck es una serie
que está muy bien, disfrutable y cuyo mayor pero termina siendo que la serie no
acabara continuando con una segunda temporada que daba la impresión que iba a
dejar esta primera temporada en un simple juego de niños. Lástima.
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