El enigma del cuervo marca
la primera película en la trayectoria del director James McTeigue alejado de
los hermanos Wachowski con los que fue asistente de los directores
en Matrix -también lo fue del Street Fighter de Van Damme, El ataque de los clones y de Dark City-. Más tarde llegó su debut como director, la adaptación de la
novela gráfica V de Vendetta, que dividió a la gente entre los que la
consideran una película interesante y con cosas que decir y los que la ven como
una perversión de la obra de Alan Moore y David Lloyd, una pobre adaptación
para adolescentes de la novela. Y para finalizar, además de rellenar lo que
quedaba del enésimo remake de La invasión de los ladrones de cuerpos con
Nicole Kidman como protagonista tras el despido de Oliver Hirschbiegel, también
dirigió Ninja Assassin, película de entretenimiento que fue mal recibida
pero que debo reconocer que me parece un placer culpable y la disfruté.
Para dejarlo claro, El enigma
del cuervo me parece la peor película de McTeigue. Y no debe llevar a
engaño por tener a Edgar Allan Poe implicado en la película, pues más
allá de las referencias inevitables a sus obras, marcado por el mismo argumento de la
película, no hay mucho más de Poe. Se habla mucho de referencias que ha tenido la película.
Obras como Se7en, a un claro nivel superior, Sleepy Hollow -que,
al fin y al cabo, Burton bebe de Poe- o las Sherlock Holmes de Guy
Ritchie, aunque sin el humor negro de la obra de Tim Burton ni con esa especie de
slapstick que es a veces la película de Ritchie con la química entre Downey Jr.
y Jude Law.
Tampoco quedaría bien parada
comparada con las adaptaciones de Roger Corman que solía protagonizar Vincent
Price. Resulta curioso que este año también Francis Ford Coppola haya utilizado
la figura de Poe para uno de los personajes de la curiosa Twixt,
película superior y mucho más personal que El enigma del cuervo y que se adentra
mejor en el ambiente malsano del pueblo donde se encontraba el personaje de Val
Kilmer. La película de McTeigue es más accesible aunque no termina por sacar
jugo a todo lo que prometía de antemano.
McTeigue y los guionistas nos
presentan a un Poe en sus últimas semanas/días de vida, alcoholizado -aunque lo suficiente para seguir lúcido- pero
también enamorado. Y este era su principal atractivo porque aunque sabíamos que
iba a primar la ficción, con una historia inventada para la ocasión, la gente
probablemente se esperaba más rasgos de Poe en la película. La película tiene
sus aciertos que van muy especialmente en el acabado técnico de la película.
McTeigue se aprovecha de la ambientación oscura para intentar sacar provecho
del tema. También lo que se refiere a vestuario y demás cosas está muy bien
tratado. Se le puede achacar ciertos vicios de McTeigue como su adorado
tiempo-bala.
Los problemas están más en la
historia pues esta historia de un serial-killer que se inspira en las obras de
Poe no da para más. Se ha hablado también de la saga Saw en algunas de
las muertes que comete el asesino y algo de eso hay. Pero no logra que nos
preocupemos por la chica cuando la secuestran, ni logra siquiera que
logremos empatizar con el personaje de Poe, que te da exactamente igual si lo
resuelve todo o no. Un villano decepcionante y unos personajes secundarios muy,
muy pobres terminan por matar la función.
Entre las referencias a la obra
de Poe, me quedo con la de La máscara de la muerte roja con ese baile
que organiza el personaje de Brendan Gleeson con la policía por en medio. Me
recordó de cierta manera a la muy extraña escena de la película de Corman
-salvando las distancias- y me parece lo más reseñable de la película. De
actores poco se puede decir. Los secundarios poco aprovechables, Alice Eve en
el típico personaje femenino que poco aporta a la película y un John Cusack que
en el papel de Edgar Allan Poe está siendo muy comparado con el Nicolas Cage
más sobreactuado. Se puede ver porque la película puede llegar a entretener,
aunque se haga algo larga, pero el resultado es insuficiente.
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