Tras Puedes contar conmigo, mucho se esperaba de la siguiente película de Kenneth Lonergan. Y esa era Margaret, que rodó en 2005 -de hecho entre los productores están los ya fallecidos, ambos en 2008, Anthony Minghella y Sydney Pollack- y que nos llega ahora tras un retraso bestial. Y es que los mil problemas que ha tenido esta película en la producción han sido increíbles. Que leyendo cosas sobre eso también Lonergan ha tenido su culpa, es cierto, pero los productores desde luego han intentado boicotear la película y han intentado rebajar el montaje de 3 horas de la película a menos de 2 horas -finalmente, la versión estrenada está en las 2 horas y media-.
Lonergan también fue el guionista
de Gangs of New York, algo clave pues Martín Scorsese junto a su montadora
Thelma Schooonmaker fueron dos de las personas que han acabado ayudando para que Margaret
finalmente haya visto la luz. La esperaba con ganas pues Puedes contar
conmigo me gusta mucho, me pareció una película pequeña pero realizada con
tacto, que emocionaba y que lograba que empatizara con esa mujer a la que todo
le salía mal que interpretaba Laura Linney. También me gustaba mucho ese
hermano inestable que interpretaba Mark Ruffalo, probablemente en la mejor
interpretación de su carrera, y la relación entre ambos hermanos y la que tenía él con su sobrino.
Margaret me ha gustado.
Pero es una película que va a dividir a la gente. Es más, voy a comprender
perfectamente las críticas negativas a la película y se puede intuir por donde
pueden tirar. Y no les faltará razón. Es una película irregular pero yo creo
que finalmente las cosas buenas se acaban imponiendo a las malas y termina
siendo una película con un atractivo raro y algo desequilibrado, pero con una
fuerza impresionante. La historia trata sobre una chica de New York que tras
distraer a un conductor de un autobús preguntándole donde se compró un sombrero, éste termina por atropellar a una mujer.
Y ahí comienza este retrato sobre la culpabilidad de una mujer y como dicha
culpa va aumentando conforme pasa el metraje. También una historia sobre una
ciudad herida, una New York post 11-S.
Y es que la forma de actuar de
Lisa (Anna Paquin) es muy significativa. No deja de ser una chica ingenua pero
que parece segura de sí misma, aunque por lo que vemos en la película no es tan
segura como cree, que comete un error tras mentir a los policías sobre lo que
pasó y lo único que quiere es solucionar eso o quizá culpar a otras personas en vez de asumir la propia. Pero conforme pasa el tiempo y culpa a los demás, su
culpabilidad también crece. Y su frustración por ver como todo le sale al revés
también, lo que termina pagando con otras personas, principalmente su madre.
Kenneth Lonergan dirige con
elegancia consiguiendo una puesta en escena muy buena. Quizá se le puede
achacar la labor de montaje, algo lógico por los problemas de la película en
esta fase y por tener que haber recortado minutos, lo que hace que algunas
escenas sueltas estén algo inconexas. Pero consigue un retrato certero de la
adolescencia. Y de su forma de actuar cuando es testigo de un hecho trágico y
como trastoca su vida, intentando después de eso madurar a la vista -como el hecho de pedirle a un chico que se acueste con ella para perder la virginidad o esa relación con su profesor-.
Puede que también se le pueda
criticar cierto tendencia al exceso. De duración, quizá dando vueltas sobre el
mismo tema, de dramatismo, con algunas situaciones algo exageradas, de crítica,
con un par de debates pocos sutiles para hablar de la situación actual en
EE.UU. tras el 11-S aunque algunos de esos debates entre adolescentes tan
encendidos resultan curiosos de ver porque puedes llegar a posicionarte de un lado u otro. Y también ciertas cosas del comportamiento
del personaje de Anna Paquin en algunos momentos, aunque creo que
principalmente esa es una de las mayores virtudes de la película, esos cambios
de carácter que sufre, esas cosas aparentemente nimias pero que terminan por
ser importantes y marcarla.
Lonergan se junta con actores que
conoce muy bien. Ruffalo, Broderick -amigo de toda la vida del director- y Rory
Culkin trabajaron con él en su anterior película, tanto Anna Paquin como Matt
Damon en una obra de teatro que dirigió Lonergan, mientras que J.
Smith-Cameron, que hace de madre de Paquin, es la mujer del director. Y todos
están a un nivel notable. Sobre todo Paquin que es el 100% de la película
mientras que los demás son muy secundarios -con J. Smith-Cameron y Jeannie Berlin con mayor importancia- pero le dan la réplica bien a la protagonista.
También se puede destacar la presencia de Jean Reno y las testimoniales
apariciones de mis adoradas Rosemarie DeWitt y Olivia Thirlby. Recomiendo ver Margaret
-en versión original, claro- pero hay que tener en cuenta que no es una película fácil.
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