He intentado dejar de lado todo lo que ha generado The Artist. Es decir, todo lo referente a premios y elogios que se está llevando para intentar verla con perspectiva, sin dejarme llevar. Creo que, hasta cierto punto, lo he conseguido e intentaré que la crítica vaya por el mismo camino. Dirigida por el francés Michel Hazanavicius, es la primera película suya que he tenido oportunidad de ver y el resultado final ha sido una película correcta, pero nada más. Y es que mientras veo The Artist siempre tengo la sensación de estar encontrándome ante una película entretenida y simpática pero que más allá de eso, tampoco tiene mucho más donde rasgar.
Y todo esto acaba derivando en que mientras estás viendo la película, pasas un buen rato -no voy a decir un gran rato porque estaría mintiendo- pero que tras su visionado, realmente no vea más en ella. De hecho, no he pensado demasiado en ella tras su visionado y sí en otras películas que he estado viendo estos días, la he dejado de lado porque no me ha dejado ese poso a gran cine. Intento ver que hay en The Artist más allá del simple homenaje, del mimetismo de un cine que hoy en día es casi inexistente como es el cine mudo y en blanco y negro y no encuentro mucho más.
Por decirlo de manera más clara, si The Artist comenzara una moda de películas similares -que no creo que ocurra pero todo podría ser-, no la vería como la película más destacable, sino como una más -y bastante superable-, que destacaría más por ser la pionera que por ser la mejor. Ahí es donde está por debajo de otras pioneras como La matanza de Texas, Pulp Fiction o, también, Scream, que son de lo mejorcito de sus respectivos géneros y siendo las consideradas pioneras no fueron superadas después. Claro que con The Artist estoy hablando de conjeturas, porque no ha iniciado nada ni tiene pinta de hacerlo, solo lo ponía como ejemplo.
Creo que los momentos en que la base de la historia -el paso del mudo al sonoro- se manifiesta en un par de escenas -una a mitad de metraje, la otra al final del mismo- son lo mejor de la película y un par de momentos en que la película se siente libre y respira por sí misma antes de volver a ser presa de su propia fórmula. También considero que al estar anclada demasiado en el homenaje, nos encontramos ante una película excesivamente complaciente con el Hollywood dorado, una obra a la que le falta toneladas de ironía y cinismo. Se ha preferido contraponer esa visión ingenua y simpática que tenemos de esos años clásicos ante una visión más cruel pero igualmente divertida. Y eso termina por convertir a The Artist es una película que no mata pero engorda. Porque te ofrece una hora y media de entretenimiento y ya está y películas que también te ofrecen eso ya hay muchas como para que una película como esta no pudiera darte algo más.
Porque material había de sobra y quizá eso es lo que más me molesta. El aspecto técnico luce a la perfección, la banda sonora reutiliza temas pasados de manera correcta -a mí también me chirrió lo de Vértigo, no hasta el punto de Kim Novak de sentirse violada por su utilización pero algo sí- y contamos con dos actores como Jean Dujardin y Bérénice Bejo que están perfectos en su papel. Él tiene ese punto Errol Flynn -aunque sin ese lado canalla del actor clásico- y ella está muy guapa y no se achanta ante el reto. Sin embargo, Uggie hace una interpretación lamentable. No es culpa suya, es que su personaje es un simple pegote. Una auténtica lástima que el pobre perro tenga que lidiar con esto. The Artist me parece una película de usar y tirar. No hay nada malo en eso, hay películas que buscan simplemente eso, pero ésta era una película que tenía ambición por ser algo más que solo eso. Y no lo es.
No hay comentarios:
Publicar un comentario