martes, 26 de mayo de 2009

12 and Holding (El fin de la inocencia) - Spoilers

El cine que ha realizado hasta el momento Michael Cuesta se centra en la juventud sobre todo, en esos chicos que quieren crecer antes de tiempo, en convertir un mundo de inocencia en un mundo de sangre, de rencor, de tragedia. No vi su debut como director de cine, "L.I.E.", pero leyendo un poco sobre aquella y habiendo visto "12 and Holding" me imagino que seguirá los mismos derroteros aunque adentrándose en el tema de la homosexualidad que "12 and Holding" no toca. Entre tanto, en su carrera, Michael Cuesta ha mostrado su talento en televisión, dirigiendo capítulos de "Six Feet Under" o de "Dexter". "12 and Holding" es una película pequeña, con poco presupuesto, cine independiente americano, de ese que te revuelve las tripas, de ese en el que te muestran todo el sufrimiento de sus personajes, que te desgarra, que hace que no quites los ojos de la pantalla, que, en definitiva, te atrapa. Y todo debido a que Cuesta ha dado con los ingredientes adecuados.


Cuesta nos sumerge en la historia de tres chicos, Jacob, un chico con una marca de nacimiento en la cara, cohibido, que sufre la perdida de su hermano gemelo en un accidente en el que unos gamberros queman una cabaña sin saber que él se encontraba en ella, Malee, hija de una psicóloga, que se enamora de un hombre mayor, paciente de su madre, con quien se siente mejor y al que ve frecuentemente para evadir su soledad, y, por último, Leonard, un chico con sobrepeso que se encontraba en la cabaña donde muere el hermano de Jacob, que tras el accidente pierde el sentido del gusto y el olfato y tras unas palabras esperanzadoras de su profesor de gimnasia, y con la situación en la que se encuentra de no poder degustar la comida, decide adelgazar no sin ponerle las cosas fáciles a su familia.


A medida que Cuesta va desarrollando las historias de los tres chicos, con algunos altibajos, especialmente en el trabajo del guionista con los personajes adultos, ya nos vamos encontrando como los sentimientos de sus personajes florecen hacía el exterior. Jacob, que ante la indiferencia de sus padres, decide ir a visitar al chico que causó la muerte de su hermano solo para mostrarle su odio hacía él, y, al final, acaba haciéndose amigo de él. Cuando el otro chico sale del reformatorio, él decide escaparse de casa, motivado por la adopción de otro chico que piensa que es para sustituir a su hermano, y solo con una conversación con su madre en la que todo lo que tenían dentro sale a la luz por parte de ambos, Jacob decide dar media vuelta y vengarse del chico. Mientras tanto, Leonard, de tanto exigir a su familia, acaba quedándose solo en casa con su madre, a la que encierra en el sótano y la deja a base de manzanas para intentar hacer que adelgace, pero como él ha perdido el gusto y el olfato no se da cuenta de una fuga de gas, que, por suerte, al final no tiene que terminar lamentando y acaba reconciliándose con su madre. Y Malee busca enamorar al hombre mayor en quien se ha fijado, encuentra la complicidad de este hombre y se hace amiga de él, pero en el momento en el que ella decide dar el paso hacía delante y confesarlo todo, él lo da atrás y comprendemos que esa amistad a él le ha servido para corregir un error que considera que cometió en el pasado.

Todo esto, que es el destripamiento de las tres historias de los chicos, está contado sin excesos, dirigido con sensibilidad y buen gusto, no cayendo en los recursos fáciles, contando con poderosas interpretaciones del reparto infantil, queriendo que el espectador sienta con los chicos, sufra con ellos, se ría con ellos, disfrute, que en definitiva, sea complice de la vida de estos chicos y compartan las dudas que estos sufren. Recomendable.

Y haciendo un inciso, un pequeño comentario de ese señor tan inteligente y con tanto talento llamado Aki Kaurismäki. Habiendo visto solo 4 películas de su filmografía (la adaptación de "Crimen y castigo" fue la que más me decepcionó y, aún así, tiene cosas interesantes), es de los directores que mejor manejan la frialdad en una historia para terminar haciéndote sentir de todo por lo que le pasa a esos entrañables perdedores a los que tan bien suele reflejar. No es como otros directores que también hacen uso de la frialdad, para alejarse un poco y poder verlo todo más adecuadamente, pero que no consiguen hacer reflexionar al espectador con sus historias, ni emocionarte, ni enfadarte, solo producirte la más absoluta indiferencia. Como puede ser el caso de Isabel Coixet, por citar un ejemplo. Kaurismäki no te deja indiferente, su cine te puede dejar deprimido, te puede dar esperanzas en algunas ocasiones, te puede hacer llorar, te puede hacer reír. "La vida de bohemia" es un claro ejemplo de esto.


jueves, 21 de mayo de 2009

Brando

Ayer estuve viendo el documental que hizo TCM sobre la figura de Marlon Brando, unos años después de su muerte, y lo que en un principio parecía interesante, finalmente se quedó en algo entretenido pero que podría haber dado mucho más si se hubiera puesto más empeño y no hubiera sido tan complaciente con la figura del actor. Se habla sobre su carácter de rebelde, sobre la fascinación que han producido sus actuaciones, sobre como se implicó en temas sociales como el racismo, sobre el desencanto hacía su profesión con el paso de los años y sobre lo que ha significado para el cine. Pero dejan muchas cosas sin comentar, que podrían dar mucho más juego, y que tenían tiempo de sobra para comentarlas ya que el documental dura casi 160 minutos y algunas películas las dejan casi sin mencionar (su trabajo con Chaplin, por ejemplo) aunque, con una filmografía que sin ser excesivamente larga, es lógico puesto que fueron más de 50 años actuando, por mucho que desde los 80 hasta el final solo lo hiciera por dinero y que de esa etapa tampoco se hable demasiado más que para saber lo que cobró por "Superman" y alguna anécdota de Johnny Depp en "Don Juan de Marco".

Hablan de lo bromista que era Brando y un poco también de sus matrimonios, y de que tenía cierta fama de rompecorazones aunque en esto último no se llega a adentrar del todo, así como con los rumores sobre su homosexualidad y los amantes que se le atribuyeron de lo que no se habla, ni tampoco sobre la amistad tan especial que surgió con Jack Nicholson durante el rodaje de "Missouri" de Arthur Penn y que permaneció hasta su muerte. Tampoco citan que "El rostro impenetrable", la película que dirigió y que acabó dejando en otras manos en todo lo referido a montaje y esas cosas, comenzó a dirigirla Stanley Kubrick, a quien Brando consideraba un director dócil por lo que se comentaba de "Espartaco" y de como Kirk Douglas hizo lo que quiso con él. Cuando se encontró con esa bestia parda llena de exigencias y que no pensaba volver a pasar por el mismo infierno, acabó despidiéndole y la dirigió él al final. Y también parece que dejan otros temas de largo.

No así los temas de la ideología de Brando, de como ayudó a los negros y a los indios, y de como rechazó el oscar por "El padrino" con un John Wayne que casi pierde la cabeza con la chica india que fue a la ceremonia. Y por supuesto de sus interpretaciones, de las que personalmente destaco la que hizo en "El último tango en París", que no es, precisamente, de mis películas favoritas pero que aún así yo lo encuentro magnético, y de la que Bertolucci dice alguna que otra cosa interesante. No es que sea un gran documental pero siempre es un placer ver y oír a gente como Martin Scorsese, Karl Malden, Dennis Hopper, Harry Dean Stanton, Jane Fonda, Jon Voight, Angie Dickinson, James Caan o Robert Duvall entre otros muchos. Y también ver algunas imágenes de archivo de otros tantos como Anthony Quinn o Elia Kazan.


martes, 12 de mayo de 2009

Elephant

Tras ver el Elephant que dirigió Alan Clarke en el año 1989, película en la que Van Sant se inspiró y de la que cogió el título para dar su visión sobre los hechos acaecidos en Columbine, decidí volver a darle otra oportunidad a la película del director de la fantástica Drugstore Cowboy, después de que hace ya varios años, tras triunfar en Cannes, la alquilara en el videoclub, me decepcionara y me dejara muy frío por no encontrarle fascinación ante lo que me mostraba el director, no lograr engancharme a lo que me contaba por lo que utilizaba el muy manido recurso de que con Elephant me encontraba ante una película aburrida. Pero varios años después, y sin importarme el ritmo que tiene una película si con ello el director consigue lo que pretende y gustándome más el cine arriesgado, en el que el director da el todo por el todo, esta vez sí, Van Sant ha logrado que me introduzca en el contexto de la historia que nos cuenta, que me la crea y que me fascine como no lo hizo anteriormente. Y es que Elephant, en todo su esplendor, es una película que hipnotiza si se ve adecuadamente y que me arrepiento no haber comprendido las intenciones de Van Sant, como quería mostrarme las cosas, como quería sacudirme.


En Elephant no me importa el guión, no me importan los personajes, ni el montaje, no me importa si técnicamente es muy buena o no, no me importa si es efectista, si es dramática, si utiliza tópicos o no. Lo único que me importa y que me incomoda bastante es imaginarme que voy andando por los pasillos de un instituto y de pronto me pueda encontrar con algo así puesto que los hechos que nos muestra Gus son tan realistas que incomoda, que incluso no te extrañaría que algo así, de la manera en que está mostrada pudiera llegar a pasar por aquí.
Uno de los fallos que yo le sacaba (que vista ahora resulta que es un fallo inexistente) es que creía que la película intentaba justificar los hechos de los asesinos y eso no es así y es algo que le agradezco al director. Deja los motivos en el aire. No necesita justificarlo si es con maltrato escolar o si es por algo similar, solo son dos chicos que siguen su día a día y con una gran obsesión por las armas que deciden actuar sin saber si tienen algo en contra con quien los hacen o con quien no, solo sabemos que ambos son dos chicos que han tenido todo tipo de contenidos violentos a su alcance y y han llegado a tener una gran admiración por esta. Yo lo único que sé es que van a llegar al final de todo y cumplirán con el objetivo que se han marcado sin importar a quien se lleven por delante, si es a compañeros de clase o si es al tan odiado director del instituto.


Elephant hay que verla. Ni siquiera diré aquello de que hay que verla en VO (aunque será mejor, efectivamente) en vez de doblada. Tampoco los diálogos es algo que nos importe demasiado. Solo tienes que dejar que la cámara de Van Sant te sacude en la cara.
Y ya de paso, no estaría mal ir a la fuente de inspiración de Van Sant, ese mediometraje de 40 minutos que he citado al principio de este texto, de mismo título y dirigido por Alan Clarke, que nos muestra la frialdad de cualquier tipo de asesinato (aunque Clarke lo hizo pensando en los del IRA) pero la manera en que nos lo muestra, la hace global, adquiere mucha más importancia, nos muestra el sinsentido de la violencia, esos pasos que se dan antes de cometer el crimen y llegar a una víctima que ni siquiera el asesino conoce. Es una película también arriesgada y tan recomendable como la versión de Gus Van Sant.


sábado, 9 de mayo de 2009

Vinyan

Vinyan es una película atípica -dentro de lo típico de su argumento- en la cual una pareja (especialmente ella) se niega a creer que su hijo ha desaparecido o ha muerto durante el tsunami y harán cualquier cosa por encontrarlo. Vinyan es una película que está bien dirigida, cuyo ritmo lento se adecua convenientemente a la historia, pero cuyo principio y desarrollo de la historia que se tiene entre las manos no terminan por atrapar al espectador, por suscitar algún tipo de interés, por adentrarse de manera correcta en los sentimientos de unos padres que no pueden olvidar la desaparición de su hijo, por no aprovechar más sabiamente el ambiente extraño y malsano del lugar en el que se encuentran y por no darle la adecuada tensión sexual a los personajes del marido y de la amiga francesa que allí se encuentra.


Está bien pero no parece ir más allá y no contiene ninguna escena que tenga gran fuerza, sí algo de mal rollo por lo que pueda pasar pero no da un pasito más adelante y es por eso que, Vinyan, cuando realmente convence y cuando coge fuerza y agarra al espectador es en su demoledor e impactante final, en como el director da una vuelta de tuerca y decide suscitarle al espectador de todo, donde nos encontramos con esa Emmanuelle Béart de vuelta de todo y todos esos niños haciendo de las suyas y mostrando la impotencia del personaje de Rufus Sewell ante todos ellos y su destino final. El final eleva a Vinyan, convierte a una película correcta aunque algo fría y decepcionante, en una película interesante, aunque da la impresión de que podría haber sido más y que si se hubiera aprovechado el resto del metraje como el director belga lo hace en ese final, nos encontraríamos ante una obra maestra o, como mínimo, una película notable.


También debo recomendar El manuscrito encontrado en Zaragoza. Una película difícil, de tres horas de duración, que pese a que sepas que te puedes encontrar con algo muy complejo puede llegar a angustiarte, contiene elementos surrealistas y puede resultar aburrida si no se conecta con ella, pero a mí me ha maravillado, me ha encantado y me parece una obra maestra.