sábado, 28 de agosto de 2010

Femme Fatale



Un Brian de Palma muy alejado de sus mejores años pese a las interesantes y algo menospreciadas Misión Imposible y Snake Eyes más la pasable Misión a Marte vuelve por sus fueros y realiza una película obsesiva. Habiendo hecho hace poco un repaso a su cine, poco a poco, tengo que decir que las películas que más me han gustado del director son las que se inspiran en Alfred Hitchcock, las que cogen elementos, tramas y escenas de las películas del director inglés mientras que un par de comedias y otras tantas películas que tienen pinta de serie B son las que menos me han gustado aunque tengan destellos. Estas me gustan menos porque no tienen la puesta en escena que tienen otras, uno de los puntos fuertes del director. Sí que es cierto que a veces peca de exceso a la hora de filmar, que añade cierta grandilocuencia a sus películas, pero también sabe dirigir estas escenas y Brian de Palma maneja la tensión de manera muy notable.




Femme Fatale
está soberbiamente dirigida durante todo su metraje y se nota en la escena inicial en el festival de Cannes y en la escena final. Con su pantalla partida, cámara lenta, zooms y demás recursos dirige todo el metraje de forma sobresaliente. Todo con un sello elegante y arriesgándose en la historia, pues aún siendo algo irregular, tiene algo que la hace especial. También maneja bastante bien algo de erotismo apoyándose en unas espectaculares Rie Rasmussen y, especialmente, la protagonista de la película, Rebecca Romijn con la impresionante y única escena lésbica que tienen al principio como gran referente. Sí que es cierto que la trama de la película en la parte intermedia resulta algo caótica, que tiene ciertos detalles gratuitos, que a ratos los personajes están algo exagerados pero aún así tiene la suficiente fuerza como para mantenerte con la mirada en la pantalla con todos sus defectos.





A nivel técnico también la película está a un nivel altísimo. Visualmente es estupenda, el vestuario y la fotografía están muy bien y la banda sonora es estupenda. Femme Fatale es una obra completamente infravalorada y fascinante y a la que es un poco complicado entrar. A mí se me han quedado grabadas varias de sus escenas. Aunque ha tenido que ser en un segundo visionado cuando he visto su grandeza, su poderio visual. No es fácil seguirla pero resulta estimulante y es una película que cada vez que pienso en ella me gusta un poco más. Aunque cuando hace películas más convencionales le pueden salir grandes obras como la imprescindible Carlito´s Way con un Al Pacino glorioso, prefiero que Brian de Palma dirija este tipo de películas más a menudo y que vuelva a deleitarnos con una obra parecida a las que dirigía en los finales de los 70 y principios de los 80.



miércoles, 25 de agosto de 2010

The Last Airbender (spoilers)



Puedo confirmar, a medias, todos los comentarios negativos que se han vertido sobre la última película del indio M. Night Shyamalan. Desde luego que algo han exagerado, quizá no sea un bodrio infumable, pero sí que es una película mala en la que poco hay que rascar. Esta vez no me ha pasado lo mismo que con The Happening, película que también llegó precedida de críticas nefastas pero luego me encontré con una obra muy interesante, sino que estoy de acuerdo con muchas cosas de las que se han dicho aunque no con todas. Antes de la película pude ver la primera temporada de la serie en que se basa la película, Avatar: La leyenda de Aang, y resultaba el típico entretenimiento infantil con mucho humor- en la película salvo un par de detalles no hay demasiado y se nota para mal- que se dejaba ver sin ser ninguna maravilla.





El primer fallo de la película está en el guión. Vale que es difícil resumir los 20 capítulos de la primera temporada en 100 minutos pero probablemente se podría haber escrito uno mucho más compacto y menos precipitado. Todo va a una rapidez increíble, no deja tiempo para la relación entre los personajes, excepto un poco la de Zuko y su tío Iroh, ni para el aprendizaje del Avatar del elemento del agua. La precipitación con la que lleva Shyamalan la película le pasa a todo el conjunto mucha factura. No se comprende si no es porque los productores han metido muchos tijeretazos a la hora de montarla. Otro defecto bastante grave son los actores. Los adultos no están demasiado bien, pero tampoco horribles, mientras que los más jóvenes resultan insoportables. Quizá de los cuatro el que más atinado está es Dev Patel como Zuko, tampoco sin pasarse, pero los tres principales no pegan entre ellos, están horribles y encima tanto Noah Ringer como Nicola Peltz tienen un montón de primeros planos donde no demuestran nada. The Last Airbender también falla en una de las especialidades de Shyamalan: la puesta en escena. Casi todo es demasiado impersonal, no tiene el estilo del director pese a tener algún tema muy común de su cine, la película no se diferencia demasiado de como la hubiera dirigido cualquier director y la historia está contada con demasiada sosería. Donde sí que muestra algo de talento en esta película Shyamalan es en los momentos en que la película se separa de su tono infantil: un poco la parte final en la Tribu Agua del Norte, pese a la también precipitada y ridícula historia de amor de Sokka y la princesa, y las batallas. El momento en el que sacrifican a la princesa para restablecer la luna, también presente en la serie, está bastante bien adaptado. Y de batallas, especialmente, la del barco cuando Aang escapa tras superar la prueba y la que está rodada con Aang y los maestros de la tierra en un plano secuencia impresionante. Destellos de personalidad que no logran tapar la impersonalidad de la propuesta.





En muchos momentos de The Last Airbender las imágenes parecen estar en un sitio y la música de James Newton Howard en otro. Está tan por encima la banda sonora de Howard que en varios momentos parece no pegar adecuadamente con lo que nos está contando. Hay otros momentos, eso sí, donde la música es la que eleva la calidad de la obra, y es el único aliciente para disfrutar de la película, muy por encima de las imágenes. Lo más destacado de una película, quizá no horrible, pero sí bastante mediocre. Y Shyamalan amenaza con la secuela. Lo peor de esto es que va a estar alejado un par de años de donde mejor se mueve, películas de suspense con un presupuesto no muy elevado. Aunque quizá haya aprendido un poco para que la secuela le salga mejor.


viernes, 20 de agosto de 2010

The Expendables (spoilers)



Nueva película de Sylvester Stallone tras unas secuelas muy dignas de sus dos personajes cumbre, Rocky Balboa y John Rambo, que levantó varias expectativas por el reparto de actores míticos dentro del género de acción que consiguió el director y actor, aunque le faltaron unos cuantos, como Van Damme, que rechazaron la oferta. Varios de esos actores a los que se suma el más moderno Jason Statham que forma pareja durante casi todo el metraje con el propio Sly. Stallone ha sabido vender su película y aunque la película está por debajo de las expectativas creadas, sí que resulta un buen entretenimiento con algunos momentos bastantes dignos.




Quizá existe demasiada acumulación de personajes y algunos de ellos no aportan demasiado. Del grupo de Stallone, Statham funciona al principio pero se acaba diluyendo y Jet Li aporta bastante poco aparte de que tiene pocas escenas cuerpo a cuerpo en las que podría lucirse. Terry Crews y Randy Couture tienen muy poco material con el que lucirse. Son un Dolph Lundgren imperial pese a que su personaje se desaprovecha y viendo lo genial que está merecía más minutos, un Mickey Rourke que necesita bastante poco para darle de manera excelente algo de drama a la película contando sus historias y un Eric Roberts, que compone el típico malo al que hay que odiar a la fuerza pero se le coge algo de cariño, los que llevan la batuta. Roberts se gana al público incluso con su discursito final antes de morir de una forma bizarra a manos de unos Stallone y Statham fusionados, el clásico y el moderno acabando con el malo. Stallone nos vende el producto como una vuelta a los 80 pero lo cierto es que moderniza bastante su película, le mete tics del cine actual que no pegan bien con la película y se nota para mal en su tramo final o en la escena donde Statham va a la cancha de baloncesto. Antaño, Stallone hubiera resuelto esa escena con la cámara fija, recreándose en cada golpe. Ahora, sin embargo, juega con la cámara, marea la acción y resulta algo molesto. No me gusta en exceso el tramo final y, especialmente, los combates cuerpo a cuerpo. Pero sin embargo hay escenas que merecen la pena: la del avión con Stallone y Statham está dirigida de manera bestial, notándose para bien la mano del Stallone director en todo el tiroteo en el puerto y en los tensos momentos donde Stallone tiene que ir corriendo para coger el avión y Eric Roberts y Steve Austin tienen que huir y tirarse al agua.




La trama es lo de menos en esta película. Es sencilla y no se le pide más, una excusa perfecta para homenajear a aquel cine. Y el comentado cameo resulta curioso, no está bien realizado pero se salva por ver a Bruce Willis, a Stallone y a Schwarzenegger haciéndose coñas entre ellos. Stallone es realista y finalmente no hace nada con la chica. Ahora se ve más en plan salvador pero sin acabar ligando lo que ciertamente resulta más realista, algo que no se le pide a la película pero que queda bien. Y cierto tono machista también le sienta bien, en ese sentido recupera el ambiente de ese cine, el momento en el que Eric Roberts coge a la chica, incluso la disputa en la cancha de baloncesto entre Statham y el otro por la mujer. Quizá a la película le falte la muerte de algún miembro del grupo de Stallone para ver a todos los compañeros en plan vengativos y desatando su furia.
Hubiera podido ser mucho mejor película, pero desde luego también podría haber sido perfectamente un bodrio y no lo es. Seguro que para la secuela consigue más actores míticos: no estarían mal unos Gary Busey, Tom Berenger o Keith David.


viernes, 13 de agosto de 2010

Inception (Origen) - Spoilers



La última y esperada película del inglés Christopher Nolan, después de la emocionante, a ratos hipnótica aunque finalmente algo irregular, estirada y grandilocuente The dark knight llega Inception, donde se adentra en una historia de ciencia-ficción con personas que entran en los sueños como protagonista y que tiene varias de las virtudes de su película anterior pero también varios de sus defectos y mucho más palpables. Mucho se ha citado a Luis Buñuel o a David Lynch pero resulta injusto porque Christopher Nolan no juega en la misma liga que ellos. Lynch aprendió mucho de cuando le mutilaron Dune y decidió depender de sí mismo pasando ciertos apuros en financiación y distribución en los últimos años, mientras que Buñuel tuvo que hacer cine en una industria minoritaria para intentar huir de la censura de su cine en España hasta que acabó en Francia. Nolan es el niño mimado y los estudios le dan todos los medios que quiere pero siempre tiene que rendirles cuentas. No creo que le falte atrevimiento, quizá podría haber ido un poco más allá en el tema de los sueños, pero tampoco le hubieran permitido desbarrarse o hacer algo completamente barroco, siempre tiene que seguir un hilo narrativo aparentemente claro porque es lo que allí quieren ver. Pero aún así, Christopher Nolan no pone las cosas sencillas, especialmente en su final.




Inception es un blockbuster bajo un envoltorio de película aparentemente compleja que resulta bastante entretenida pero en el que Nolan acaba pecando de exceso en varios aspectos. Está bien dejar de lado en un principio el origen del personaje de DiCaprio para desarrollarlo al final pero eso da la sensación de que el origen del personaje de Cillian Murphy, siendo de una nimiedad muy importante para la trama, está tremendamente alargado, que es una excusa para mantener en la sombra durante bastante tiempo lo importante dando pequeños retazos a lo largo de la trama. Nolan dirige con bastante sobriedad, mucha elegancia, donde incluso en las escenas a plena luz del día todo tiene un color oscuro, nítido, mostrando el estilo del que ya hizo gala en The dark knight e intentando que Inception no sea una obra impersonal, algo que, por otra parte, en algunas ocasiones no consigue. Cuando se ciñe a la historia funciona bastante bien, sabe mantener la emoción pese a que resulta excesivo todo el tema de las patadas y como está tratado. Pero antes de ese tramo todo está dirigido con cierta solvencia, manejando bien la parte de thriller antes de llegar al "tercer nivel" que sobra en la película o que podría haberse realizado en otra localización y de otra manera. Tampoco maneja bien a los personajes, la gran mayoría son meras comparsas, pero lo compensa con la dirección de actores, puesto que personajes intrascendentes están beneficiados por las interpretaciones que realizan gente como Joseph Gordon-Levitt o Tom Hardy. Pero falla con el personaje que debería identificarse más con el espectador, el de Ellen Page. Ella va descubriendo ese mundo y todo lo que guarda el personaje de DiCaprio en su interior a la vez que el espectador, siendo como la guía de todo, y aunque Ellen no esté mal, su personaje resulta fallido y, a ratos, molesto.




La parte final sí que me gusta como está tratada pese a que pueda ser liosa y a que el Limbo que se inventa Nolan puede dar que hablar. Me gusta porque se juntan los personajes importantes: el de Leonardo DiCaprio, el de una desaprovechada aunque intensa Marion Cotillard y el de Ken Watanabe (más el de Ellen Page) y porque es cuando pone sobre la mesa todo lo que había escondido. Puede haber ciertos excesos, pero es el terreno donde mejor se maneja Christopher Nolan, puesto que recuerda en cierta parte a Memento y porque la relación entre DiCaprio y Watanabe va a un nivel superior del que en un principio se intuía. Luego todo acaba y el totem sigue girando. DiCaprio se ha tragado todo el engaño y simplemente desea estar con sus hijos, sea como sea.


jueves, 5 de agosto de 2010

Una historia de violencia (con spoilers)



Formidable adaptación del director canadiense David Cronenberg de la novela gráfica de John Wagner y Vince Locke en la que disecciona admirablemente en la personalidad de un tipo llamado Joey Cusack (Viggo Mortensen), que adopta la personalidad de Tom Stall, al que su pasado le vuelve en forma de un grupo de criminales liderados por Carl Fogarty, interpretado Ed Harris, con cuentas pendientes que arreglar por como le dejó el ojo y tuvo que huir con el riesgo de que su propio hermano le pegara un tiro. Todo eso después de vivir en paz y armonía durante varios años y de haber podido guardar bajo llave a la bestia parda que lleva dentro durante mucho tiempo y que en su juventud salía a relucir bastante a menudo. La ha podido esconder muy dentro de sí mismo gracias a que ha encontrado a una mujer de la que está profundamente enamorado y es correspondido y a que ha podido formar una familia con ella y, por ello, se produjo ese cambio de Joey a Tom.





La película me resulta tremendamente fascinante por como reacciona toda la familia tras el primer incidente en el bar con los dos asesinos y posteriormente tras la aparición de la banda de Carl. Lo que en un principio se torna como cierta admiración hacía Tom por su actuación heroica, pronto se desarrollan sentimientos diferentes. Su hijo, que hasta ese momento había sido un calzonazos en toda regla, empieza a solucionar sus problemas como su padre, su mujer empieza a dudar de él en un sentimiento mezclado entre la frustración, la decepción y, por supuesto, la pasión y la hija es el polo opuesto a todos ellos, que representa la pureza, la inocencia de la chiquilla que no se ha manchado las manos de sangre aún. Impresionante el plano final poniendo el plato de su padre en la mesa como si nada hubiera pasado mientras su padre, su madre y su hermano se quedan mirándose.





David Cronenberg dirige con fuerte personalidad, a base de planos de una fuerza brutal, mostrando la determinación de su personaje principal. Quizá Joey Cusack no sea el más hijo de puta de todos aunque lo es bastante, ni el más rápido, ni el más fuerte, pero es el que menos dudas tiene cuando debe tomar una decisión arriesgada como la de matar a su propio hermano, Richie (William Hurt), sin titubear ni un solo segundo. Todo está mostrado con una garra brutal, siendo sutil en varios momentos y siendo explicito cuando la película lo requiere. La mezcla no desentona y hace que la película suba enteros y se pueda disfrutar en todos los sentidos. El ritmo lento se adecua a la historia y Cronenberg no deja tan atrás su estilo propio pese a ser un claro paso hacía otro lugar en la filmografía del director. Incluso yo mismo que critiqué el final y a William Hurt, la parte en la casa en la que el personaje de Viggo Mortensen se carga a toda la banda de su hermano, me ha parecido tremendamente sugerente y brutal, de una belleza poco vista en el cine actual. Una de las mejores películas de la década pasada y mi favorita del director.