miércoles, 28 de septiembre de 2011

La cara oculta (spoilers)



Hace un tiempo vi Satanás, perfil de un asesino de Andi Baiz. La película no me gustó demasiado, me parecía hinchada y forzada pero tenía detalles interesantes. La nueva película del realizador, rodada en Colombia y con parte de su equipo español, está mucho más cuidada en la puesta en escena aunque adolece de algunos errores que hacen que finalmente se quede en una película entretenida y nada más. Lo que es una pena es que muchos nos hayamos tragado el trailer de la película anteriormente (me lo han puesto muchas veces en otras películas que he visto en el cine) que desvela la sorpresa de la película, algo que acaba jugando una mala pasada para el espectador que vea la película gracias al trailer y espere luego más. La cara oculta tiene buenos detalles de dirección, nos muestra la parte de Colombia más glamourosa y elegante, visualmente está bien y sabe sacar provecho a la trama rodada desde los dos puntos de vista femeninos, primero desde el del personaje de Martina García y luego desde el de Clara Lago.




Quizá cojea demasiado del otro personaje femenino, una violinista que trabaja para el personaje de Quim Gutiérrez y con el que mantiene, presumiblemente, una relación. Y cojea porque esta relación apenas tiene minutos, el director solo deja caer detalles y no la veo bien enfocada en el guión pese a ser el detonante final de la historia de ambas chicas. Primero para que el personaje de Clara Lago entre en la habitación secreta y segundo para que el personaje de Martina García le acabe abriendo la puerta tras decidir en un principio dejarla encerrada. Esa ruptura al final del personaje de Quim con la chica suena a falsa. Pero aún así la película cumple, quizá resulte algo previsible pero es eficaz y tiene su aquel el ver a Clara Lago cuando está encerrada despotricar del otro personaje femenino por su comportamiento. La película podría haber sacado mucho más provecho del punto de partida de la historia, también de algunos personajes secundarios como los dos policías. Pero aprovecha bien a sus tres personajes principales, interpretados con acierto por los actores, y regala un par de escenas muy interesantes.


sábado, 24 de septiembre de 2011

No habrá paz para los malvados (Spoilers)



Hace ya unos cuantos años que yo, y mucha gente, descubrimos a Enrique Urbizu gracias a dos películas que dirigió seguidas: La caja 507 y La vida mancha. Me gustaron tanto ambas películas, sobre todo la segunda, que no he querido ver el cine anterior que dirigió el director español por miedo a manchar esa gran imagen que tengo sobre él. Espero solucionar ese error pronto. Pero me interesaba mucho su nueva película, No habrá paz para los malvados, que parecía proseguir la senda comenzada por La caja 507. Y tras verla puedo decir que me ha parecido una película recomendable y que se ve el talento de Urbizu impregnado en cada fotograma. Es una película cruda, oscura y rabiosa, dirigida con estilo por Urbizu que es lo suficientemente listo para potenciar el tono de las imágenes que vemos y para que no acaben por importar demasiado las importantes lagunas que la película tiene en el guión. El hecho de no comprender demasiado bien porque el personaje de Santos Trinidad se mete de lleno en todo el asunto o que la trama de la juez Chacón quedé algo deslavazada. Aunque me gustan esos detalles aparentemente intrascendentes que tiene la película. La juez hablando con su hijo con una sonrisa en la cara (una de las pocas veces que su personaje se permite reír), Santos ignorando al hijo de un antiguo colega o hablando con un hombre sobre su hija y que nos hace ver que Santos tiene un hijo/a con el que ya no tiene contacto (podría ser una de las cosas por las que ha acabado así). Por no hablar de ese momento al principio, con lo que la película y el personaje ya te han ganado, en el que Santos exclama un "Que se joda" cuando le dicen que el Madrid ha perdido.




Una de las cosas más evidentes de la película es que Urbizu quiere que empatices con ese policia corrupto, alcoholizado y con pintas de mendigo. Y es como si cada vez que no aparece ese personje en pantalla, el espectador lo estuviera reclamando, que quiere ver como Santos Trinidad se desenvuelve, quiere verlo bebiéndose un cubata, despotricando contra todo o siguiendo a alguien. Que su historia, aparentemente pequeña, acabe introduciéndose en algo más gordo, en terrorismo, también me resulta interesante. Y toda la parte de la juez Chacón también me gusta como está llevada. Ayuda también esa atmósfera oscura que ha logrado Urbizu, que se reune con gente experimentada para crear ese ambiente violento que le viene como anillo al dedo. Destaca una fotografía adecuada y una banda sonora que a ratos es notable. La dirección de Urbizu está llena de garra, desde los momentos más intensos y/o violentos hasta esas escenas más tranquilas y pausadas. El principio y el final se destacan, pero la zona intermedia aunque tenga sus altibajos me parece también llevada con buena mano. La interpretación de José Coronado es excelente. Me parece un actor infravalorado, especialmente tras unos años 90 que fueron desastrosos, que ha tenido algunos papeles muy interesantes (las dos películas anteriores con Urbizu, La vida de nadie, Fuera del cuerpo, El lobo, La distancia). Aquí está en un papel escrito para él al que se adapta muy bien siendo él quien levanta muchas veces la película de Urbizu, quien le da ese plus de calidad. Está bien acompañado por unos convincentes Helena Miquel y Juanjo Artero, formando una pareja quizá excesivamente seria pero eficaz. Y por suerte no vemos ningún actor adolescente molesto, uno de esos actores de moda que son lamentables y que están poblando el cine español actual.


jueves, 22 de septiembre de 2011

Pesadilla en Elm Street (1984) - Spoilers



Después de mucho tiempo decidí volver a ver Pesadilla en Elm Street aprovechando que estoy viendo (casi) todas las películas de Wes Craven. Una de las cosas que más me mantenían en vilo era comprobar como se ha comportado el tiempo con la película ante un espectador ya acostumbrado a este tipo de películas, insensibilizado y que hace ya mucho que dejó esos tiempos en los que cualquier cosa le asustaba sobre todo el protagonista de esta saga. Creo que Pesadilla en Elm Street, aunque no sea una película que dé demasiado miedo ni que tenga grandes sobresaltos, ha aguantado bien ese paso del tiempo. Y la escasez de presupuesto, ese toque cutre que posee la película en algunas escenas le ayudan a otorgar encanto al conjunto (como también ocurre con la primera parte de Evil Dead que dirigió Sam Raimi). Por lo tanto, dejando de lado ese terror que me ocasionaba Freddy Krueger en la infancia (en esta película aún sin el diminutivo, siendo Don Fred Krueger), Pesadilla en Elm Street es una película que tiene su mayor acierto entre ese punto de comedia negra y película de terror de adolescentes que van cayendo en las garras metálicas de Freddy que siempre hace gala de su ironía.




Pesadilla en Elm Street pronto nos sumerge en el mundillo de las pesadillas, comenzando con una que tiene Tina en la que es salvada tras ser despertada por su madre. Wes Craven nos presenta a los personajes adolescentes enseguida y las relaciones que tienen entre ellos. Sabe como hacerlas llevaderas y menos insoportables de lo normal aunque las hayas visto decenas de veces. Pero es en los sueños donde el director se siente mejor, en como muestra esa capacidad del personaje de temer por su vida si se queda dormido, clavándose para el cuerpo una tonelada de cafeína para intentar, sin éxito, mantenerse despierto y en como repercute lo que sucede en esas pesadillas en la vida real. Por ejemplo en la que tiene Nancy en clase, Freddy no llega a tocarla pero se despierta después de quemarse, viendo como en la vida real ese quemazo sí lo tiene o la pesadilla en la que consigue quitarle el sombrero a Freddy, que nosotros no vemos sino que la seguimos desde la perspectiva de la madre y de un psiquiatra en un recurso genial por parte del director que mantiene la intensidad de la pesadilla aunque no veamos lo que está ocurriendo en ella. Y las muertes son intensas, escenas realmente bien filmadas (todo lo relevante a Tina es espectacular, su cadáver recorriendo los pasillos del instituto en la pesadilla de Nancy) y no abusa de ellas racionándolas de manera acertada a lo largo de la película. También es genial la escena de la bañera en la que Nancy tiene uno de sus particulares encuentros con Freddy y en la que tampoco seguimos la pesadilla sino lo que pasa en el mundo real.




Tampoco quiere darnos Craven una gran presentación de Freddy, se limita a una pequeña explicación por parte de la madre en la que habla de su pasado, de como le mataron los padres y como éste prometió vengarse de sus hijos. Quizá en el trato de los personajes adultos es donde Pesadilla en Elm Street más se puede resentir aunque tampoco es algo que importe demasiado. Craven le otorga personalidad al conjunto, se apoya de manera sobresaliente en un portentoso Robert Englund en el papel de su vida para crear a un personaje mítico. Me apetece mucho ver alguna que otra secuela (solo he visto la otra que ha dirigido Wes Craven), que serán inferiores pero probablemente tengan detalles de interés así como el remake que se ha dirigido recientemente con Jackie Earle Haley heredando las garras de Freddy. Pero una película de terror en la que los sueños y la realidad se funden de esta manera da para muchísimas películas y muy interesantes. Si los dejaran trabajar en paz se podrían hacer películas muy interesantes sobre este personaje. Lamentablemente las secuelas casi todo el mundo las ha olvidado. Aunque yo disfruté del rollo con el metacine que se trae Wes Craven en la otra película que dirigió de Pesadilla en Elm Street, La nueva pesadilla, que me gustó aunque realmente es una película independiente de la saga, que no tiene continuidad con las otras y solo enlaza directamente con la primera película.


domingo, 18 de septiembre de 2011

El árbol de la vida (spoilers)




Es tan difícil hablar del argumento de El árbol de la vida, al menos que defina con exactitud la película, como valorar el film de Malick una vez visto. Creo que El árbol de la vida es una película que crecerá en mi memoria conforme pase el tiempo pero tras salir del cine me ha dejado algo descolocado. Y la película me ha gustado pero siendo de Terrence Malick, uno de mis directores favoritos, quizá me ha gustado menos que sus anteriores cuatro películas, todas ellas fantásticas. Sí que parece que más allá de todo el tema del origen del mundo, es una película, al menos en lo referente a la parte de la familia, en la que Malick ha sido muy personal, llegando en algunos terrenos a lo autobiográfico incluso. Él perdió a un hermano, algo de lo que habla, y creció en un sitio similar al que vemos en la película. Supongo que se verá a sí mismo como el chico protagonista. Toda esta parte le resultará clave para englobarlo en la historia del origen del mundo aunque funcione perfectamente sin estar unido a esas imágenes que acompañan a la película durante su principio y su final.




La gran diferencia de El árbol de la vida con las anteriores películas dirigidas por Malick es que pienso que en las otras películas la búsqueda del preciosismo estaba retratado con naturalidad, mientras que en El árbol de la vida por momentos me parece artificioso. Porque no me resultan innecesarias la escena de los dinosaurios -que me ha gustado-, o las constantes imágenes de cortinas, agua o las hojas de los árboles. Todas ellas acompañan a la película siempre con un propósito pero sí que en ocasiones se ven forzadas o ridículas, como si estuvieran fuera de lugar. Pero siendo el director Terrence Malick, también cuela varias imágenes de una factura brillante, poéticas e hipnóticas, imágenes de esas que se quedan grabadas en la memoria durante días. El retrato de la familia es veraz, crudo y auténtico. Algunos se quejarán de repetitivo pero me parece que retrata con exactitud el comportamiento de la familia, el hecho que muchas personas no cambian sino que durante meses o años se siguen comportando de la misma manera. Aquí vemos al niño mirando siempre con mala cara a su padre, desafiándole, a la madre dejándoles hacer lo que quieran y al padre intentando hacer más duros a sus hijos, que sean capaces de defenderse en la vida. Si el padre simboliza a Dios, con lo bueno y lo malo, y la madre, siempre enfocada en imágenes de una belleza descomunal, a la naturaleza el mensaje queda claro pero, vuelvo a repetir, creo que este tramo funciona a la perfección sin esto. Incluso diría que sale ganando.




Probablemente la mayor comparación que se le podrá hacer a la película es con 2001 de Stanley Kubrick por contar un origen -aunque Malick retrocede aún más años que Kubrick retrocedía unos cuantos-, por la búsqueda de la belleza a través de las imágenes y por la utilización de música clásica. Pero tampoco quiero entrar en más comparaciones entre las dos películas porque me resultan innecesarias y ni siquiera pertenecen al mismo género. La parte de Sean Penn sí me parece deslavazada, demasiado cortada en la sala de montaje, como muy razonables me parecen las lógicas quejas del actor. Ese final tan Lost me resulta impostado y egocéntrico, me parece un final que busca una poesía que resulta falsa con la cara de Sean Penn mirando al infinito, sin articular ni una palabra y caminando hacía el lugar donde se encuentran sus seres queridos. Prefiero cuando enfoca el precioso rostro de esa auténtica belleza que es Jessica Chastain o ese Brad Pitt, con cara de zampabollos, intentado en vano salvar a un niño que se ha ahogado. En todo momento vemos en la película la vida y la muerte, ese paso que existe entre ellos y también como resulta importante en la película el perdón, dos cosas que trata Malick durante muchos minutos. Necesitaré otro visionado de la película dentro de unos meses -o de un año o más tiempo- para poder comprender mejor algunas de las imágenes de Terrence Malick y para valorar mejor la película, que ya me parece una película buena aunque menor, pero no cabe duda que voy a pensar en ella durante un tiempo.



viernes, 16 de septiembre de 2011

La deuda (spoilers)



Otro remake más, esta vez de una desconocida película israelí con el mismo nombre, en el que John Madden nos cuenta la historia de tres personas que forman parte del Mossad y que tienen que secuestrar a un antiguo doctor nazi para que sea juzgado. No sé hasta que punto será similar a la película original o si Madden ha decidido aportar algo nuevo a la historia (no tiene pinta), pero La deuda es una película bien dirigida y que resulta entretenida pero finalmente es fallida y con algunos defectos. No las tenía yo todas conmigo puesto que John Madden es un director que habitualmente me pone muy nervioso, del que he visto películas muy desaprovechadas que se acababan quedando a medias como era el caso de Golden Gate, película de gran ambientación pero ridícula trama, Shakespeare in love, película ligera y demasiado complaciente, o Proof, que probablemente era su mejor película y aún así era demasiado irregular. Pero La deuda, sin ser una gran película, las supera con gran facilidad y no sé hasta que punto puede ser esto mérito de Madden. Algo sí lo tendrá, como el hecho de no haberla fastidiado y de haber rodado con cierta eficacia pero probablemente se haya beneficiado para bien del desconocimiento general a la película israelí.




Destaca sobre todo la labor de Madden para hacer clarividente la trama pese a la multitud de cambios temporales sobre todo en su inicio, donde cambiamos de los años 60 a los 90 varias veces. Luego ya la trama se sitúa de manera continuada primero en los años 60 y al final en los 90. Y la primera parte supera en intensidad, en dirección y en varias cosas más a la parte de los 90. Madden saca provecho de la convivencia de los tres agentes, de su misión y del secuestro del doctor nazi y como éste va jugando psicológicamente con los tres para intentar ponerlos nerviosos y escapar. La sencillez de esta parte y la buena mano con la que esta llevada choca con cierta tosquedad en la parte de los 90. Principalmente porque a la premisa de la película, la de la deuda, tampoco le sacan demasiado provecho ni parece estar demasiado bien hilada la confesión final del personaje de la mujer, parece demasiado precipitada para algo que puede hundir a toda su familia, incluida su hija que ha escrito un libro falso del suceso y que no tiene la culpa de nada. De esta parte destaca especialmente la primera escena con David, el agente de los tres que más reservas tiene con todo lo que se ha generado, suicidándose después de un largo plano con él dirigiéndose al coche. Es una pena que no se saque más provecho de este personaje en esta época.




Además de esa escena destaca sobre todo el doble visionado de la huida del doctor nazi con diferentes finales, el inventado y el que sucedió de verdad. La primera secuencia, que es la que forma parte del libro de la hija, y la segunda se complementan, son crudas y están resueltas de manera soberbia. Destaca la labor de Jessica Chastain, muy natural e intensa, y de Jesper Christensen, que sabe jugar muy bien con los otros personajes. Marton Csokas también lleva de manera eficaz su personaje mientras Sam Worthington hace lo que puede, pero demuestra ser un actor muy limitado sobre todo en este tipo de películas. En la otra parte me pone muy nervioso la interpretación de Helen Mirren, me parece de un lucimiento ramplón, con la mirada desviada al infinito en multitud de ocasiones y con una cara de pena insoportable. Tom Wilkinson está bastante mejor pero tampoco se luce al igual que Ciarán Hinds pese a la brevedad de su papel. El caso es que John Madden ha realizado aquí su mejor película, que no es ninguna maravilla pero sí una película entretenida pero finalmente algo justa.


sábado, 10 de septiembre de 2011

Noche de miedo (2011) - Spoilers




Nuevo remake, esta vez de un clásico ochentero del cine de terror con bastantes toques de comedia, en el que Craig Gillespie toma el relevo de Tom Holland. Creo que van a existir muchos prejuicios hacia la película por esto que aunque quizá no tenga ese toque nostálgico que tiene la original, es una película con mucho encanto y en muchos momentos supera a la película original y tiene escenas mucho mejor aprovechadas. La Noche de miedo original era una película muy entretenida, con el gran Roddy McDowall como actor de serie B como lo mejor de la película (una de las pocas cosas en que este remake está por debajo), que utilizaba muy bien todos los tópicos de los vampiros, especialmente lo del agua bendita en una gran escena, pero que sin ese toque de nostalgia hubiera sido una película que ya estaría olvidada. Craig Gillespie debuta en el género de terror, aunque ya es un director con ciertas tablas dentro del género cómico, sobre todo con aquella gran sorpresa que fue Lars y una chica de verdad y dirigiendo capítulos de la sobrevalorada United States of Tara o de My Generation. El caso es que se nota su mano y pese a que algunas veces el sentido del humor se note excesivo o fácil, en general cumple con buena nota con su trabajo.




Lo que más me gusta de este remake es que saca más provecho de todos los tópicos de los vampiros. Especialmente de ese que está tan de moda en la actualidad que el vampiro tiene que ser invitado para entrar. Esto lo aprovecha Craig Gillespie para realizar tres escenas tan divertidas como tensas donde destaca sobre todo la segunda de ellas. La primera con Farrell y Mintz-Plasse en una casa sin dueño donde puede entrar a la perfección, la segunda con un diálogo entre Yelchin y Farrell mientras éste espera que le dé unas cervezas, como juega Gillespie con Colin en la puerta esperando mientras charlan. Es la escena cumbre de la película y la que se destaca entre todas. La tercera es ya cuando puede entrar porque la casa está destrozada. También juega, sobre todo en la parte final al desarrollar el climax, con lo de los rayos de sol. Aprovecha mucho mejor los escenarios de la película y el director le da un buen uso a la casa del vampiro y a esa habitación secreta tras el armario para desarrollar un par de escenas muy decentes. La escena de la discoteca, que tenía su encanto cutre en la original con Chris Sarandon repartiendo, también está mucho mejor resuelta. También la persecución tiene su miga, sobre todo por un destacado 3D, y por un par de momentos de tensión.




Y mientras tanto Gillespie nos presenta a personajes pasados de rosca como ese freak que era amigo del protagonista, con el que se inicia la sospecha hacia el vecino y al que da vida Mintz-Plasse o el renovado Peter Vincent interpretado por un muy suelto David Tennant. También aprovecha bastante mejor al personaje protagonista, ese freak que sale con la chica guapa del instituto y que se avergüenza de su pasado. Pero quizá descuida algo a los personajes femeninos, tanto a la novia interpretada por Imogen Poots y de la que se aprovecha solamente su belleza, como a la madre con una Toni Collette que cada vez me resulta más pesada, resultando solo divertida la chica que acompaña a Peter Vincent y que sale unos pocos minutos. Colin Farrell está en su salsa, abusando bastante de la sonrisilla irónica pero sacándole mucho provecho. Está muy divertido y se le nota muy cómodo como el vampiro Jerry. El resultado final me parece disfrutable, una película que dura casi dos horas que se pasan en un suspiro, que mezcla bien el terror y la comedia y que no tiene nada que envidiar a la película original.



domingo, 4 de septiembre de 2011

La piel que habito (spoilers)




Nueva película de Almodóvar en la que el director vuelve hacer gala de su exacerbado egocentrismo. Y una obra muy difícil de valorar, una de esas películas que puedes amar o odiar con suma facilidad. Yo me encuentro entre las personas del primer grupo, la película me ha gustado muchísimo aún con sus excesos y su complaciencia hacía el cine que realiza -aunque nunca hasta los límites de Los abrazos rotos-. De Almodóvar se dicen muchas cosas en España. El sector que le odia comenta que siempre resulta difícil atacar al cine de Almodóvar, que parece que haya que alabar sus películas solo por venir dirigidas por él mientras que los que aman su cine comentan que Pedro no es profeta en su tierra y que es en el extranjero donde le tienen esa estima que no le tienen aquí en España. Creo que el director, como todos, tiene sus películas buenas y sus películas malas. O por decirlo de manera más acertada, películas que me gustan y películas que no me gustan. A mí La piel que habito me parece de las mejores películas que he visto de Almodóvar junto a ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, Átame! y Todo sobre mi madre. Pero es una película imperfecta, con sus defectos, que para mí le confieren un encanto especial.





Almodóvar no pierde ni un segundo para presentarnos la situación con el personaje de Elena Anaya encerrado en una habitación por su "creador". Bajo esta sencilla premisa se esconde una película que luego explotará eso hasta cuanto puede de la manera más enfermiza posible. El director mezcla géneros y se mueve sin ningún tipo de duda entre esa fina línea que separa la genialidad del ridículo y de la vergüenza ajena. A mí me ha seducido en las escenas más intensas y también en las que el público se reía. Y nos regala escenas intensas no exentas de cierta ironía como la protagonizada por Roberto Álamo con su traje de tigre. Como resuelve esta escena, que se prometía ridícula en un principio, en una escena larga, contundente y tensa con su climax final, nos muestra a un Almodóvar que no se anda por las ramas. También me gusta el manejo que hace el director de los cambios temporales, como se mueve del 2012 -el año donde se sitúa la acción- hacia atrás o vuelve al presente con un talento brutal, resolviéndolo todo y no dejando nada atrás. También nos regala una escena de gran intensidad desde dos puntos de vista resuelta de manera soberbia -aunque con algún detalle gratuito, es cierto- en la que el chico fuerza a Norma, la hija del personaje de Banderas. A todo esto hay que sumarle ese talento visual que tan bien maneja el director. Como cuida cada detalle de los escenarios, del vestuario que vemos. Y sin olvidar algunos diálogos muy habituales de él -como el divertido cameo de su hermano Agustín- o un montón de guiños a películas clásicas.





La película también tiene algunos fallos que tampoco se molesta en esconder y quedan bien visibles. Quizá un guión demasiado improvisado para estar tanto tiempo trabajando con él y al que le falta definir mejor a algunos personajes. Tampoco se molesta en los detalles sexuales que puedan resultar vulgares como esa orgía del grupo joven en la boda o Banderas sugiriendo a Elena Anaya si prefiere el sexo anal si le duele demasiado por el otro agujero. Y desde luego son detalles que no me molestan, que ayudan a contribuir a ese clima enfermizo que posee la película. Y sin embargo lo que sí me molesta es la banda sonora de Alberto Iglesias. Y eso que también es excesiva y grandilocuente como lo es el cine de Almodóvar e intenta contribuir a aumentar ese clima enfermizo. Creo que Iglesias busca tener un protagonismo con su música que me saca de los nervios y es algo que me viene pasando hace tiempo con este compositor, que quiere hacerse notar demasiado en las películas que participa. Y es una pena porque tiene mucho talento y creo que era el adecuado para la película pero se le va la mano. Y los actores pues cumpliendo con los personajes que tienen. No creo que Antonio Banderas esté tan mal como se comenta, cumple con su papel pero quizá le falte que el personaje tuviera más profundidad. Elena Anaya es la que mejor parada sale, además de estar guapísima, ella aprovecha cada minuto que aparece. Jan Cornet está bien. A Blanca Suárez sí se le ve mucho más limitada que a los demás. Y quizá se podría haber aprovechado más a Marisa Paredes, Bárbara Lennie y a Eduard Fernández. Pero La piel que habito es una película recomendable de ver, guste o no guste, te parezca dramática y enfermiza o te provoque esa risa involuntaria con la que mucha gente ha acompañado a la película. Y personalmente me parece una de las cimas de su director.