domingo, 28 de febrero de 2010

Sherlock Holmes

Desde sus inicios a estas fechas opino que Guy Ritchie se ha infantilizado de gran manera pese a que todas las películas que ha ido dirigiendo han ido tratando temas que no eran ni mucho menos infantiles. Ya se veía en RocknRolla, una película que no era ninguna maravilla pero en la que al menos se intuía ese Guy Ritchie que en sus inicios había entusiasmado, quizá a cuentagotas, pero tenía sus momentos. Pero en ella también hacía gala del infantilismo que menciono pese a tratar con personajes de lo más cabrones, con drogas, palizas de todos los tipos, robos e incluso tratando la homosexualidad. Sherlock Holmes no se aleja de dicho infantilismo e incluso por momentos parece que sea el propio Guy Ritchie quien quiera potenciarlo aunque no comprendo con que propósito pues cuando lo hace es cuando su versión de Sherlock Holmes es más intrascendente. Es una pena que un director del que se podrían sacar situaciones de lo más comprometidas entre los personajes acabe realizando algo a mayor lucimiento de un correcto Robert Downey Jr., que como siempre sabe hacer el producto suyo y caer simpático al público con ese toque gamberro que tiene, y para que éste muestre su química con su eterno compañero Watson con un Jude Law a contracorriente de Robert.




A la dirección funcional de Guy Ritchie no ayudan los personajes secundarios más allá de ser meras comparsas de los principales. Ni se cuenta con un villano de garantías, un Mark Strong tremendamente perdido, ni los personajes aliados tanto del villano como de Sherlock y Watson resultan interesantes, y mucho menos las féminas de la obra, las guapísimas Kelly Reilly y Rachel McAdams, con esta última intentando sin éxito dar algo de juego a la película mostrando el lado más vulnerable del Sherlock de Robert. Tampoco la historia que cuenta Ritchie es acertada, mezclando esa supuesta magia negra con peleas que parecen sacadas de sus anteriores películas pero sin el encanto de aquellas. Puede resultar entretenida, de eso no hay dudas, aunque no me lo ha parecido demasiado más allá de ver a Robert Downey Jr. haciendo el ganso de vez en cuando.




En la secuela tendremos el regreso de Moriarty al que ya se menciona varias veces en esta primera parte. Esperemos que su vuelta esté a la altura pues ahora mismo lo veo como el único aliciente para que vuelva a embarcarme en la travesía que Guy Ritchie nos va a querer proponer de nuevo. No solo que no nos ofrezca un entretenimiento vacío, sino que en esta segunda parte Ritchie juegue mejor con los personajes secundarios, con las situaciones, con los equívocos entre personajes y que sin dejar atrás ese sentido del humor del que hacen gala en casi todo momento los personajes en esta primera parte, no se deje atrás la trama detectivesca y nos ofrezca algo con más entidad, mejor resuelto.


domingo, 21 de febrero de 2010

Shutter Island (con spoilers)

Es curioso lo de Martin Scorsese. A cada nueva película que ha dirigido en los últimos tiempos, especialmente en su etapa de colaboración con DiCaprio, el público siempre ha dicho que está de capa caída, que sus películas no tienen la fuerza de antaño. Se le ha exigido mucho más, todo lo contrario que por ejemplo a otro de los grandes clásicos actuales como Clint Eastwood que lleva haciendo películas menores desde Million Dollar Baby, pero que sin embargo siempre se le ha criticado bien y se le ha alabado, ni él ni sus películas desde entonces han recibido excesivas quejas ni siquiera de productos que no son especialmente destacables como Invictus, sobrevalorando obras como Cartas desde Iwo Jima o Gran Torino, que tienen destellos de gran cine, momentos de puro Eastwood pero muy a cuentagotas. Quizá Scorsese no vuelva a realizar otra Taxi Driver o otra Goodfellas, pero es que tampoco es su propósito y hay que reconocer que con Shutter Island mezcla comercialidad con su sello añadiendo escenas oníricas en varios momentos que hacen que te encuentres con un producto muy entretenido y sugerente con cierto aire a ese cine negro de antaño.




En Shutter Island, Scorsese acaba en ese final desvelando todo el pastel y aclarando todas las dudas posibles, contestando con ello a todos esos pequeños detalles que podrían haber quedado en el aire, resulta especialmente minucioso en ese tema y se comprenden el motivo de la utilización de ciertos recursos técnicos (utilización de planos, música). Puede parecer grandilocuente pero lo cierto es que esa dirección ayuda a acrecentar la sensación de estar viviendo una auténtica pesadilla, en la que sueños oníricos y alucinaciones cuando el personaje está despierto se mezclan sin saber concretamente cuando éstas pueden ser auténticas o falsas. El final puede seguir siendo tramposo, pero es coherente consigo mismo y con lo que Scorsese quiere mostrar desde el principio de la película, las pistas están ahí y en un segundo visionado se pueden llegar a aclarar muchas cosas y comprobar que, correctamente, es un final bastante lógico. Además es absolutamente desoladora -y preciosa- la escena en la que nos muestran a DiCaprio y a Michelle Williams en el lago tras matar ésta a sus tres hijos. Está rodada con un gusto exquisito. Tiene la fuerza de los mejores directores clásicos. Es sin duda la escena que más me gusta de la película -junto al fusilamiento en la guerra con el travelling lateral- y no me parece que esté de más. Además ayuda un DiCaprio intenso que lleva con buena mano el peso de la película y las aportaciones de Emily Mortimer, Max von Sydow, destacando a Michelle Williams y, especialmente, un Ben Kingsley tan elegante como descomunal.




Como fan desde hace mucho tiempo del cine del señor Scorsese debo decir que Shutter Island para nada me ha decepcionado. Desde luego no la pongo entre sus mejores películas pero sí que sigue siendo un lujo poder ir al cine a ver una película suya de calidad, muy bien dirigida y que te mantiene clavado en la butaca. Quizá pueda ser la mejor película de la pareja formada entre DiCaprio y Scorsese aunque a mí me gusta bastante Gangs of New York, pero sí que es la mejor en la que ha estado el actor. Y ahora esperemos que en sus siguientes proyectos nos traiga otra película muy bien hecha y algún documental de esos que tan bien sabe realizar.


domingo, 14 de febrero de 2010

Camino

Huí en su momento de Camino, pese a todos los comentarios sobre la película y pese a triunfar con un porrón de premios, por temor a encontrarme con el mismo dramón de siempre que busca con ahinco y con desesperación la lágrima del espectador. Como la daban por la televisión sin anuncios ya no había excusa. Y me he encontrado precisamente con lo que esperaba, el dramón de turno aderezado con algunas escenas oníricas torpemente realizadas (se nota que no es lo de Fesser) y que en un momento dado parece repetir la estructura de la película durante muchísimos minutos: Nerea Camacho llora, Carme Elias suelta su rollo religioso y Mariano Venancio calla y guarda muchas cosas para él mismo. Luego se quedan padre e hija solos y existe complicidad entre ellos.




El problema de Camino es que pese a ser un dramón en toda regla, muchos personajes parecen estar muy caricaturizados para intentar contraponerse a su personaje principal, especialmente esto se nota en los compañeros de clase de la chica, y en todo el asunto de la obra de teatro. También las escenas paralelas con la hermana y su "superiora" que no parecen pintar nada, más allá de hacer una crítica torpemente trazada a esa institución que muchas veces parece solo buscar el dinero (como se muestra en la escena que Manuela Vellés comparte con su tía en la ficción). También el cura y en algunos momentos la madre no se escapan de esto. Fesser demuestra su poca mano para jugar con los personajes y lo deja todo a que las situaciones lo saquen del paso, a imponer la lagrimilla fácil al espectador con escenas que sobrepasan la sensiblería, a intentar mostrar el dolor de la chiquilla solo por puro morbo.




No todo es malo en Camino, pues a ratos, especialmente por parte de algunos de sus actores con Nerea Camacho y con Mariano Venancio a la cabeza, este último lo mejor de la película sin lugar a dudas, sí parece encontrar su punto, sí parece manejar con acierto algunas cosas del tema religioso, los sentimientos del padre y de la chiquilla que cree no merecer la enfermedad que tiene después de todo lo que ha rezado y ha querido al que supuestamente está ahí arriba, aunque todo eso fuera impuesto por su madre.
Puede ser que si Fesser se hubiera dejado de algunos rollos, de pensar en las reacciones del público en cada momento y se hubiera tirado realmente a la piscina para mostrar sin reparos todo ese dolor, para que las pesadillas de la chica hubieran sido realmente truculentas, para darle a todo lo que se ponga por delante y no dejar nada en pie, Camino hubiera sido una película tan terrible como hermosa.


domingo, 7 de febrero de 2010

The Road (con spoilers)

La película que nos ocupa, que ha sido vendida con unos engañosos avances que parecían tirar por la acción para con ello atraer público a la sala, es precisamente lo contrario a lo que se vendía. Es sosegada, es tranquila e intenta profundizar en lo que sienten sus personajes en cada escena, en cada momento. Es por ello que la historia es una mera excusa para lanzar las ideas importantes de la película: ambos caminan por el sur intentando acercarse a alguna playa pero sin ningún aparente rumbo fijo, su única meta es sobrevivir, el hombre sabe que lo que se van a encontrar por ese camino va a ser igual de miserable que lo que llevan recorrido pero avanza firme y mantiene las esperanzas de su hijo de encontrarse con los "buenos". Por ese camino se pueden morir de hambre, de sed, llevar la misma ropa durante varios días, encontrarse con tipos que practican el canibalismo. Él sabe cual es la mejor manera de acabar con una vida que parece no ir por ningún sitio: el suicidio. Incluso enseña a su hijo a hacerlo por si algún día se ve acorralado. Pero por mucho que en varias escenas sea el mismo padre el que apunte al hijo, va a ser incapaz de matarlo y por mucho que lo pasen mal, en el momento preciso no podrá dispararle en la cabeza. Y él no puede suicidarse porque cree que el chico no va a poder mantenerse él solo con su ingenuidad en un mundo repleto de lobos.




Hillcoat muestra todo esto con una desolación increíble. Aún manteniendo esa ingenuidad e inocencia de un niño que prácticamente ya ha visto las cosas más crudas que podría ver, el director nunca se separa de ese camino -excepto en el final de la película tras morir Viggo y encontrarse con el personaje de Guy Pearce-, ni siquiera para mostrar los flashbacks en los que aparece la madre del chico con el rostro de Charlize Theron. Con ciertas pinceladas de varios géneros, Hillcoat va mostrando todo lo que tienen dentro sus personajes, sacando lo que está en sus interiores y para ello se ve apoyado de una genial atmósfera ténebre, grisácea que va a contraste con el pensamiento que ha acabado teniendo el padre hacía la naturaleza humana, de no confiar en absolutamente nadie y de hacer lo que sea necesario para que él y, especialmente, su hijo sobrevivan a ese infierno.




Con la película que adapta una novela de Cormac McCarthy del mismo título, se sigue demostrando que de momento el cine sí está haciendo justicia a su pluma, si obviamos Todos los caballos bellos dirigida por el actor Billy Bob Thornton, pues tanto No es país para viejos de los hermanos Coen como la película que nos ocupa de Hillcoat, quizá no estén a la altura de la obra del novelista, pero sí que resultan adaptaciones muy bien realizadas. Esperemos que Andrew Dominik, director de la notable El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford, mantenga el nivel que han mostrado los directores anteriores. Talento tiene para ello.