
De todas las temporadas que se han hecho, se podría decir que la serie solo flojeó un poco en la quinta temporada y eso que se introdujó al gran secundario por excelencia, un Steve Buscemi que cumplió con su papel. Quizá porque se repitió, quizá porque un Tony alejado de su casa no es lo que mejor sentó a su personaje, quizá porque el tema de la traición de Adriana y su colaboración con el FBI fue tratado con ciertas prisas (y eso que comenzó en la tercera temporada aunque sin decir cosas importantes, bien es cierto). Pero aún así, dicha temporada dejo destellos de calidad, capítulos que no se pueden olvidar. Y si esa es la peor, el resto de temporadas son memorables. Por no hablar de las muertes de los personajes desde la primera traición, pasando por la intensa lucha entre Tony y Ralph en la muerte de este último o la de Christopher conduciendo drogado junto a Tony en el coche, hasta ese final que tanto ha dado que hablar.
Y es una serie que trata los temas de siempre: las traiciones, las drogas, infidelidades, asesinatos, homosexualidad y, por supuesto, el tema de la familía, que siempre es lo más importante en la mafia. Y todo eso sin desentonar nunca, dando en la clave. Se suele decir que "Los Soprano" no es una serie, es una película muy larga, de muchísimas horas de duración. Y es verdad. Uno solo puede sentarse a disfrutar de las quejas de Tony, un personaje que por mucho que se esfuerce en caer mal, jamás podrá.

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