domingo, 14 de febrero de 2010

Camino

Huí en su momento de Camino, pese a todos los comentarios sobre la película y pese a triunfar con un porrón de premios, por temor a encontrarme con el mismo dramón de siempre que busca con ahinco y con desesperación la lágrima del espectador. Como la daban por la televisión sin anuncios ya no había excusa. Y me he encontrado precisamente con lo que esperaba, el dramón de turno aderezado con algunas escenas oníricas torpemente realizadas (se nota que no es lo de Fesser) y que en un momento dado parece repetir la estructura de la película durante muchísimos minutos: Nerea Camacho llora, Carme Elias suelta su rollo religioso y Mariano Venancio calla y guarda muchas cosas para él mismo. Luego se quedan padre e hija solos y existe complicidad entre ellos.




El problema de Camino es que pese a ser un dramón en toda regla, muchos personajes parecen estar muy caricaturizados para intentar contraponerse a su personaje principal, especialmente esto se nota en los compañeros de clase de la chica, y en todo el asunto de la obra de teatro. También las escenas paralelas con la hermana y su "superiora" que no parecen pintar nada, más allá de hacer una crítica torpemente trazada a esa institución que muchas veces parece solo buscar el dinero (como se muestra en la escena que Manuela Vellés comparte con su tía en la ficción). También el cura y en algunos momentos la madre no se escapan de esto. Fesser demuestra su poca mano para jugar con los personajes y lo deja todo a que las situaciones lo saquen del paso, a imponer la lagrimilla fácil al espectador con escenas que sobrepasan la sensiblería, a intentar mostrar el dolor de la chiquilla solo por puro morbo.




No todo es malo en Camino, pues a ratos, especialmente por parte de algunos de sus actores con Nerea Camacho y con Mariano Venancio a la cabeza, este último lo mejor de la película sin lugar a dudas, sí parece encontrar su punto, sí parece manejar con acierto algunas cosas del tema religioso, los sentimientos del padre y de la chiquilla que cree no merecer la enfermedad que tiene después de todo lo que ha rezado y ha querido al que supuestamente está ahí arriba, aunque todo eso fuera impuesto por su madre.
Puede ser que si Fesser se hubiera dejado de algunos rollos, de pensar en las reacciones del público en cada momento y se hubiera tirado realmente a la piscina para mostrar sin reparos todo ese dolor, para que las pesadillas de la chica hubieran sido realmente truculentas, para darle a todo lo que se ponga por delante y no dejar nada en pie, Camino hubiera sido una película tan terrible como hermosa.


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