sábado, 9 de abril de 2011

Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (spoilers)



Última película hasta el momento de Steven Spielberg antes de volver este año con dos películas, una de aventuras como es la adaptación que está realizando de Tintín más War Horse, el director se volvió a aliar con el siempre oportunista George Lucas y con Harrison Ford para revivir casi 20 años después al famoso arqueólogo con nombre de perro y ya de paso convertir la trilogía de Indiana Jones en una saga con más partes, teniendo en cuenta el atractivo que el personaje genera en el público más los nombres de las personas implicadas en el proyecto, no menos atractivos para el público. Una mezcla entre actores que ya estaban en la saga (Harrison Ford, Karen Allen), se les suma la inclusión de actores experimentados de sobrada solvencia (Ray Winstone, John Hurt) más una actriz actualmente muy respetada (Cate Blanchett), añadiendo uno de los actores que han salido ahora y al que aún le queda mucho por demostrar (Shia LaBeouf). La primera vez que vi la película, en el cine, tan solo me gustó el principio, los 20 minutos iniciales. El resto de la película se me hizo cuesta abajo hasta acabar agotado y perdido entre escenas triviales de aventuras y acción y su delirante argumento. Vamos, que no disfrute demasiado con ella. En esta revisión, sí me ha parecido una película decente y bastante entretenida. Aún así, todavía me parece que está un escalón por debajo de las expectativas que con ella había creado. Pero no es el bodrio que reclamé en su momento, ni muchísimo menos. Y antes de verla también revisé las tres primeras películas de la saga. No entro en comparaciones con ninguna de ellas porque sería demasiado injusto con esta cuarta película, son tiempos distintos para las películas de aventuras, ya que en los 80 el género vivió uno de sus mejores momentos mientras en la actualidad se tira más por la acción tosca pura y dura. Con todo eso, esta cuarta parte creo que es una película que gana con el tiempo. Quizá pueda llegar a apreciarla más dentro de unos años pero hoy me conformo con que la opinión negativa que tenía sobre ella se haya convertido en una positiva.




La película pronto te presenta sus cartas. Un principio vibrante y sobrecogedor te sumerge en la historia. Volvemos a ver al personaje 20 años después, con todos esos años pasados cargados sobre sus espaldas, junto a su nuevo compañero (Ray Winstone), con el que lleva colaborando durante unos años. También nos presentan a sus nuevos enemigos, los comunistas, liderados por una mujer que parece tener poderes especiales con su mente (Cate Blanchett). En ese inicio con varias persecuciones, donde vemos a Harrison Ford en plena forma, y con una gran explosión nuclear de fondo, Spielberg da lo mejor de sí mismo. Es su etapa de mayor madurez como director y la película se aprovecha de ello. Tras eso, llegamos a los minutos de mayor tranquilidad de la película, y casí diría que los únicos que posee. En estos minutos, entra en juego el personaje de LaBeouf y se inicia así su relación con Indiana Jones, repleta de altibajos para mostrar la química que existe entre ambos actores, antes de que sus personajes se acaben enterando que son padre e hijo. Probablemente también sean los minutos más flojos de la película, en los que más se notan las múltiples referencias que intenta poseer hacía algunas películas clásicas y sazonado con una persecución muy inferior a las otras que hay en la película. Por suerte, Indiana y el chico son retenidos por los comunistas varios minutos después y allí aparece de nuevo la resplandeciente Marion (Karen Allen), después de casi 30 años que ella apareciera en la primera película de la saga, más ese viejo loco que interpreta el bueno de John Hurt, que era quien estaba investigando todos los misterios de la calavera de cristal antes de Indiana. También queda más claro que la trama va a tirar por el tema de los alienigenas y lo de esos poderes que tiene el personaje de Cate Blanchett. Dos cosas que en el principio de la película ya estaban pero que a partir de este momento se hacen mucho más patentes quedando bien resueltas en estos minutos. Los personajes juegan más entre ellos con la aparición de Marion en pantalla y con el doble papel que juega Ray Winstone en la historia, siempre entre ese punto de aliado o enemigo sin dejar claro nunca cual de las dos cosas es más allá de ser una persona bastante codiciosa, la historia se hace aún más dinámica y se rellena con una persecución muy larga, intensa y muy bien realizada aunque, eso sí, con algún instante ridículo, más un par de escenas con desastres naturales y con Cate Blanchett descubriendo todos los secretos de la calavera de cristal y pagándolo caro.




Gran parte de los implicados en la película mostraron su descontento con el resultado final. Y no hablamos de gente sin peso en la película sino que el mismo Spielberg mostró su descontento como también lo han hecho Harrison Ford y, especialmente, Shia LaBeouf, para muchos el relevo de Ford en la saga. Creo que ellos mismos exageraron sobre el resultado final y se dejaron llevar, como ha hecho también cierta parte del público, yo incluído, por el descontento general que provocó la película. Pero con todos los problemas por los que ha pasado para ser realizada, por la que han pasado innumerables guionistas, cada uno con una versión distinta que no contentaban a los tres jefazos del proyecto (Spielberg, Lucas, Ford) pues tuvo que ser bastante complicado todo. El resultado final entusiasmó más a Lucas que otra cosa, los otros dos tan solo se limitaron a dar su visto bueno y a plasmarlo en pantalla con la mayor profesionalidad posible y con mucho sentido del humor. Con una quinta entrega prevista sobre el horizonte (aunque sin una fecha fijada por los incontables proyectos que tiene Spielberg para dirigir) en el que volvería Indiana con su nueva familia, esperemos que esta vez todos queden de acuerdo, no se apresuren y además de una película muy entretenida, nos ofrezcan esa magia que tienen las películas de esta saga y con las que cautivaron a toda una generación.


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