sábado, 5 de febrero de 2011

127 Hours (spoilers)



La nueva película del tándem formado por Danny Boyle y Simon Beaufoy, director y guionista de Slumdog Millionaire, pequeña película con la que triunfaron en todo el mundo ganando varios premios importantes, es una historia sencilla en la que se adentran en la historia real de un montañero que en su tiempo libre va a diferentes lugares a explorar y divertirse, sin avisar a nadie de donde pueden encontrarlo. Nunca me ha apasionado el cine de Danny Boyle ni el estilo del que hacen gala varias de sus películas, muchas veces me resulta agotador, aunque tiene películas como 28 días después o Millones que me gustan. También tiene algunas que me parecen sobrevaloradas como la archiconocida Trainspotting. 127 Hours está en un intermedio entre los dos grupos, y es que pese a los tics visuales del director que muestra en la película y que en determinados momentos parece que Danny Boyle te quiere sacar de la película, por suerte predomina la sencilla historia del muchacho gracias a su actor principal y su personaje, que se queda atrapado durante varios días y juega con ese suceso de manera correcta.




Poco le va a hacer falta tanto a Boyle como a Beaufoy para presentarnos a su personaje y como queda atrapado. Después de ayudar a dos guapas chicas que están perdidas, vemos como finalmente su brazo queda atrapado con una roca, que le sirve como torniquete para un brazo por el que ya nada corre. Además, ha quedado atrapado en un lugar en el que da poco el sol y que no es nada visible para la gente que pueda pasar por ese lugar. Aquí vemos como el personaje se preocupa por intentar sacar la piedra durante las primeras horas, pero lo único que consigue es encasquitarla más contra su brazo. Empiezan a pasar las horas y a mezclar fantasía y realidad y a recordar hechos pasados con su antigua novia o con sus padres. No estaría mal tratado si en esos momentos no quisiera destacar Danny Boyle con su cámara mareante que no resulta efectiva pero sí efectista y que es tremendamente innecesaria. Y es una pena porque hay alguna escena de mérito durante esos momentos que se van al traste por la forma en la que Boyle ha decidido mostrarlo. Por suerte, la película vuelve al chico con el brazo en la roca y como van pasando las horas y eso va afectando, también, a su cabeza hasta la decisiva escena en la que decide, con una navaja que no corta absolutamente nada, clavársela en el brazo y a base de giros y de muchísima fuerza porque esa navaja no tiene filo, cortarse el brazo atrapado.




Ya el final poco importa, el personaje ha conseguido escapar de ese infierno pero le ha costado muy caro. La película es incómoda pero intensa gracias a James Franco. Estoy muy seguro de que la película con otro actor se hubiera ido al traste. O al menos con un actor menos comprometido con el proyecto que tiene entre manos. James Franco es el que le saca las castañas del fuego a Danny Boyle, salva la película hasta el punto de convertirla en una cinta correcta. El actor está impresionante y hace la película suya, además de estar rodeado de un grupo de chicas muy guapas (Kate Mara, Amber Tamblyn, Lizzy Caplan y Clémence Poésy) que en papeles muy breves, alguna como Caplan aparecen unos escasos segundos, muestran su belleza pero no tienen tiempo para lucirse como actrices. 127 Hours es una película pequeña y sencilla. Boyle por su estilo visual está a punto de hundirla, pero es una película entretenida. Eso sí, jamás llega a ser maravillosa. Me parece muy superior a otras películas del mismo director. Lo cual, en mi opinión, tampoco es decir demasiado viendo las películas anteriores de Danny Boyle.


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