sábado, 31 de diciembre de 2011

Drive (spoilers)


Anteriormente a Drive había visto tres películas de Nicolas Windign Refn: Fear X, Bronson y Valhalla Rising. Y, salvo la última película citada, no me había entusiasmado demasiado el director danés, más bien me parecía un director con ciertos destellos pero que acababa cayendo bien en lo grotesco o en lo anodino. Quizá eso me pasa sobre todo con Bronson. Fear X es un thriller que tenía buena ambientación pero quizá su argumento y algunos recursos del director eran demasiado irregulares. Con Valhalla Rising pulió su estilo, lo hizo más reconocible y nos ofreció una película interesante pero igualmente irregular. Por eso Drive ha supuesto para mí una gran sorpresa, porque aún esperando algo bueno no esperaba que me fuera a gustar tanto. Y acabo por olvidar si es un cine más para las masas que sus anteriores películas. Es lo de menos.


Bajo el prisma de thriller setentero-ochentero, Nicolas Windign Refn pronto nos sumerge en la historia del conductor sin nombre que habla lo justo y necesario y que trabaja para otra gente pero siempre bajo sus propias reglas, que no va a incumplir por nadie. Una escena inicial que sirve como homenaje al thriller de antaño, con una persecución en la que vemos al conductor conocer cada recoveco de la ciudad, cada minúsculo rincón que tiene, sirve como un estupendo prólogo para contarnos la historia de ese conductor solitario que conoce a una mujer y a su hijo con los que no le importaría pasar el resto de la vida. El problema es que las circunstancias para que eso ocurra no son ni mucho menos idoneas. Aunque tanto por parte de la madre como del hijo, él se ve correspondido con ese mismo afecto que les demuestra.


El argumento se divide en tres grandes ramas: en primer lugar la de ese conductor con su jefe o mentor (o como se le quiera llamar al personaje interpretado por Bryan Cranston), un perdedor nato que llega a un acuerdo con un mafioso para participar en carreras, en segundo lugar está el enamoramiento entre el personaje del conductor y el de Irene, basándose en miradas, gestos, sonrisillas o diálogos intrascendentes, y en tercer lugar la de la vuelta del marido de la chica, un tipo que intenta dejar atrás su pasado criminal pero que debe demasiado dinero como para hacerlo y termina metiéndose en un embrollo junto al conductor. Director y guionista unen esas dos ramas en torno al personaje de Ryan Gosling de manera brillante.


A diferencia de otras películas del director danés, los golpes de violencia que tiene Drive no me parecen gratuitos sino necesarios. Son explicitos, crudos y contundentes, adaptándose muy bien en la trama criminal que nos cuenta y siendo parte del carácter del personaje de Gosling que no vemos hasta bien entrada la película, con la escena en la que el conductor primero amenaza a un tipo en el bar con que le deje en paz o más tarde cuando no duda en pegarle a una mujer (Christina Hendricks) para que le cuente lo que le está pasando porque si no lo va a pasar muy mal. Evidentemente tenemos la escena en el ascensor ante una acojonada Carey Mulligan como la más representativa de esto. Nicolas Windign Refn se ayuda de la imagen depurada y del tono sombrio de la ciudad ofreciéndonos una película que, aunque sea pausada, tiene sus escenas trepidantes y con ritmo y que, además, sabe paliar las lagunas de un guión mil veces visto además que, quizá, algunas historias sean demasiado precipitadas y necesitaran más minutos.


A uno nunca le acaba de importar eso porque la puesta en escena es tremenda, tanto a nivel visual como, finalmente, también a nivel narrativo. Cuando toda la violencia explota en Drive hacia el final, como si de una película de David Cronenberg se tratara, uno se deja llevar y lo único que espera es ver al conductor volver a casa junto a su vecina. Por otra parte, también he visto recientemente The Driver de Walter Hill, que recomiendo a quien no la haya visto, y tengo muy presente que tanto esa como aquella obra maestra titulada El silencio de un hombre de Jean-Pierre Melville han sido dos puntos de referencia para el director. Porque bebe muchísimo de ellas pero sabe colocarse a una distancia prudencial de ellas. En un año con varios refritos de películas de décadas anteriores -con Super 8 y Attack the block a la cabeza pero también, incluso, con El topo o Mildred Pierce- Drive se coloca en la cima porque no se queda solo en el homenaje, en coger las pautas de ese cine anterior, sino en ofrecernos algo que, sin ser nuevo ni diferente a aquello, es una película que recoge la nostalgia para hacer algo muy actual, que tiene su propia entidad como para funcionar por sí misma. También bebe del cine de Tarantino, algunos personajes parecen sacados de su cine -el más claro es Albert Brooks-, tiene algo de su estilo cool pero a la vez es como si el Refn hubiera prescindido del punto fuerte de Tarantino: sus diálogos. Y se le agradece.


Las interpretaciones de su reparto están muy bien, todos realizan un gran trabajo aunque por encima de todos destaca Bryan Cranston como ese perdedor cojo, ha crecido mucho desde la estimable-aunque tampoco me parece para tanto- Breaking Bad. Realmente con los minutos que tiene, hace que conozcamos a su personaje y el pasado que tuvo, a lo que ayuda su voz (en VOS, por favor, he visto la película doblada y pierde mucho) A su lado, Ryan Gosling compone un personaje que él hace creíble por todo lo que tiene que interiorizar en un principio para luego terminar por mostrarlo en pantalla en sus arrebatos de violencia. No es casualidad que en una llamada por teléfono al mafioso, casi por el final, le pregunte si conoce la historia del escorpión y la rana. Una metáfora clara de lo que es la película, en este caso con la rana refiriéndose al personaje del otro mafioso. Y tanto Albert Brooks como Ron Perlman tienen presencia y se dejan notar en muy pocos minutos. Carey Mulligan le da color a la película paseándose con su precioso y angelical rostro junto a su hijo, hace que veamos como normal que el conductor deje atrás su coraza y se enamore de ella, es importante para hacer creíble la parte más romántica de la película, que en una película como ésta podría haber cojeado. Y, por último, Oscar Isaac cumple en su papel de marido de Carey, por suerte no nos lo presentan como el típico chulo de turno sino como alguien que quiere a su familia y que se ve obligado a hacer lo que hace para saldar una deuda, mientras que Christina Hendricks está en un rol secundario pero clave en la historia, saliendo muy guapa. Y no podemos olvidar a la que es la gran protagonista de la película: la ciudad de Los Ángeles, que destaca sobre todo cuando aparece iluminada de noche mientras escuchamos esa fantástica banda sonora compuesta por Cliff Martinez. Homenaje puro y duro a David Lynch en el retrato de la ciudad.


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