domingo, 18 de diciembre de 2011

Misión Imposible: Protocolo Fantasma (spoilers)

A falta de volver a echarle un vistazo a la segunda parte que para muchos es la peor de la saga, debo decir que Misión Imposible es una saga que, cuanto menos, proporciona al público lo que este quiere. Y la habilidad de Tom Cruise a la hora de seleccionar directores para la saga ha sido determinante para que haya mantenido un buen nivel. Primero fue Brian de Palma, director de muchísimos recursos, que nos entregó un depurado ejercicio de estilo, para más tarde contratar a John Woo y convertir la segunda parte en puro espectáculo adrenalítico y, en la tercera parte, escoger a J. J. Abrams, también productor de la cuarta parte, para intentar adentrarse en la vida de Ethan Hunt, en un terreno más personal del famoso agente sin olvidar de cumplir sus misiones imposibles. En esta cuarta parte le toca el turno a Brad Bird, en su primera película lejos de la animación (responsable de algunas de las mejores temporadas de Los Simpson y director habitual de Pixar), e intenta mezclar las tres películas, quizá recordando mucho más a la primera parte y olvidando en un principio lo referente a la tercera, que más tarde, en el último tramo de película, aparece y con fuerza.

Eso era una de las cosas que más quería ver de Misión Imposible: Protocolo Fantasma, el ver como Brad Bird se desenvolvía lejos de la animación. Tras ver la película, puedo decir que la película está dirigida con mucho oficio, es todo lo que se podía esperar de una película de la saga pero a la que quizá le falte algo de personalidad en la dirección, da la impresión que cualquier otro director podría haber obtenido un resultado similar. La trama de la película es sencilla y es lo suficientemente inteligente para introducir nuevos personajes -como el de Jeremy Renner pese al pasado del personaje, que, en mi opinión, sobra- y para cambiar de un escenario a otro -de Rusia a India pasando por Dubái-, todo va muy rápido. Quizá ha heredado un poco el estilo del cine de acción actual, del Jason Bourne o del James Bond de Daniel Craig, pero tiene escenas espectaculares.


Y son espectaculares porque Tom Cruise lo da todo para que sea así. Puede ser mejor o peor actor, caer bien o mal pero desde luego su compromiso con la saga es muy elevado. Quizá han querido dar más minutos a otros personajes, pero él sigue siendo el protagonista indiscutible de la saga pese a los rumores que hablaban de Jeremy Renner como sucesor suyo en la saga. Tras verla le concibo más como ayudante de Ethan Hunt que como su reemplazo. Que la escena de Dubai en el edificio es espectacular o la siguiente persecución sea también impresionante es debido a, en primer lugar, la gran planificación que hace Bird y su equipo y luego a la entrega de Cruise. La película utiliza un par de gadgets que tienen su punto y en los que además se ve involucrado de manera directa el personaje de Simon Pegg, con sus habituales aunque más controlados golpes de humor, lo que es de agradecer. La película además tiene una escena que realmente está muy bien y es la de las reuniones simultáneas en las dos habitaciones del hotel, haciéndose pasar por otros. Tiene su punto el ver como se va desarrollando las reuniones en ambas habitaciones, las miradas tensas entre ellos y la resolución de la parte de Léa Seydoux, Tom Cruise y Jeremy Renner.

Quizá le puedo achacar el sentimentalismo innecesario de la parte final de la historia, todo lo que corresponde a la historia de la parte de la esposa de Hunt. Supongo que el único aliciente que tiene eso es poder disfrutar de Michelle Monaghan, tan guapa como siempre, al final, algo que en parte lo justifica aunque sea completamente innecesario. No veo necesario el ver cuanto ha tenido que arriesgar Ethan Hunt para llevar la vida que lleva. Lo soluciona todo Brad Bird con el último plano, descomunal. Quizá también le falta unos villanos con más carisma, sobre todo teniendo en cuenta que hemos pasado del personaje de Philip Seymour Hoffman en la tercera parte, que realmente parecía que podía hacerle mucho daño a Ethan Hunt, a una Léa Seydoux, que hace de villana secundaria y está algo desaprovechada pese a esa pelea de gatas con Paula Patton y a Michael Nyqvist, que realmente no consigue que dudemos que el grupo de Ethan Hunt no va a cumplir su objetivo. Fallos que resultan perdonables por lo entretenida que resulta la película y lo bien hecha que está. Pero con algo más de personalidad en la dirección y mejorando esto último, podríamos estar hablando, al menos para mí, de una gran película. Pero para pasar un gran rato en el cine queda recomendada.

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