domingo, 24 de enero de 2010

Nine

Con su última película, Rob Marshall regresa al musical tras Chicago y después de ese pequeño descanso que se tomó tras dirigir la adaptación de Memorias de una geisha. Para ello se ha reunido con un conocido reparto encabezado por Daniel Day-Lewis en el segundo papel heredado en este año en Hollywood de Marcello Mastroianni tras el de Robert de Niro en Todos están bien. Y es sorprendente que precisamente un director como Rob Marshall falle en lo que mejor sabe realizar: las escenas de los números musicales. Casi todas tienen poca fuerza y tan solo un par de dichas escenas se salvan de una película que funciona mucho mejor cuando se ciñe a la depresión de Guido y a seguir la maravillosa historia que Fellini creó hace casi 50 años. La diferencia entre Marshall y Fellini está en el riesgo, Marshall no arriesga nada, Fellini sí, su película era onírica, contenía toques surrealistas y jugaba muy bien con los elementos que poseía. Se notaba que Guido era él mismo. Nine tiene detalles, pero nunca llega al nivel de . Tampoco es su propósito.




Quizá un grave problema sea que se han escogido actores y actrices que no saben cantar, algunos de ellos se esfuerzan por sacarlos adelante (el mismo Daniel Day-Lewis o Judi Dench), Penélope Cruz se tiene que escudar en su físico ante un número lamentable y el de Sophia Loren tiene poquita cosa. Y a las que saben cantar tampoco les va mucho mejor: el número de Nicole Kidman o el primer tema de Marion Cotillard son realmente flojos. El de Fergie no está mal, también apoyado por una de las canciones más conocidas de la película. Son el ya conocido número de una guapísima Kate Hudson, que Marshall saca lo mejor de ella en un papel muy breve, normalmente mucho metraje de Kate Hudson puede resultar insoportable pero apareciendo 5 minutos es como mejor funciona, y el segundo de Cotillard, la mejor de la película, los que merecen la pena. Eso es junto con la pareja Daniel Day-Lewis-Judi Dench sumado a la historia de Fellini, lo que mantienen a flote la película, junto a alguna escena bien filmada por Marshall. Quizá insuficiente para el espectáculo que se preveía.




Y es una pena porque ves ese inicio en blanco y negro de Day-Lewis hablando de cine en una rueda de prensa y todo parece intuir que estás ante una película maravillosa, luego nos presenta al genio en declive y sigue manteniendo el nivel pero en cuanto tira de los números todo se va cuesta abajo. Aún así resulta interesante, entretenida y fácil de ver. Pero decepciona un poco por lo que podría haber sido. Pero me parece, de lejos, la mejor película que ha filmado hasta el momento Rob Marshall, muy lejos, de sus dos anteriores y sobrevaloradas películas. El problema es que hubiera sido de esta película sin la historia de Fellini. Probablemente sería mucha menos cosa de lo que finalmente es y no merecería la pena gastar el tiempo. Incluso tal como ha quedado finalmente Nine, siempre será mucho más recomendable ver y pasar de largo de la película que nos ocupa, sin darle la oportunidad siquiera.


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