viernes, 15 de julio de 2011

The Wire (spoilers)



Durante 5 temporadas con The wire más que una serie sobre drogas y narcotráfico, sobre policias y camellos y sobre negros y blancos, he visto una serie sobre una ciudad, en este caso la serie se desarrolla en Baltimore. Y es lo que engrandece aún más a la serie creada por David Simon, han intentado hablar sobre todo, sin dejar ningún cabo suelto y lo han hecho siempre de manera admirable. Ya sea tratando los barrios bajos, las drogas y la policía en todas sus temporadas, los muelles en la segunda temporada, los políticos, especialmente con la entrada de Carcetti durante la tercera temporada, las escuelas en la cuarta con ese grupo de niños y el periodismo en la quinta. No han dejado titere con cabeza y cuando han tenido que mezclar varias de esas cosas lo han sabido llevar de manera sobresaliente, no cayendo en lo fácil o gratuito nunca, siendo creíbles siempre. Y mantener tan alto el listón durante 60 capítulos es algo extremadamente difícil que David Simon y su equipo parecen haber conseguido con suma facilidad.




Hemos conocido durante la serie a muchos personajes con sus luces y con sus sombras, ansiosos por cumplir sus deseos personales pero siempre dándose de bruces contra ese duro muro llamado realidad. Desde ese McNulty dispuesto a todo para estar en la lucha contra la droga, siendo movido de unidad cada dos por tres, y sin importarle demasiado la legalidad de sus métodos, al siempre tranquilo Lester Freamon, pero también dispuesto a cualquier cosa que se contrapone a otra gente que prefiere trabajar siempre dentro de lo que consideran legal y justo como Bunk o Daniels, que antaño tuvo movidas de corrupción. Y eso dentro de la policía, porque también vemos gente muy parecida a ellos dentro de la política, de los puertos y de los periódicos. Siempre fascinantes resultan los enfrentamientos entre personajes: ese duelo entre McNulty y Stringer Bell al que se suma Avon, ese pulso de Prez en las escuelas por intentar ser justo dentro de un entorno injusto que simplemente se limita a enseñar bastante poco a los chicos, a los continuos experimentos de Colvin, siempre enfrentándose contra todo y todos, a ese pulso final de McNulty, solo apoyado por Lester, contra la banda de Marlo y, sobre todo, contra su amigo y compañero Bunk, que no ve con buenos ojos todo el tinglado que ha montado Jimmy y que lo puede llevar a perder su trabajo como policía e incluso a algo mucho peor, pues está cometiendo un delito muy grave a través de la manipulación de su caso, solo para disponer de los medios necesarios para seguir su lucha contra la droga y atrapar a Marlo. Y por no mencionar que por el medio anda metido un periodista muy parecido a él, por no decir casi idéntico, aunque sin las motivaciones de Jimmy. Y ese respiro que siempre dieron esa pareja estupenda que forman Herc y Carver. O la que formó Omar con el hermano Mouzone. Esas son algunas de las tramas, siempre fascinantes, pero no las únicas.




Esa regularidad mostrada durante sus cinco temporadas, con poquísimos baches, se debe a la sólidez a la hora de tejer los guiones, de hacer creíbles a sus personajes y las acciones que realizan sean más o menos increíbles y seleccionar a directores que han sabido trasladar a pantalla lo escrito sin perder un ápice de calidad. Entre cual es la mejor y cual es la peor temporada, la cosa está difícil. Probablemente muchos consideren la segunda temporada como la peor y quizá lo sea por el alto nivel de las demás temporadas, aunque a mí me atrae bastante toda esa trama con los griegos y los puertos. Quizá, la tercera temporada sea la más inspirada, la que está medio peldaño por encima de las demás por intensidad, por las relaciones entre los personajes, por Hamsterdam y por su final. El caso es que tampoco importa cual es la mejor y cual es la peor, con The Wire uno solo debe sentarse y disfrutar. Era difícil superar a Los Soprano pero creo que The Wire lo consiguió.


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