sábado, 24 de marzo de 2012

Extremely Loud and Incredibly Close (Tan fuerte, tan cerca) (spoilers)

Es difícil hablar de una película como Extremely Loud and Incredibly Close (Tan fuerte, tan cerca en España). Sobre todo porque mi opinión de la película dista mucho de ser buena, es más, todo lo contrario, me ha parecido una película detestable y lo peor que se ha dirigido en el 2011. Y es duro porque aunque no esperaba una gran película, creo que su director, Stephen Daldry, es un tipo con la suficiente habilidad para superar todo el componente lacrimógeno de su cine y hacer películas sensibles. Creo que lo consiguió medianamente bien con Billy Elliot y Las horas, mientras que The Reader era una película que no me gustó demasiado pero que tenía cosas buenas. Pero Extremely Loud and Incredibly Close se convierte, por méritos propios, en su peor película. Y con muchísima diferencia.

Y es que es una película que me parece muy mala en casi todos los aspectos. En primer lugar en la dirección de Daldry. Y es que el director no consigue en ningún momento hacerse con la película y termina por intentar manipular al espectador a través de la acumulación de dramatismo. Y es que hay escenas que no aportan nada o que solo están ahí como recurso pueril -la última conversación entre Bullock y Hanks por teléfono mientras está sucediendo el atentado-.

Por no hablar de momentos tan delirantes que dan vergüenza ajena -esa marcha de Max Von Sydow en taxi con el niño en la calle o el anterior momento en la casa del crío con esos dos mismos personajes-. Eso por no hablar de personajes que no aportan nada -John Goodman e incluso diría que el de Viola Davis tampoco es que aporte demasiado más allá de ser la ex-mujer de un personaje que sí- o de los que están desaprovechados -Sandra Bullock-. Y cuando consigue una buena escena -la larga conversación entre Jeffrey Wright y el niño- termina por adornarlo con un flashback. Uno que es innecesario y horrible, que te pone de mal humor.

Pero aún peor que todo eso es el personaje del niño. Y aún más detestable que el personaje de ese niño es la actuación de Thomas Horn. Si la película sin ese actor ya sería mala, con él ya me parece nefasta. Porque, quizá, lo único bueno que puede decirse de él es que Tom Hanks no está mucho mejor pero al menos a Tom Hanks no hay que aguantarle en pantalla el 99% de las escenas de la película. Al chico sí y realiza una actuación horrible, que uno espera que sea lo último que haga en toda su vida. A mí me pone muy nervioso, tanto en las escenas en que quizá busque esto como en las que no, en aquellas en las que simplemente intenta emocionarte. Nunca lo consigue. Y los demás actores tampoco es que estén bien pero porque tampoco tienen material con el que trabajar. Jeffrey Wright y Max Von Sydow, pese al personaje de este último, son lo más salvable.

Lo único que acabas pensando en ella es que acabas de ver una de las obras más sensibleras que se han realizado. Que es una película que va en busca de nominaciones a premios de forma pueril, que no hay más en ella que sentimentalismo barato con escenas forzadas. Y que la búsqueda de esa cerradura que pueda ser abierta por la llave que tiene el niño acaba por darte igual. Eso no tiene porque ser malo sino se extendiera a la película en general. Pero a la misma historia le acaba por dar igual eso porque prefiere seguir por otros derroteros. Es una de las películas más falsas que he visto en mucho tiempo. Sabía que algo de eso te podrías encontrar siendo Stephen Daldry el director pero no esperaba que fuera hasta tal punto.

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