domingo, 23 de mayo de 2010

La guerra de los mundos (2005) - Spoilers



Reconozco que la primera vez que la vi, el día de su estreno en cines, la película dirigida por Steven Spielberg me dejó a medias. Quizá porque me pilló en los años en que más manía le cogí al director, o porque potencié en exceso sus defectos a los que sumé otras cosas que ni mucho menos eran defectos. El hecho es que varios años después, al revisarla de nuevo, esta vez en DVD y no en el cine, me ha parecido una película inmensa, en casi todos los aspectos. No solo uno de los puntos altos del director en la década pasada, junto a la increíble Minority Report, IA y Munich, sino que también una de las grandes obras de Spielberg en toda su trayectoria. Y es que esta versión de La guerra de los mundos tiene todo lo que se le puede pedir a una gran producción: algo más que un simple entretenimiento, que no te la sacas de la cabeza medio minuto después de verla. Algo que hoy en día, en estas películas, escasea. Spielberg sabe como hacerlo, y aunque en ocasiones sea algo irregular, cuando quiere sorprender al espectador, es capaz de conseguirlo por su increíble puesta en escena.




Pero La guerra de los mundos no es solo una gran puesta en escena. También se percibe la gran capacidad de Spielberg en el hilo narrativo. La trama la lleva con una facilidad pasmosa, desarrollando eficazmente y con muy poquito a los personajes desde su inicio y haciendo absolutamente creíble y muy humana toda la invasión. La guerra de los mundos es un relato de supervivencia muy eficaz, con cierto aire al cine clásico, un cuento macabro y muy adulto, con escenas que cortan la respiración. Y es que aparte de ser una película de ciencia-ficción, otra de las cosas que mejor maneja Spielberg en la película es el terror. El terror que llega no solo de los extraterrestres que intentan invadir la tierra, sino de los enfrentamientos entre los propios humanos. En ese sentido, representativas son las escenas en el sótano con Tim Robbins, escalofriante el momento en que Dakota se tapa los oídos y comienza a cantar mientras Tom Cruise decide ir a por Tim, y el momento en la carretera en que les quitan el coche. La tensión que maneja durante toda su película es escalofriante, no podría ser menos, retratando una película que nos cuenta semejante tema. Es algo que le falta al cine actual y Spielberg lo trata a la perfección. Ese tono oscuro, grisáceo en las escenas de día le da un tono macabro a su obra que le hace sumar puntos. Quizá se le pueda achacar algún defectillo que otro que Spielberg hereda de sus anteriores obras, que suele ser característico en su cine, como que el hijo sobreviva al final de la película, se comprende pero le hubiera dado un toque más trágico y creíble al final si hubiera muerto. Aún así, no va más allá de un par de detalles que no acaban enturbiando el resultado final de la película.




En La guerra de los mundos el manejo de la cámara que hace Spielberg es increíble. A la hora de seguir la vibrante acción, los ataques, y a la hora de mostrar primeros planos de la asustada cara de Dakota. A nivel visual es espectacular y es una película muy entretenida pero, por suerte, Spielberg nos ofrece algo más que eso. Una película muy recomendable, como un cuento cruel y oscuro. Ya veremos lo que le depara el futuro al director, esperemos que le vaya bien con la adaptación de Tintín y con sus otros proyectos, y que se ponga las pilas si decide hacer la quinta entrega de Indiana Jones, después de la lamentable y muy olvídable cuarta película de la saga, un homenaje rancio y vulgar al cine de aventuras y a tan icónico personaje.


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