jueves, 5 de agosto de 2010

Una historia de violencia (con spoilers)



Formidable adaptación del director canadiense David Cronenberg de la novela gráfica de John Wagner y Vince Locke en la que disecciona admirablemente en la personalidad de un tipo llamado Joey Cusack (Viggo Mortensen), que adopta la personalidad de Tom Stall, al que su pasado le vuelve en forma de un grupo de criminales liderados por Carl Fogarty, interpretado Ed Harris, con cuentas pendientes que arreglar por como le dejó el ojo y tuvo que huir con el riesgo de que su propio hermano le pegara un tiro. Todo eso después de vivir en paz y armonía durante varios años y de haber podido guardar bajo llave a la bestia parda que lleva dentro durante mucho tiempo y que en su juventud salía a relucir bastante a menudo. La ha podido esconder muy dentro de sí mismo gracias a que ha encontrado a una mujer de la que está profundamente enamorado y es correspondido y a que ha podido formar una familia con ella y, por ello, se produjo ese cambio de Joey a Tom.





La película me resulta tremendamente fascinante por como reacciona toda la familia tras el primer incidente en el bar con los dos asesinos y posteriormente tras la aparición de la banda de Carl. Lo que en un principio se torna como cierta admiración hacía Tom por su actuación heroica, pronto se desarrollan sentimientos diferentes. Su hijo, que hasta ese momento había sido un calzonazos en toda regla, empieza a solucionar sus problemas como su padre, su mujer empieza a dudar de él en un sentimiento mezclado entre la frustración, la decepción y, por supuesto, la pasión y la hija es el polo opuesto a todos ellos, que representa la pureza, la inocencia de la chiquilla que no se ha manchado las manos de sangre aún. Impresionante el plano final poniendo el plato de su padre en la mesa como si nada hubiera pasado mientras su padre, su madre y su hermano se quedan mirándose.





David Cronenberg dirige con fuerte personalidad, a base de planos de una fuerza brutal, mostrando la determinación de su personaje principal. Quizá Joey Cusack no sea el más hijo de puta de todos aunque lo es bastante, ni el más rápido, ni el más fuerte, pero es el que menos dudas tiene cuando debe tomar una decisión arriesgada como la de matar a su propio hermano, Richie (William Hurt), sin titubear ni un solo segundo. Todo está mostrado con una garra brutal, siendo sutil en varios momentos y siendo explicito cuando la película lo requiere. La mezcla no desentona y hace que la película suba enteros y se pueda disfrutar en todos los sentidos. El ritmo lento se adecua a la historia y Cronenberg no deja tan atrás su estilo propio pese a ser un claro paso hacía otro lugar en la filmografía del director. Incluso yo mismo que critiqué el final y a William Hurt, la parte en la casa en la que el personaje de Viggo Mortensen se carga a toda la banda de su hermano, me ha parecido tremendamente sugerente y brutal, de una belleza poco vista en el cine actual. Una de las mejores películas de la década pasada y mi favorita del director.


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